Otra vez los migrantes
¬ Augusto Corro miércoles 17, Oct 2018Punto por punto
Augusto Corro
La historia de las migraciones se repite en países centroamericanos. Esta vez más de mil hondureños pretenden llegar a Estados Unidos. Las razones para huir de su lugar de origen se encuentran relacionadas con la pobreza y la violencia.
Iniciaron la marcha desde a Tegucigalpa, Honduras, más de mil personas. La caminata se inició luego de que el vicepresidente estadounidense, Mike Pence, demandara a los mandatarios de Honduras, Guatemala y El Salvador frenar la migración en masa, la corrupción y la violencia.
Es petición a los gobiernos difícilmente tendrá una respuesta satisfactoria, porque la problemática social en los países tercermundistas no se terminarán con los discursos. Las autoridades regionales viven en mundos diferentes, muy lejos de solucionar los conflictos que surgen diariamente.
En la crisis migratoria de los diferentes países latinoamericanos, México también cumple con su cuota. Miles de compatriotas también van a Estados Unidos (EU) con el fin de realizar el “sueño americano”.
Claro a esa situación compleja se le agrega el hecho de que nuestro país se convirtió en un paso obligatorio para los miles de migrantes que se dirigen a EU y que son expuestos a un sinnúmero de peligros. Las mismas policías mexicanas y las bandas de delincuentes se encargan de obstaculizar su camino.
En este espacio comentamos en otras ocasiones que la solución al conflicto migratorio se encuentra en la participación de todos los países implicados, tanto de los que salen las caravanas, como de aquellos por los que pasan o tienen como etapa final.
Los gobiernos deben entender que no es la persecución de los migrantes, con papeles o sin ellos, lo que llevará a erradicar el problema. En los países centroamericanos crece la pobreza y la violencia, sin el interés de los gobiernos locales para terminar con esas fenómenos sociales que nadie puede controlar, menos erradicar.
A la anterior situación debe sumarse la amenaza del presidente Donald Trump, quien amenazó a su homólogo hondureño, Juan Orlando Hernández, con suspenderle la ayuda económica si no detiene la caravana migrante que se dirige a la frontera sur estadounidense.
El mandatario Trump escribió en su cuenta de Twitter lo siguiente: “De manera enérgica, Estados Unidos ha informado al presidente de Honduras que, si una caravana grande de personas se dirige a los Estados Unidos y no es detenida y regresada a Honduras, no se les dará más ayuda monetaria; haciéndolo efectivo inmediatamente”. Por su parte, las autoridades mexicanas informaron que se encuentran dispuestas a frenar el ingreso a miembros de la caravana de migrantes hondureños que buscan llegar a EU, si no cumplen las leyes migratorias.
EL SILENCIO VALE ORO
El secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, perdió la oportunidad de guardar silencio. En su comparecencia ante los legisladores dijo que “los pobres no comen gasolina. Comen tortilla, pollo, leche, huevo”.
El funcionario se refirió de esa manera que quiso darle el tono de simplista a la constante elevación en los precios de gasolina. Resulta que precisamente son esas alzas en el combustible los que mueven al alza los artículos de consumo básico.
¿Sabrá realmente el titular de la Secretaría de Economía cuánto cuesta un kilo de tortilla, una pieza de pan o un viaje en taxi? El “experimentado” secretario debe saber que el precio de la gasolina impactó la inflación hasta subirla a 5 por ciento.
Quizás a los ricos no preocupe que la canasta básica se encuentre por las nubes. Ellos no lo resienten. Lo que piense ese sector privilegiado no es lo mismo para las clases de escasos recursos económicos, quienes, debido, entre otras cosas, a las alzas en la gasolina, su poder adquisitivo se reduce constantemente. Las desafortunadas palabras de Guajardo nos llevan a pensar que las autoridades y el partido político que los llevó al poder siempre fueron insensibles a la realidad de millones de mexicanos que viven en la pobreza.
El gobierno y sus funcionarios nunca entendieron que el abuso en los precios de las gasolinas poco a poco construyó su derrota. No alcanzaron a captar que millones de electores tuvieron la oportunidad de echarlos del poder y no lo pensaron dos veces.
A mes y medio del cambio de gobierno, los funcionarios priístas tendrán tiempo suficiente para analizar sus errores que son muchos, uno de ellos la indolencia.