Aeropuerto sin corrupción
Freddy Sánchez martes 16, Oct 2018Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Llegó el momento…
Para los muchos o pocos que deseen atender a la vitoreada consulta popular que decidirá el futuro de la terminal aérea en construcción actualmente en la Ciudad de México.
Una magnificente obra que parecería de “rematadamente locos” suspender cuando su desarrollo está más que avanzado, aunque el más elemental sentido común aconseje otra cosa.
La imperiosa necesidad de parar lo que sería un negocio multimillonario a favor de los ricos más ricos de México.
Eso, naturalmente, de continuar sin modificaciones importantes con miras de interés social, lo que será mucho más que un aeropuerto, a fin de convertirse en una zona de amplio y altamente costoso desarrollo urbano con opciones de vivienda, comercios y negocios, cuyos nuevos dueños de los terrenos zonales y futuros grandes inmuebles privados, serán los que más se beneficien.
Y por lo mismo, valdría la pena ponderar si en verdad debe uno defender, lo que no pocos festejan estruendosamente respecto a que se estarán abriendo grandes puertas para el flujo de pasajeros aéreos dedicados a los negocios en toda América y Europa, a cambio de miles de empleos, que seguramente estarían tan mal pagados como siempre.
Pero, además, con el agravante de que en el proyecto del aeropuerto en construcción, se consideraron erogaciones públicas sumamente costosas, en materia de vías de comunicación y servicios urbanos que faciliten la operación de la nueva zona oriente de la ciudad con características similares a Santa fe en donde el tiempo vino a demostrar que mientras algunos cuantos hacen grandes negocios con sus propiedades, la gente sufre de las consecuencias de carecer de múltiples apoyos institucionales, destinados a resolver problemáticas urbanas surgidas por malas planeaciones de crecimiento en terrenos propiedad de adinerados influyentes.
De modo que los paganos de tales desastres contra el bienestar de la colectividad, se encuentran primordialmente en lo que aún solemos catalogar como la clase media y el sector popular, aunque habría que aclarar que en sus distintas expresiones, modalidades y niveles, considerando los distintos estratos sociales que se observan actualmente en esos dos sectores poblacionales.
De ahí la incertidumbre de lo que sucederá con la consulta.
Y es que de influir en los sondeos de opinión social la idea que algunos han querido difundir catalogando el aeropuerto en construcción de un “baquetazo para millonarios”, nada extraño será un contundente rechazo a la continuación de la obra.
Claro que de suspenderse los trabajos constructivos, sean cuales fueren las secuelas de ello, tanto en cuestión de economía, imagen internacional del país y futuras relaciones con los grandes empresarios nacionales y extranjeros, lógicamente una decisión en tal sentido no sería la más adecuada.
Y mucho menos, si la consulta aprueba la continuación de la terminal aérea en construcción, y esto propicia que se deje a voluntad de los inversionistas privados seguir haciendo lo que desde un principio se propusieron, sin verse en la necesidad de adoptar cambios que amplíen los beneficios para la comunidad en general y reduzcan sustancialmente el gasto público en apoyo a la obra en construcción.
Para tal fin habría que sentarse a dialogar con los dueños de los inmuebles a construirse en la zona oriente de la ciudad que será objeto de trasformación con la operación del aeropuerto en construcción actualmente, a fin de dos cosas: que de su peculio inviertan en obras de apoyo para evitar impactos ambientales nocivos y adopten una política salarial y de prestaciones laborales que sea un ejemplo a seguir en el país.
O sea que con los cambios necesarios todos podamos constatar la edificación de un gran aeropuerto sin corrupción.