La catástrofe global del 2030
Alberto Vieyra G. martes 9, Oct 2018De pe a pa
Alberto Vieyra G.
El planeta tierra, la casa común de más de 7 mil millones de personas, está convertido en una bomba de tiempo que podría provocar antes o después del 2030 una catástrofe global.
Noventa y un científicos de la ONU de más de 40 naciones lanzaron el pasado fin de semana un auténtico SOS para que la humanidad, pero especialmente el mundo industrializado, entienda y concientice lo más pronto posible para hoy, hoy, que el CALENTAMIENTO GLOBAL está a punto de provocar una catástrofe universal.
Sí, el destino ya nos alcanzó. Hemos contaminado inmisericordemente nuestra casa común.
Los mares están convertidos en gigantescos basureros, principalmente de plásticos que amenazan con la extinción de cientos de especies marinas, los arrecifes de coral desaparecen peligrosamente, los ríos que hasta hace unos años eran cristalinos, hoy, son pestilentes y mortíferas aguas negras, los polos de la tierra se están derritiendo agigantadamente, más de mil cien millones de automotores que hay en el mundo lanzan a la atmósfera todos los días millones y millones de mortales partículas, entre ellos más de dieciocho mil aviones comerciales y sin faltar la flota aérea para fines estratégicos de las naciones que cuentan con ejércitos en el mundo están provocando que la temperatura global alcance ya hasta 2°C. Y los científicos advierten: “Que, si esa temperatura alcanza los 3°C, la hecatombe de la humanidad podría producirse antes o poco después del 2030”.
La ciencia tiene razón sobre el peligro real que se cierne sobre la tierra y vale la pena preguntarnos:
¿Qué tanto contaminamos diariamente con nuestro automóvil o qué tanto contaminamos, tirando basura en las calles, parques, carreteras y pueblos?
¿Qué tanto contaminan a los ecosistemas las industrias que lanzan sus residuos tóxicos a los ríos?
Este es un punto medular que en naciones industrializadas como China, Estados Unidos y el Brasil las tres principales naciones contaminadoras del planeta se niegan a reducir sus emisiones contaminantes de dióxido de carbono (CO2).
Estados Unidos, por ejemplo, a través del demente güero loco, Donald Trump, decidió hace dos años retirarse del Acuerdo de París sobre el cambio climático que obliga a las naciones más cochinonas del orbe a bajarle a ser menos puercas, aunque el término suene mal. Dicen allá en mi tierra que: “La verdad incómoda, pero no peca”
Sabía usted que, quienes tiran embaces de refrescos o plásticos al aire libre están contaminando por 200 años y que quien tira una llanta, contamina por 400 años, y que quienes tiran baterías y pilas contaminan los mantos acuíferos con cadmio y otras sustancias mortales y que quien tira una colilla de cigarrillo a la vía pública contamina durante 2 años amen de provocar inundaciones por taponamiento de los drenajes.
¿Esperamos ver nuestro planeta convertido en un gigantesco desierto sin alimentos, ni mucho menos agua?
¿Qué tanto estamos dispuestos los seres humanos a evitar la catástrofe que viene?…
Vale la pena que reflexionemos, porque como decían mis mayores, “No es lo mismo un ser humano, que ser un humano”.