Sí a las drogas
Freddy Sánchez martes 9, Oct 2018Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Ahora sí: que se acaben los feos. Esos terribles trances en familia. Las relaciones conflictivas, los endeudamientos que “matan”, la falta de empleo, los engaños, las decepciones y todo lo feo que la vida suele reservarnos algunas veces.
Y es que la solución está en camino: drogarse y ponerse a “viajar”, olvidándose de todo lo demás.
Bueno, claro que eso dependerá de la nueva política gubernamental en cuanto al consumo de las drogas, una vez que en noviembre próximo comience a develarse lo que hará el gobierno de Andrés Manuel.
Al respecto cabe decir que sobre lo dicho en campaña y recientemente reiterado: “¡no se descarta nada ¡”.
Quizá algo incómodo y hasta escalofriante para ciertos criterios sociales, pero a la vez razonable en función de una cosa: nadie puede catalogar de absurdo lo que no se ha intentado, mientras que casi todo lo que se ha hecho contra el consumo de los sicotrópicos ha resultado en un fracaso tras otro.
Así que si en la novedad pudiera lograrse algo menos malo de lo que ahora representa a nivel nacional el tráfico de enervantes y su consumo entre la población abierta, especialmente jóvenes e incluso niños, valdría la pena dar la oportunidad a un cambio, siempre que no se sustente en reformas legales creadas a “tontas y a locas”.
Facilitar las posibilidades de consumo de ciertas drogas, (que no de todas lo que sería descabellado), a fin de atender necesidades curativas y de esparcimiento, podría funcionar en bien de la comunidad siempre que se aprueben acciones legales para la prevención y rehabilitación de drogadictos cuyos consumos de plano les han robado una vida saludable y civilizada.
Por lo mismo, cualquier afán de aprobar el consumo, tanto como el cultivo y la venta de la mariguana, además de otras drogas, no debe omitir disposiciones de ley perfectamente claras para identificar y regular la conducta de proveedores y clientes del consumo sicotrópico.
Convendrá que la autorización para cultivar, trasportar y comercializar drogas de cierta clase, primero reciba la certificación médica oficial de que no se trata de sustancias mucho más perjudiciales a la salud como lo provoca el consumo excesivo del alcohol y los cigarros.
Dos ejemplos de ingestión legal de sustancias que quizá jamás debieron aprobarse para su producción y venta, dado los efectos comprobadamente nocivos que causan entre millones de consumidores de tales productos, pero que el mayor daño a la salud se deriva de la falta de acciones institucionales para orientar a los consumidores sobre los riesgos de las adiciones.
Las cuales, no sólo conllevan la degradación de la vida y el deterioro de la salud mental y física de un sinnúmero de adictos, sino gastos institucionales pagados con el dinero de los impuestos, que obviamente, se traduce en mermas en la suficiencia y la calidad de diversos bienes y servicios demandados por la colectividad.
Podría decirse que lo mismo sucede con la comida “chatarra” que legalmente se comercia en territorio nacional, ocasionando graves problemas de salud pública con el incremento fuera de todo control de enfermedades como la diabetes, pero en tanto no haya leyes para compensar esos males, no se puede culpar a los que venden lo que hace tanto daño a la salud de la población.
Algo exactamente igual sucedería con una legislación a favor del cultivo, la fabricación, el comercio y el consumo de la mariguana y otras sustancias prohibidas actualmente, si no se procede con el debido cuidado institucional a diseñar un plan nacional de prevención, rehabilitación y atención médica oficial con dinero que provenga del negocio de los sicotrópicos, (como hace muchos años debió hacerse para atender problemas de salud pública con parte de las ganancias del comercio del alcohol, los cigarros y la comida “chatarra), y sería una monstruosidad oficial no hacerlo y simplemente decretar un irresponsable, miope y mal planeado y ejecutado: sí a las drogas.