David Larible: El Clown de Clowns, enamorado de México
Opinión lunes 1, Oct 2018De la carpa a las letras
Arturo Arellano
Sería imposible capturar en apenas unos párrafos la grandeza y trayectoria de quien es por hoy reconocido en el mundo como: el Clown de Clowns, nada más y nada menos que el señor DON PAYASO, así con letras mayúsculas, David Larible, quien es heredero de seis generaciones de artistas, pues su familia es originaria de un lugar llamado La Rible en Francia y tienen lazos con muchas familias de circo europeas. Su bisabuelo era Pierre Larible, un acróbata y bailarín, además de un gran payaso. El padre de Larible, Eugenio Larible, es el antiguo trapecista y malabarista, que todavía enseña hoy en la escuela de circo de Verona. Mientras que su madre, Lucina Casartelli, era una artista de circo infantil.
Con ese tremendo legado, Larible ha logrado abrirse su propio camino en el mundo del circo y ha sido parte de los más grandes espectáculos de forma internacional, desde el recién extinto Circo Ringling Brothers And Barnum And Bailey, pasando por el Circo Alemán Roncalli, hasta el Circo de los Hermanos Fuentes Gasca en México, donde además ha impartido talleres y capacitaciones en el arte del payaso.
Algo que llama la atención del que hoy es considerado como el mejor payaso del mundo es su amor por México, que no lo digo yo, sino el mismo Larible constantemente, a través de sus redes sociales, donde comparte sus visitas, vacaciones y promoción a la cultura mexicana sin siquiera pretender algo a cambio, más allá de hacer saber al pueblo mexicano su amor por esta tierra. Pero de donde parte este amor del payaso por México, podríamos suponer que empezó en el año de 1982, cuando Larible se casó con la entonces activa trapecista mexicana América Olivera Jiménez, con quien tiene dos hijos, Shirley y David Pierre, ambos en la actualidad, involucrados con el mundo del circo.
Hoy, el legado de Larible se sigue construyendo y citamos aquí algunas de las palabras que ha compartido en diferentes entrevistas sobre su trabajo, esto a fin de conocer su visión de un arte en el que es considerado el mejor. Para David Larible ser payaso es básicamente, emocionarte. Y ver el mundo cómo te gustaría que sea y con ello además emocionar a quienes no te conocen. Esto no implica estar alegre de manera absoluta y permanente pues el payaso asegura está ligado directamente con la tristeza, Sí, cómo no. No hay nada más patético que andar riéndose todo el tiempo. “No se puede ser chistoso las 24 horas. Los payasos debemos ser personas alegres, nos gusta hacer chistes, bromas, pero no se trata de estar las 24 horas tratando de hacer reír a la gente. Hay momentos para tu profesión y hay momentos para ti. Nadie está haciendo lo mismo todo el tiempo y en nuestro caso (los payasos), también somos personas, somos malabaristas de las emociones y en tanto sabemos y debemos lidiar con todas ellas, incluso con la tristeza”.
Con la humildad que le caracteriza, Larible, a pesar de ser llamado el Clown de Clowns, no se siente el mejor del mundo y por el contrario refiere que lo que siente solo es pasión. En tanto ofrece tres elementos que desde su óptica lo han llevado hasta donde hoy se ubica profesionalmente “La pasión verdadera, ser honesto contigo mismo y actuar siempre. No te mientas, hay muchos que creen que están haciendo bien lo que realmente están haciendo mal. Puedes engañar a quien quieras, pero nunca a ti mismo. Por otra parte, te tienes que mantener activo, hay que presentarse, no importa ante quien, ya sea un público muy nutrido, una esquina en la calle o tu familia en la casa. Lo importante es estar delante del público, porque esa es la mejor escuela, ellos son los mejores maestros y te dicen en dónde fallaste, para que después puedas hacerlo mejor”.