Hermoso cariño
Freddy Sánchez jueves 27, Sep 2018Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Que saquen sus carteras los multimillonarios, para ver cuánto realmente quieren la continuación constructiva del aeropuerto de la Ciudad de México, en donde actualmente se construye.
A esa conclusión podría llegarse después de escuchar los alegatos a favor y en contra de la obra.
Porque si bien, parecen mayoría los que la apoyan, aquellos que no están del todo convencidos de sus atributos han logrado sembrar dudas. En particular, la que se refiere a los beneficios sociales de la construcción en proceso.
De modo que por un lado, se incita a que la gente no desconfíe y apoye la continuación de la obra, pero al mismo tiempo se alientan resquemores ante lo que supuestamente tiene un “doble fondo” en el caso de aeropuerto (más a favor de los ricos que de la sociedad en general), lo que ha despertado suficiente desconfianza entre la gente común como para anticipar el rechazo colectivo a la obra, en la consulta abierta que se realizará.
Quizá a estas horas, tras las discusiones habidas continuamente y trasmitidas por distintos medios de comunicación, haya la certeza en muchos conciudadanos de que el aeropuerto en construcción actualmente y el de Santa Lucia, se sustentan en proyectos completamente distintos.
El de la base militar, pensando exclusivamente en resolver el tráfico aéreo con pistas que lo permitan, sin más crecimiento urbanístico que el estrictamente necesario, sin ese toque especial de estar creando al mismo tiempo un desarrollo urbano con múltiples opciones inmobiliarias de carácter comercial, habitacional, esparcimiento y de negocios, en beneficio de particulares con amplia solvencia.
Algo así como sucedió con la zona de Santa Fe. Antaño, literalmente un basurero, trasformado en un sofisticado desarrollo urbano del más alto nivel económico, en donde solamente los más adinerados lograron adquirir algún inmueble acorde a sus necesidades y deseos de ostentación de poder.
De ahí que en esa parte de la ciudad convivan diariamente los que poseen bienes inmobiliarios sumamente caros y miles de trabadores contratados para atender las necesidades de los que se distinguen por pertenecer a una de las capas más altas del estatus social.
Sería exagerado decir que como en aquellos tiempos de los grandes hacendados y sus séquitos de sirvientes, pero tampoco es algo totalmente opuesto a la realidad lo que hace recordar a Morelos pregonando la imperiosa necesidad de moderar la riqueza y la pobreza en nuestro país.
Algo que por cierto, es prácticamente lo mismo que la propuesta de austeridad republicana del futuro gobierno de Andrés Manuel.
Así que más vale que los particulares que ya invirtieron, inviertan más para que no sea con dinero de los impuestos que se tengan que financiar obras públicas en apoyo al aeropuerto en construcción como sería el caso de redes viales, infraestructura eléctrica, hidráulica, drenaje, alcantarillado e incluso hasta la siembra de arbolitos para apoyo a la ecología.
Y es que francamente, mientras no se dé un nuevo giro en la discusión pública sobre el tema con una postura propositiva de los inversores privados que aliente el apoyo de la gente, el equipo del futuro gobierno de Andrés Manuel podrá seguir diciendo a los interesados en la continuar la obra en proceso, no “jalen que descobijan” por aquello de su evidente codicia, puesto que al parecer sólo pensaron en hacer un gran negocio básicamente para su beneficio.
Y los multimillonarios aludidos, por su parte, indispuestos como se ven a aportar más recursos económicos de su bolsa, a efecto de hacer ajustes importantes al proyecto original, tal parece que seguirán “montados en su macho” de que todo siga igual, queriendo naturalmente que nada cambie ni represente un mayor gasto y menos ganancias para ellos como si estuvieran entonando aquella canción que dice: “Ya estoy como un niño, con lindo juguete, contento y feliz; hermoso cariño, que Dios ha mandado a ser destinado, nomás para mí: hermoso cariño. Hermoso cariño.