Conspiración histórica
Alberto Vieyra G. lunes 17, Sep 2018De pe a pa
Alberto Vieyra G.
¿México es un pueblo de traidores? ¿Quiénes traicionaron la causa independentista de México? Haré un poco de historia.
En 1808 y tras la caída de la monarquía española, la llamada Nueva España se convertiría en un avispero sediento de libertad. La reflexión de los enciclopedistas y criollos letrados mexicanos era que “en ausencia del rey, la nación recobra inmediatamente su potestad legislativa, como todos los demás privilegios y derechos de la corona”.
Sí, Fray Melchor de Talamantes, un cura de origen peruano, se convertiría en el primer religioso que abrazó la causa independentista de México. Daba cátedra en materia de tesis filosóficas sobre la libertad de los pueblos.
Ese mismo año, con los seudónimos de Toribio Marcelino Fardanay e Yrsa, escribió dos discursos filosóficos dedicados a los integrantes del ayuntamiento, encabezados por Francisco Azcárate y Francisco Primo de Verdad, en los que Talamantes consideraba que “el pueblo debe tener una representación nacional mediante un congreso y la sociedad tiene derecho a ser libre e independiente de cualquier otra nación”.
Esas ideas libertarias en aquella época merecían la hoguera del Santo Oficio.
En 1809, Melchor de Talamantes sería la segunda víctima de coloniaje, pues sus ideas estaban incendiando a la Nueva España.
Un año antes, Francisco Primo de Verdad había sido aprendido y asesinado. Francisco Azcárate salvaría el pellejo de milagro y le tocaría vivir los primeros años del México independiente. En rigor, Fray Melchor de Talamantes, Primo de Verdad y Azcárate se convertirían en los primeros padres de la patria.
A partir de 1808, en la Nueva España se conspiraba en todas partes. ¡Había sed y hambre de libertad!
Un total de 108 levantamientos armados se produjeron entre 1808 y 1810. A los conspiradores no se les daba tregua a pesar de que lo hacían en la clandestinidad.
Las primeras conspiraciones planeaban un levantamiento armado nacional que estallaría en San Juan de los Lagos, Jalisco, pero los sanguinarios esbirros del Ejército virreinal olfateaban cualquier rincón donde conspiraban.
Fue así como disfrazadas de tertulias literarias, el corregidor de Querétaro, Miguel Domínguez, y su esposa, Josefa Ortiz Girón, reunían en su casa a militares, curas, encabezados por Hidalgo, miembros de la guardia de la reina, ricos comerciantes y hasta funcionarios virreinales para hablar de la Guerra de Independencia que se pensaba estallar inicialmente el 3 de octubre de 1810.
Pero como nunca faltan los traidores, serían el presbítero José María Sánchez y los comerciantes Epigmenio y Emeterio González los que denunciaron la Conspiración de Querétaro. Daba inicio la cacería de insurgentes. ¿Sabía usted que con tres golpes de tacón doña Josefa Ortiz Girón alertó a los insurgentes sobre la traición?
A esos golpes de tacón respondería uno de sus criados que partiría inmediatamente a San Miguel Allende al anochecer del 15 de septiembre para alertar al cura Hidalgo y demás complotistas que la conspiración de Querétaro había sido descubierta y había que estallar la guerra.
La madrugada del 16 de septiembre Miguel Hidalgo decidió declarar la GUERRA a los gachupines, para darles en su madre patria.
Los espanofilos dirían después que Hidalgo se refería a España como la madre patria.