En el ojo del huracán
¬ Augusto Corro jueves 13, Sep 2018Punto por punto
Augusto Corro
Meses atrás se habló del desvió de millones de pesos durante las gestiones de Rosario Robles Berlanga en la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) y en la Secretaría de Desarrollo Agrario Territorial y Urbano (Sedatu).
El saqueo al erario fue detectado por la Auditoría Superior de la Federación (ASA). El martes, en los medios se conoció que del dinero entregado a empresas por supuestos contratos de servicios, más de setecientos millones de pesos fueron finalmente transferidos en efectivo a diez domicilios.
Además, se dio a conocer, en febrero pasado, que tanto Sedesol como Sedatu para operar el desvío millonario simularon contratos con Radio y Televisión de Hidalgo (RTH), el Sistema Quintanarroense de Comunicación Social (SCSI), la Televisora de Hermosillo (Telherm) y la Universidad Politécnica de Quinta Roo (UPQROO).
Sirvan los datos mencionados para imaginarse la dimensión del desvío de las arcas públicas por parte de funcionarios públicos que marcaron al presente sexenio como uno de los peores en corrupción. Si bien es cierto que se conocía el robo del tesoro público, ¿por qué no se procedió a investigar con profesionalismo y honestidad ese delito?
Ocurrió lo contrario, la funcionaria escuchó la voz protectora de sus superiores, como aquella de “no te preocupes Rosario”.
Los saqueos a Sedesol y a Sedatu se convirtieron en un escándalo que trascendió fronteras. Ahí está, por ejemplo, el presunto fraude de 845 millones de pesos en la Cruzada Nacional contra el Hambre.
Lo criticable de esta situación del desvío del tesoro público, es que ese dinero, se supone, estaría destinado a repartirlo entre los pobres, aquellos mexicanos que son flagelados por la pobreza extrema, engañados con programas sociales administrados por funcionarios corruptos e inmorales.
Los linchamientos
En este espacio ya analizamos en varias ocasiones los casos de linchamientos que parecen no tener fin.
Apenas el inicio de semana, en San Mateo Tlaltenango, Cuajimalpa, un presunto robachicos fue ultimado a golpes, pedradas y palos, por un grupo de vecinos del lugar.
Este hecho es un reflejo de otros actos criminales ocurridos en diferentes partes de México. Lo grave de la situación es que esta conducta antisocial no le interesa a nadie frenarla.
Ya dijimos que la población desde hace varias décadas no encuentra una respuesta a sus demandas de justicia y seguridad. Sabe la gente que es mejor hacerse justicia por propia mano, que es práctica e inmediata, que ir a las oficinas del agente del Ministerio Público a denunciar algún delito, pues la autoridad además de que lo atenderá luego de horas de espera, lo más seguro es que su asunto se vaya directamente al archivo.
Ante la inseguridad que priva en los rincones de México, la población tiene entendido que no llegarán los representantes de la ley a ofrecer justicia. Ahora, se vive como en la época de las cavernas: las piedras y palos siguen como armas de linchamiento.
Culpables o inocentes, los acusados de presuntos crímenes, son golpeados y quemados. Es la fórmula de la irracionalidad que seguirá hasta que las autoridades se comprometan a impartir justicia, a recobrar la confianza que la gente les perdió hace mucho tiempo. El fenómeno de los linchamientos continuará, sin duda alguna.
¿El fin del PAN?
En Acción Nacional (PAN) sigue la lucha interna. Ahora, es el expresidente Felipe Calderón Hinojosa, quien sentenció el fin de su partido.
Dos de los panistas distinguidos Marko Cortés Mendoza y Héctor Larios se aliaron para ir juntos por la presidencia del PAN.
Como se informó, en octubre los blanquiazules elegirán a sus nuevos líderes. Cortés Mendoza podría ser el presidente y Héctor Larios el secretario general del Comité Ejecutivo Nacional del PAN. En tanto el expriista y ahora panista, Rafael Moreno Valle se encargaría de la coordinación de los senadores de su partido en la llamada Cámara Alta.
Se supone que dos de los principales grupos de panistas encabezados por Cortés Mendoza y Héctor Larios llevarán una relativa pacificación interna al partido.
Acción Nacional empezó a vivir un divisionismo a raíz de la actividad de Ricardo Anaya, quien utilizó su cargo de presidente del PAN para lanzarse como candidato presidencial en las elecciones recientes.
Esa actitud de Anaya aceleró la pugna entre los grupos de calderonistas y anayistas. La principal afectada fue la esposa de Calderón, Margarita Zavala, quien ante la presión de los adversarios políticos tuvo que dejar su partido y participar como candidata presidencial independiente en la contienda electoral, con resultados desastrosos.
En fin, Calderón pronosticó el fin del PAN. ¿Lo dijo porque lo presiente o se trató de una declaración más que se llevará el viento?