Mala memoria
Ramón Zurita Sahagún martes 11, Ene 2011De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Resulta curioso cómo los políticos se desfasan y pierden ubicación cuando de denostar al adversario se trata, sin reconocer que los errores y excesos se cometen de uno y otro lado, sin importar la ideología que profesan.
Durante muchas décadas el partido dominante fue el PRI y los partidos minoritarios juzgaban nefastas todas las argucias usadas para conservar el poder y basaban en esos excesos sus críticas más feroces.
La caída del PRI permitía presumir que se terminaría con ese tipo de excesos y que los nuevos partidos en el poder, PAN y PRD, evitarían, a toda costa, cometer los mismos errores fruto de la prepotencia.
En la realidad no sucedió así y si antes el Presidente de la República influía sobre los candidatos del Partido Revolucionario Institucional y la política del organismo, sucede lo mismo en la actualidad con la constante intromisión del Presidente de la República en las cuestiones internas del partido (PAN), las que van desde influir en la selección de la dirigencia nacional, la selección de candidatos y pretender influir en la candidatura presidencial.
Los recientes cambios en el gabinete muestran otra tendencia absolutoria del presidencialismo, ahora encarnado por el PAN, donde no se da información de ninguna clase sobre el por qué de los cambios, reajustes y nuevas asignaciones.
Como si fuese poco lo anterior, una muestra más de los excesos es el otorgamiento de cuotas de partido y de la administración pública a amigos, cuates y parientes, sin importar si cuentan con las aptitudes necesarias para cubrir el cargo en el que fueron designados.
Pero si los panistas dejan claro el priistas que todos llevamos dentro, los perredistas no quedan rezagados en ese aspecto.
Si hay un partido donde el parentesco es relevante para destacar, ese es el PRD, donde esposa, hermanos, primos, cuñados y demás familia en primero, segundo, tercero y cuarto grado, se jactan de repartirse cargos de primera línea.
Las denuncias sobre corrupción pesan sobre algunos destacados militantes como antes (y en la actualidad) se ceban sobre priistas y panistas.
En lo que se refiere a las nominaciones para sus candidatos a cargos de elección popular, son capaces de infringir leyes y reglamentos, buscando salidas legaloides para ello.
Pero donde se pintan solos es en la extraterritorialidad de sus candidatos, los que argumentan que son mexicanos y pueden ser candidatos en donde se les dé la gana.
Alejandro Encinas ya fue ungido (todavía no en forma oficial) como el candidato de la izquierda al gobierno del Estado de México. Se trata del mismo político que hace poco más de cuatro años gobernaba el Distrito Federal.
El don de la ubicuidad es uno de las grandes aportaciones con las que contribuyen los perredistas a la política nacional.
Solamente de esa forma pueden reunir los requisitos que se necesitan en una y otra entidad para aspirar y gobernar dos entidades distintas.
Los perredistas son los amos en ese terreno, ya que Andrés Manuel López Obrador fue acusado por sus propios correligionarios de no reunir los requisitos para aspirar al gobierno del Distrito Federal.
Pablo Gómez puso el dedo en la llaga en la ya lejana campaña electoral del 2000, para impedir que el tabasqueño fuese candidato de la izquierda.
Y es que López Obrador pretendió en dos ocasiones gobernar Tabasco y fue vencido en las urnas por sus adversarios del PRI y alguna triquiñuela, de las que después adoptaron los partidos de la izquierda y de la derecha.
Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano es otro de los perredistas que se plantó en dos entidades distintas y él si pudo ganar en dos ocasiones el proceso electoral, aunque una ocasión lo hizo con los colores del partido tricolor, en el que militó primeramente, y en la otra con el emblema de la izquierda que conforman PRD-PT y Convergencia.
Cárdenas Solórzano gobernó en Michoacán en la década de los 80 y en el Distrito Federal en los noventa.
Antes que él, un priista hizo lo propio, aunque se llevó las palmas, al gobernar en tres entidades distintas.
Jorge Rojo Gómez fue primero gobernador de Hidalgo, después lo designaron regente de la ciudad de México (Departamento del Distrito Federal) y por último, acabó sus días gobernando el territorio de Quintana Roo.
Cuando Víctor Cervera Pacheco fue postulado como candidato al gobierno de Yucatán, luego de que había gobernado por cuatro años en calidad de interino y sustituto, los opositores al PRI se lo querían comer crudo.
Dante Delgado Rannauro hizo lo propio en dos ocasiones, aunque quedó lejano de esa posibilidad en Veracruz, entidad que gobernó por cuatro años en la misma calidad que o hizo Cervera Pacheco. Dante fue candidato en dos ocasiones al gobierno estatal y perdió en ambas, pero entonces no mereció la crítica de la izquierda que lo nominó.
Como se advierte, los políticos de los distintos partidos solamente ven la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio.
NOMBRAMIENTOS EN LA SHCP
*Se llenó la cuota de nombramientos en la Secretaría de Hacienda, la que fue severamente afectada por los cambios en el gabinete presidencial.
Gerardo Rodríguez Regordosa, ocupa ahora la subsecretaría de Hacienda que tenía el ahora flamante secretario de Energía, José Antonio Meade.
Carlos Montaño Fernández fue designado subsecretario de Egresos en sustitución del titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, Dionisio Pérez Jácome.
Alejandro Díaz de León es el titular de la Unidad de Deuda y Crédito Público y Moisés Alcalde Virgen es el coordinador de asesores y Gerardo Perdomo es el nuevo titular de aduanas.
BRAVO MENA
Se reducen las expectativas del PAN en el Estado de México con la posible nominación de Luis Felipe Bravo Mena al gobierno estatal, al parecer le quieren dejar el camino libre a priístas y perredistas.