El porrismo
¬ Augusto Corro jueves 6, Sep 2018Punto por punto
Augusto Corro
El lunes pasado, en la explanada de Rectoría de la UNAM, alrededor de 60 porros atacaron a un grupo de estudiantes del CCH Azcapotzalco, que protestaban pacíficamente.
Una de las demandas de los universitarios planteaba la necesidad de contar con mayor seguridad en su plantel. Además, se solidarizaron con sus compañeros del CCCH Oriente, donde estudiaba Miranda Mendoza, una joven de 18 años, que fue asesinada la semana pasada.
La agresión dejó a 14 universitarios lesionados, dos de ellos de gravedad. La comunidad universitaria inició paros y manifestaciones para exigir la erradicación de esa lacra estudiantil conocida como “porrismo”. Estos, desde hace muchos años (desde los cinuenta) fueron utilizados como instrumento represivo contra alumnos y maestros.
La violencia e inseguridad que vivimos en México llegó a la UNAM, donde ya se registraron crímenes extraños y se acentuó la presencia de narcomenudistas.
La semana pasada se inició el problema en el CCH Azcapotzalco, donde renunció la directora, Patricia Márquez Cárdenas, por presión de los alumnos, debido a la falta de maestros, así como a la presencia de porros.
El rector de la UNAM, Enrique Graue, dijo que “no basta con reprobar enérgicamente los hechos ocurridos; es necesaria una acción definitiva que erradique para siempre estas oscuras y cobardes agresiones”.
Informó que se tienen “evidencias” en contra de los tres grupos porriles que intervinieron en la agresión y que 18 personas serán expulsadas de la UNAM y reportadas ante las autoridades correspondientes.
Los universitarios aprovecharon la oportunidad para pedir la renuncia del rector Enrique Graue.
Los hechos violentos ocurren en una etapa de cambio en la vida política de México. ¿Quiénes manejan a los porros? ¿Qué persiguen en esta ocasión? ¿El conflicto universitario se prolongará? ¿Se trata de actos desestabilizadores?
MANUEL VELASCO Y EL CUATISMO
¿Realmente se busca un cambio en la vida política de México?
Practicamos el amiguismo, cuatismo, influyentismo, etc., o como quiera usted llamarle, que será difícil erradicar. Así lo vimos anteayer en la Cámara de Senadores, en una acción en la que Manuel Velasco logró ser senador y al mismo tiempo cubrir el interinato como gobernador de Chiapas.
En la primera votación se le negó esa posibilidad a Velasco. En una segunda oportunidad, los legisladores le dieron el sí.
El hecho llamó la atención, porque se suponía que los legisladores de Morena, que integran la mayoría en la denominada Cámara alta, optarían por sepultar el amiguismo, influyentismo o cuatismo en la política mexicana. En la primera oportunidad para practicar una nueva manera de “grillar”, los venció la práctica tradicional del amiguismo.
Manuel Velasco seguirá al frente como gobernador y una vez que termine su mandato vendrá al Senado a terminar la chamba.
En cuanto se conoció el giro que tomó la aceptación del permiso al senador-gobernador, surgieron los comentarios, en sentido de que le dieron el sí a Manuel Velasco, como pago a favores que hizo a Morena y a su entonces dirigente, Manuel Andrés López Obrador.
El líder del Senado, Ricardo Monreal, uno de los defensores del gobernador-senador, negó que el permiso al legislador Manuel Velasco se trate de una moneda de cambio para que Morena consiguiera la mayoría en la Cámara de Diputados.
Los diputados verdes que cambiaron su banca original para otorgarle la mayoría absoluta a Morena, son: Humberto Pedredor Moreno, secretario de Hacienda en la administración de Manuel Velasco; Francisco Elizondo Garrido, Nayeli Fernández, Erika Mariana Rosas Uribe y Ana Patricia Peralta de la Peña.
¿QUÉ FALTA?
La delincuencia se extendió a los diferentes sectores sociales. Niños y adultos participan en hechos delictivos ante la imposibilidad de las autoridades para detenerlos y castigarlos.
Nos informamos que en el Periférico, una de las principales vías en la Ciudad de México, niños entre 12 y 15 años se dedican a asaltar a los automovilistas.
La banda conocida como “Los Diablitos”, dirigida por Ricardo “N”, un ex convicto, utiliza armas “hechizas” para cometer sus tropelías.
Para llevar a cabo sus asaltos, los menores y su jefe utilizan conos color naranja para congestionar la circulación de coches, cuyos conductores se ven obligados a disminuir la velocidad, oportunidad que aprovechan los delincuentes para observar a sus posibles víctimas y los objetos de valor que llevan: teléfonos, relojes, joyas, etc.