“No pierdan el decoro”: AMLO a sus legisladores; y en San Lázaro Muñoz Ledo y Noroña se pelean
Roberto Vizcaíno miércoles 5, Sep 2018Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
En San Lázaro el pleito está cantado. Con caracteres similares, pero con alcances e historias muy distintas, desde el primer minuto de la instalación de la 64 Legislatura el sábado pasado el diputado Gerardo Fernández Noroña intentó imponerle su ritmo al presidente de la Cámara Porfirio Muñoz Ledo.
La verdad es que Fernández Noroña, desfasado desde siempre de la realidad –pero sobre todo de la suya–, nunca supo con quién se metía.
Porfirio, quien a sus 85 años ha pasado por todos los cargos y posiciones políticas y de poder en la historia de los últimos 70 años del país, no le dio concesión alguna.
Menos la palabra.
A partir de entonces han chocado ya 3 veces. En la instalación de la Legislatura, al entrar Muñoz Ledo y Martí Batres, presidente del Senado, el lunes a Palacio Nacional para asistir al sexto informe del presidente Enrique Peña Nieto y al inicio de la sesión de ayer en San Lázaro.
Si algo ha demostrado tener Muñoz Ledo es memoria.
A mi me sorprende escucharlo repetir discursos completos, por ejemplo, de Jaime Torres Bodet o tratados internacionales desconocidos para la mayoría.
Seguro que el viejo político no olvidará que Fernández Noroña intentó aprovecharse de él para pretender colarse a Palacio Nacional a armarle escándalo a Peña Nieto, y que, al no lograrlo, sus seguidores lo acusaron de traidor mientras lo llenaban de insultos y mentadas.
Ayer en un tono más duro, Muñoz Ledo le dijo a Fernández Noroña que no le permitiría reventar sesiones en San Lázaro y no dudó en lanzarle a la mayoría de los diputados para someterlo.
Noroña se quedó, colérico, vociferando, enrojecida la cara y con los puños arriba, mientras la mayoría de los diputados se burlaban y reían de él y Muñoz Ledo continuaba con el orden del día de la sesión sin hacerle caso.
Pasado el incidente, Fernández Noroña, retador, indicó que en las siguientes sesiones llevaría un megáfono para enfrentarse al presidente de la Cámara y hacerse escuchar por el pleno.
“No se peleen”: López Obrador
Enterado al momento de los incidentes, desde Monterrey –donde conversó brevemente con el gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez, El Bronco, y donde se reunión con empresarios–, Andrés Manuel López Obrador pidió por segunda vez en dos días paz y un cambio de actitud a sus legisladores.
«Se tiene que actuar con mucha responsabilidad y no perder el decoro porque no se puede actuar ya de esa manera… siempre hemos sido respetuosos», indicó.
Y, frente a la inminente glosa del Sexto Informe del presidente Enrique Peña Nieto tanto en San Lázaro como en el Senado de la República, le pidió a los diputados y senadores de Morena y a los de sus partidos aliados, ser respetuosos con los secretarios de estado que acudirán a explicar lo correspondiente a sus áreas.
«Estoy haciendo una recomendación respetuosa a los legisladores de que, si van a llegar los secretarios del gobierno actual a comparecer, como lo establece la ley, pues que se les cuestione, se les critique, pero con respeto, que no haya excesos y que mucho menos se humille a nadie».
Les recomendó utilizar su mayoría en ambas cámaras para discutir, debatir, criticar, cuestionar, “pero con respeto y que no haya agresiones, ni violencia verbal y que nadie salga de la cámara humillado, ofendido o vilipendiado”.
Quizá al pedirles esto, López Obrador pensaba justamente en Fernández Noroña quien hace 3 legislaturas ridiculizó y amagó incluso con golpear a secretarios del régimen de Felipe Calderón, a quien desde la tribuna calificaba de “borrachín”.
AMLO da la razón a Peña Nieto
Por lo demás, en su visita a Monterrey, el presidente electo avaló lo que dijo el lunes Enrique Peña Nieto respecto de que dejaba un país en paz social, con desarrollo y estabilidad macroeconómica pero con deficiencias en seguridad.
Ayer AMLO indicó que tras seis años de gobierno de Enrique Peña Nieto no hay un país en crisis política, ni financiera.
«Hay problemas, es público, es notorio que hay una crisis en el país, pero también se ha logrado que la transición se esté dando en armonía, con estabilidad. No hay crisis política, no tenemos una crisis financiera, no está pasando lo que desgraciadamente está sucediendo en Argentina.
«Eso también hay que considerarlo, sí tenemos problemas graves, hay mucha pobreza, sobre todo mucha inseguridad y mucha violencia, pero hay condiciones también porque hay ánimo de esperanza de la gente, de que las cosas van a mejorar, van a cambiar», subrayó.
Sin juzgar a nadie, dijo, hay que ver hacia adelante y sin pelearse, insistió.
En el Senado operó el “aquimichu”
El zacatecano Ricardo Monreal afirmó antenoche que el nuevo Congreso, donde hay casi paridad de género y una camada grande de senadores y diputados de primer ingreso, comenzaba a vivir un período de enseñanza.
No pasó mucho tiempo para saber de lo que Monreal (líder indiscutible del nuevo Senado), hablaba.
Ayer su sentencia se hizo realidad al aprender los senadores –sobre todo los nuevos de Morena–, lo que es el famosísimo “aquimichú”, ese donde como la burrita de la canción de Pedro Infante se da “un pasito pa’ delante y dos pasitos pa’ atrás”.
Y es que el primer punto del orden del día con el que se inauguraba la presidencia de Martí Batres fue la petición de licencia indefinida del senador y gobernador de Chiapas el verde Manuel Velasco.
Anunciado el punto Batres lo puso a votación. Entonces ocurrió una cosa extraña. Dos, tres brazos se alzaron para aprobar y más o menos una cantidad igual votaron en contra y la misma cantidad de abstenciones.
La mayoría simplemente ignoró la votación. Se quedaron sin hacer nada en sus asientos.
Extrañado, Batres consultó con Garita, jefe de los servicios parlamentarios y toda una enciclopedia viviente en la conducción de sesiones, y volvió a pedir la votación. La escena se repitió.
Batres no sudó y declaró rechazada la licencia de Velasco.
Al ignorar la petición de licencia la mayoría de los senadores obligaban a Velasco a quedarse en el Senado y a no ir a terminar su mandato de gobernador en Chiapas.
En la siguiente hora vinieron las negociaciones, apareció Velasco en el pleno y habló con uno por allá y otro por acá y dos horas después se reabría la votación.
EL aquimichú pues.
Y luego de una larga discusión finalmente Velasco logró su licencia para irse a terminar su gobierno de 3 meses en Chiapas para a fines de año regresar al Senado.
Cosas de la política dirá la crónica.
La pelea por las comisiones
Así, entre peleas, llamados de AMLO a la concordia y al decoro, ante la aplicación una vez más del efectivo aquimichú, los coordinadores parlamentarios en San Lázaro y el Senado entran en el jaloneo del reparto de las comisiones y en la instalación de las juntas de coordinación política.
Al fin origen de todo en el legislativo, eso marcará el destino de esta legislatura. La misma composición abrumadoramente mayoritaria de Morena no deja mucho espacio para la especulación, sus diputados dominarán las mayorías de las comisiones y los lugares preferentes en las juntas de coordinación.
Los de enfrente no tienen para dónde hacerse, ni argumentos numéricos para reclamar.
El voto de los mexicanos el 1 de julio pasado fue inmisericorde. Hoy PAN, PRI y PVEM son simple y llanamente irrisoria minoría. Ni modo.