Pobreza extrema, ¿hasta cuándo?
Roberto Vizcaíno lunes 3, Sep 2018Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
Y nada quizá marcó mejor esta hora cero de la nueva República, como la transformación del llamado “Día del Presidente”, el día del Informe Presidencial, en un día de reconocimiento sin límites para el mandatario entrante y de repudio para el saliente.
Y es que durante decenios del largo período de la presidencia priista, cada 1 de septiembre sirvió para ensalzar al mandatario en turno.
Hoy, por primera vez, el inicio de la nueva legislatura sirvió para el sometimiento de una nueva mayoría al presidente electo Andrés Manuel López Obrado, el mayor y persistente opositor al sistema, mientras se denostó al mandatario saliente Enrique Peña Nieto.
Cero concesión al derrotado.
La sola reflexión inicial de Mario Delgado, líder de la mayoría casi absoluta de diputados federales de Morena, lo describió todo:
- ¿Para qué debatir en el Congreso el sexto y último informe del presidente Enrique Peña Nieto si más allá de las cifras y de los datos que contenga este informe, los mexicanos ya hicieron su balance de esta administración al darle el primero de julio la mayor votación en la historia a Andrés Manuel López Obrador?
Y el remate del líder de la mayoría de Morena en el Senado, el zacatecano Ricardo Monreal, quien frente a las manifestaciones de los morenos en San Lázaro en favor de Andrés Manuel López Obrador y contra Peña Nieto, indicó:
“Estamos aprendiendo todos de la nueva realidad política que vive la nación y la nueva realidad que vive el Congreso de la Unión”.
Luego bromearía ante la pregunta de si ahora ya no van a volver a tomar la tribuna legislativa con un ya para qué si son mayoría y como tal dueños de prácticamente todos los espacios del Congreso.
Indicó que frente a esta nueva realidad “México va a cambiar mucho, ya lo verán”.
Monreal se declaró contento porque “yo tengo (ya) nueve Legislaturas participando; nueve: tres de senador, tres de diputado, y ahora vengo como mayoría. Así es que vengo por la puerta grande, a caminar y a recordar aquellos tiempos.
“Pero eso es lo que nos hace pensar que no debemos actuar de la misma manera, ni con vendettas, ni con desquites. No traemos ese ánimo, traemos ánimo de construir con todos los partidos con menor representación en el Congreso de la Unión”.
- ¿Pero harán valer su mayoría?
“Sí, cuando sea necesario. Hoy, les podemos decir que nosotros no les gritaremos: son una chiquillada ruidosa. Les diremos: son una minoría respetada”.
El sábado por la tarde la 64 Legislatura se instaló con la asistencia de 401 diputados de 500 (99 ausentes) y 87 de 128 senadores (41 ausentes)
La aparición de mantas y cartulinas con mensajes de reclamo y protesta no hicieron distinto el momento de otras instalaciones de Congreso.
Lo único notable fue que estas mantas y gritos aparecieron en el sector mayoritario de Morena y no en el de los opositores del PRI, PAN y Verde o PRD.
Remante sin duda de una larga campaña de 18 años de AMLO, que concluyó hace ya 2 meses con un triunfo abrumador del tabasqueño y los suyos que todavía los que ganaron no asimilan, y siguen comportándose como una oposición intolerante.
Estridentes, irrelevantes, sin el ingenio de épocas como la que ocurrió en el mismo San Lázaro cuando el diputado Marco Rascón, mejor conocido como Súper Barrio, apareció en pleno informe presidencial de Miguel de Madrid con una cabeza de cerdo para descalificar al mandatario saliente.
La hora cero
En este nuevo y ruidoso contexto, sobresalió sin duda la lucidez, el sentido y visión de Estado de Porfirio Muñoz Ledo, un personaje de historia, culto e ingenioso a pesar de su ya muy mermado físico marcado por sus 85 años de una intensa vida llena de momentos importantes como de excesos.
Sin duda en el final de su historia, y como presidente del Congreso y de la Cámara de Diputados, Muñoz Ledo ve que, en esta, “la hora cero de la nueva República”, “la tarea que nos aguarda es inmensa”, nada más y nada menos que la de “edificar un andamiaje jurídico… (para) la refundación de la República.
“El pueblo de México nos ha otorgado a todos sus representantes el mismo mandato, aunque en funciones diferentes: La Cuarta Transformación del país, desde el Presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, hasta el más modesto de los servidores públicos”.
Para él la cuarta transformación significará la reconstrucción de las instituciones nacionales, conforme a principios de austeridad, honestidad, transparencia, rendición de cuentas e integridad política.
Ir a un régimen distinto, con base en el consenso, y la convivencia plural plena, con inclusión social y pleno ejercicio de la soberanía popular.
Una reconciliación como método para construir juntos, sin olvido.
“Nadie puede abolir la historia, ni el derecho a la memoria y a la tolerancia junto al imperativo de la justicia”, precisó.
Es este, dijo, un momento donde no hay poder superior a los otros… donde dejó de haber un poder de poderes.
Y sin embargo, aclaró, y desde la Constitución de Apatzingán, inspirada por Morelos, la Cámara de Diputados, es el órgano creador y reformador del Estado.
Por ello el desafío constituyente que eso requiere demanda como nunca, firmeza en las convicciones y una gran voluntad, indicó.
Disminuido al grado de tener que ser ayudado por terceros para caminar y moverse, con una lengua que ya no responde a su cerebro al hablar, se dijo conmovido por el fervor y la esperanza, los diputados más jóvenes y entusiasmado por la creciente participación de las mujeres dentro de esta Legislatura.
“Somos depositarios de los más profundos anhelos del pueblo mexicano, no lo defraudemos”, sentenció.
Lejos quedaron para él aquellos momentos en los que en su paso por el Senado entre 1988 y 1993 debatía incansable contra todos en la vieja casona de Xicoténcatl.
El sábado recordó, no podía dejar de hacerlo, que este momento de transición se inició hace 30 años con la aparición de la Corriente Democrática que quebró al PRI en 1987-88, y que fue encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas y él y que involucró a unos 300 priístas sobresalientes.
Un movimiento que derivó luego, en el primer gran fraude electoral en 1988 cometido por Manuel Bartlett entonces secretario de Gobernación y Presidente de la Comisión Electoral, en favor de Carlos Salinas.
Hoy, con el ascenso de Andrés Manuel López Obrador, indicó el sábado Muñoz Ledo desde la presidencia del Congreso de la Unión, se cierra ese ciclo y se abre un nuevo reto y etapa nacionales: el de construir un nuevo régimen.
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