Harán historia o histeria
Freddy Sánchez martes 28, Ago 2018Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Mafiosos mueren o son encarcelados a cada rato y los productos de sus fechorías “bien gracias”.
Antes del tristemente célebre “Chapo Guzmán” y después de éste, (en la lucha contra las mafias del delito en México), la suma de malosos fuera de circulación, realmente es alta.
No así los reveces financieros en su contra, lo que ha dado lugar a la proliferación de más y más rufianes.
Difícil es imaginarse entonces, cuántos individuos y sus gavillas siguen prófugos, cometiendo atrocidades criminales, pese a la muerte o reclusión de sus antecesores en las “monstruosas” lides de la delincuencia organizada.
Pero, más allá de la escalofriante cifra de los “caídos” y los “sobrevivientes” en las filas de mafiosos dedicados al tráfico de drogas y de personas, secuestros y extorsiones, entre otros ilícitos, lo que verdaderamente aturde la conciencia social es que más tarda en sucumbir un delincuente en que otro lo sustituya en el mando de las organizaciones delictivas.
Y todo por lo que de sobra sabe la mayoría, y por lo visto, las autoridades en los tres últimos sexenios al menos, se han dedicado a fingir que no está pasando nada, siendo evidente que en la lucha contra la delincuencia organizada las instituciones ganan pequeñas batallas y continúan perdiendo la guerra.
El descarado cinismo de la incompetencia oficial contra el delito, se hace ver precisamente a causa de la falta de éxito en las acciones públicas para desarticular el poder económico de las mafias.
Justamente, lo que prometió remediar a partir del próximo sexenio, el propuesto Secretario Federal de Seguridad, Alfonso Durazo, quien aseguró que se actuará con toda firmeza en lo referente al poder financiero de las organizaciones criminales.
El gobierno de Andrés Manuel pondrá énfasis en lo que panistas y priistas, en los últimos diez y ocho años, no hicieron debidamente bien o de plano ni siquiera intentaron hacer correctamente.
Bajo qué esquema y con qué nuevos elementos materiales, legales y financieros actuará el gobierno entrante, seguramente se sabrá en su oportunidad porque naturalmente nadie en su sano juicio puede esperar que las cosas cambien con las mismas políticas, instrumentos institucionales y disposiciones legales.
En ese sentido, es de desear que los encuentros entre ciudadanos, especialistas en materia de seguridad, políticos, intelectuales, legisladores y demás invitados a dar una opinión sobre el tema, ofrezcan distintas ópticas de cómo hacer que el poder institucional logre superar en organización y arsenales combativos a los grupos delictivos.
Y no se trata solamente de mejorar la calidad de los recursos materiales como tampoco un cambio en las políticas de reclutamiento y capacitación de personal o bien en lo referente a compensar el esfuerzo de los efectivos del orden y aplicar correctivos ejemplares en caso de desviaciones en su conducta.
Todo lo anterior es imprescindible y hay que hacerlo, naturalmente, aunque lo más importante es crear una nueva estrategia contra el enriquecimiento personal, familiar y amistoso de los presuntos involucrados en actividades de delincuencia organizada, sus parientes cercanos, consanguíneos y políticos, sus amigos y compadres.
Con las nuevas herramientas legales que sean necesarias, un uso especifico y racional del dinero público para detectar fortunas mal habidas y la firme voluntad política de cambiar radicalmente el enfoque oficial en el combate a la delincuencia organizada, México volverá a la tranquilidad.
Así que de cumplirse la expectativa de que las futuras autoridades en materia de seguridad logren romper el poder económico de las mafias del crimen organizado, lógicamente Alfonso Durazo y su equipo de colaboradores harán historia, pero si fallan, no les quepa duda de que entre la sociedad en general harán histeria.