Los independientes, un fiasco
¬ Augusto Corro lunes 27, Ago 2018Punto por punto
Augusto Corro
Se pensó que las candidaturas independientes le darían aire fresco a la contienda electoral del 2018.
Se trataba de un intento de mayor libertad para fortalecer a la democracia a la mexicana. No funcionó.
Los partidos políticos se encargaron, en su momento, de llenar de obstáculos el camino a aquellos ciudadanos que intentaran participar en la competencia electoral.
Sin duda se desaprovechó la oportunidad de que ciudadanos independientes se encargaran de competir en busca de cargos de representación popular. Quienes aparecieron como interesados en competir como candidatos presidenciales, solo enseñaron el cobre, sacaron a relucir las viejas mañas de los políticos.
Falsificaron firmas de apoyo y cometieron un sinnúmero de delitos electorales, que fueron castigados con multas ligeras.
No funcionó el intento de sacudirse a la partidocracia. Las propias organizaciones políticas fueron víctimas de sus propios errores.
El más nuevo de las instituciones políticas, como Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) hizo el mejor papel y su candidato presidencial obtuvo una abrumadora votación.
Fue Morena el partido que estuvo más cerca de la sociedad mexicana harta de tanta corrupción, inseguridad e impunidad, y decidió manifestar su repudio a la partidocracia. El interés por los candidatos independientes no duró mucho. Los candidatos presidenciales fueron la burla total.
No tenían el apoyo de algún partido político; pero sí contaban con militancias políticas que los identifican con sus organizaciones de origen.
Por ejemplo, Margarita Zavala de Calderón, tras una militancia en Acción Nacional (PAN) renunció a su partido y se erigió como candidata independiente. Nadie le creyó.
Armando Ríos fue un perredista empedernido que también optó irse por la libre. Resultó un fracaso perfecto.
El otro candidato presidencial resultó ser un payaso que decepcionó a propios y extraños. Hablo de Jaime Rodríguez (a) “El Bronco” el gobernador de Nuevo León, con un pasado priísta envidiable.
“El Bronco” fue el que prolongó su permanencia en la contienda electoral pues llegó, por quién sabe qué misterios a las comparecencias de los candidatos presidenciales, claro, con más pena que gloria.
Se esfumó pues, la posibilidad de que la sociedad mexicana contara con un candidato independiente, lejos del poder e influencia de los partidos.
No se pudo en esta ocasión. Los candidatos independientes no representaron ningún atractivo para el electorado que pide a gritos paz y tranquilidad.
De los tres ex candidatos presidenciales Margarita, Armando y Jaime, la primera sigue muy activa en la política. Ya fundó una Asociación Civil Libre y aunque aseguró que no se trata de formar un partido político, todo parece indicar que hacía allá se dirige.
Armando se fue a la banca a esperar otra oportunidad para hacer el ridículo, sin limitaciones. Mientras “El Bronco” regresó a “desgobernar” su estado, Nuevo León, donde no pudo encarcelar al exmandatario Rodrigo Medina, acusado de enriquecimiento ilícito.
Los colores del PRI
Se presenta una oportunidad excelente para cambiar los colores del Revolucionario Institucional.
Es el PRI el partido que usa los colores de nuestra enseña patria en su escudo: verde, blanco y rojo.
Ahora que las voces de los propios priístas se pronuncian por la desaparición del nombre y los apellidos del tricolor, sería muy buena idea que los colores de nuestro símbolo patrio dejaran de ser utilizados por una organización política.
Habrá cambios en el Revolucionario Institucional. Aunque continuarán al frente de su dirigencia los “dinosaurios” de siempre.
El PRI va rumbo al panteón y parece que nadie ni nada podrá evitarlo.
Disco rayado
La espiral de violencia continuará sin límite alguno.
El índice de actos violentos crece cada día ante la incapacidad de las autoridades para detenerlo o reducirlo.
A la fecha solo quedó comprobado que los programas para combatir a la delincuencia no funcionaron.
En los últimos sexenios, prevalecieron las estrategias fallidas contra la delincuencia organizada: miles de secuestrados, desaparecidos y asesinados. México se convirtió en un cementerio enorme. Arrastramos La corrupción e impunidad desde hace varios años.
Se complicó al enfrentar y erradicar la inseguridad, violencia e impunidad. ¿Cómo se iban a erradicar los males que nos golpean si no contamos con una policía eficiente, honesta, etc.?
Desde la Policía Federal hasta la estatal y municipal sus elementos nunca contaron con la capacidad suficiente para enfrentar a la delincuencia. Ni siquiera eran honestos.