Otro corrupto atraco
Freddy Sánchez jueves 23, Ago 2018Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Si ha de ser la gente la que “saque al büey de la barranca” en el caso del aeropuerto, una cuestión es de vital importancia.
Que los grupos políticos, técnicos y financieros que apoyan uno u otro plan constructor para la nueva terminal aérea, den la cara y debatan en público las supuestas o reales bondades y defectos de sus proyectos.
Porque, entre menos información técnica “atiborre la cabeza” de la sociedad sobre este tema, más fácil será la decisión a tomar por la ciudadanía, acerca de la continuación de la obra actual, con modificaciones o sin ellas, o la construcción de dos nuevas pistas aéreas en Santa Lucía.
Cosa que, naturalmente, sería menos propensa a un error garrafal de cálculo ciudadano a la hora de decidirse la aprobación de una de ambas obras, si quienes abogan por cada una de estas, convencen con buenos argumentos a la sociedad de que les asiste la razón.
Y para ello, habrá que sustentar una afirmación de tal naturaleza con la información que permita a la gente común, diferenciar qué obra de las propuestas es la que sería la de más alto valor económico y social, a favor de la comunidad y no únicamente de los inversionistas y hombres de negocios.
Así que en un lenguaje sencillo y con cuentas claras, que digan los que tienen que decirlo por qué la terminal en construcción es mejor opción que las dos pistas sugeridas para Santa Lucía.
Y es que la verdad, los mayormente obligados a buscar el apoyo ciudadano en espera de la aprobación de su obra, son los que ya invirtieron miles de millones de pesos y, obviamente, no querrán que su dinero termine en la basura.
Para que eso no suceda, es menester que los inversionistas del nuevo aeropuerto, propuesto durante el actual sexenio, demuestren que en realidad la suya es la mejor y no la peor propuesta considerando el costo beneficio que representaría con respecto a una opción diferente, que para el caso que nos ocupa sería lo que se pretende hacer en la base aérea de Santa Lucia.
Los diversos señalamientos que han puesto “bajo la lupa” los inconvenientes de seguir construyendo la nueva terminal aérea donde se trabaja actualmente, tendrán que ser aclarados y en su caso plantear una justificación haciendo ver que los principales perjudicados en caso de interrumpir lo que está en curso, más que los mismos inversionistas, serían los integrantes de la sociedad civil.
Un asunto que requerirá desmenuzarse con especial interés aclaratorio hasta demostrar que no es mera pirotécnia publicitaria lo que se dice en favor de la obra en construcción, sólo con el afán de que por ningún motivo se frustre un jugoso negocio concebido en las sombras de una malsana avaricia de enriquecimiento entre acaudalados particulares y autoridades corruptas.
En ese tenor, es preciso sacar a la luz todos los detalles de las contrataciones respectivas como lo demandan los ciudadanos comunes y corrientes que tendrán en sus manos la posibilidad de refrendar lo acordado o desecharlo para aprobar lo de Santa Lucía.
De los argumentos que se ventilen en público antes del día de la votación colectiva, naturalmente, dependerá la sobrevivencia de lo que está en construcción o bien lo que vendrá y que podría constituirse en un lamentable desperdicio de recursos financieros, demandas y pleitos civiles por multimillonarias pérdidas económicas.
Más vale pues actuar con inteligencia y atingencia para convencer a la gente de que apoye la continuación de la terminal aérea en proceso de edificación.
En todo caso, con determinados ajustes para evitar su cancelación, y con ello, dar un impulso al desarrollo aeronáutico nacional, favoreciendo el crecimiento de la economía sin que ésta quede expuesta a un desastroso quebranto como los habidos en el pasado.
Para conseguirlo, lógicamente, hay que “quitarle de la cabeza” a los suspicaces y críticos del gobierno de Peña Nieto, que eso de empecinarse con la continuación del aeropuerto en construcción no es otro corrupto atraco.