Resistencia caciquil al cambio
¬ Armando Sepúlveda Ibarra martes 21, Ago 2018Deslindes
Armando Sepúlveda Ibarra*
El destino del país quiso a partir del uno de julio variar de rumbo y desplegarse en un giro inusitado y asombroso para la mayoría de los mexicanos esperanzados en un cambio y, sin embargo, para algunos personajes de la mafia del poder, la otra cara de la moneda, todo fue un golpe inesperado y doloroso y significa una amenaza real de desventura a sus privilegios en la política y los negocios debajo de la mesa entre camarillas y socios de la complicidad. Bajo el nuevo escenario de grandes perdedores de la clase política tradicional y un ganador, Andrés Manuel López Obrador, con un poder casi absoluto legitimado en las urnas, se ha visto una sucesión de jugadas inéditas de avances y sueños colectivos y también de sorpresas, retos temerarios e insospechados retrocesos, unos para madrugar a posicionarse con sus proyectos sociales y otros para impedírselo o bloquearles en actitud osada al menos de aquí a diciembre y empañar la cacareada “transición de terciopelo” con astucias que, por corto tiempo, darán cierta protección y un respiro efímero a sus desatinos de querer gobernar sus ínsulas a la antigua, al antojo del cacique local o gobernador, como si nada hubiera acaecido, de la mano del agonizante viejo autoritarismo que fue vencido y aplastado por la mayoría de los mexicanos con el contundente 53 por ciento de los votos, para envidia y alarma de los clanes de los salinas, foxes, calderones y peñas, espantadas e indefensas con el estremecedor peje terremoto que derrumbó la ilusión de las dinastías de tecnócratas neoliberales de perpetuarse en modernos porfiriatos.
Un resumen de la vida política reciente y la nueva realidad ofrece la evolución de los grupos y circunstancias al momento y otro panorama menos atroz y vislumbra el porvenir por donde, con sus aristas, Morena y sus huestes deberán dejar huella si quieren seguir vigentes en 2021, como se verá al estilo del clásico: “Había una vez en el país una clase política variopinta, corrupta e inepta que con sus catervas rapaces simulaba a jugar a ser demócrata usando engaños, burlas y farsas; montaba en su arrogancia teatros y pantomimas, imponía sin recato auténticos circos romanos y se dejaba juzgar de a mentiras, cínica como el imperio de Nerón y cándida a la vez a los ojos de la verdad, por sus títeres árbitros de las votaciones de ficción en sus comicios caricaturescos convalidados por bufones disfrazados de oposición y, para que la historia recogiera sus invaluables “servicios a la patria” con letras de oro dictaba a sus amanuenses historiadores fieles al caduco sistema e intelectuales orgánicos serviles al poder, su versión de falacias; ridiculizaba sus imágenes con la comicidad de sus poses, engolando la voz con discursos hilarantes sobre cómo debían equiparar sus grotescas personalidades a las de los ilustres atenienses Pericles y Solón, padres de las libertades de la Grecia clásica, a semejanza de las ejemplares Vidas Paralelas de Plutarco, por sus “aportes a la democracia”, cuando pasados unos treinta años de gobernantes tecnócratas y neoliberales, hábiles para robar al erario como en despoblado, en privatizar empresas paraestatales y volverse sus socios y consejeros y en hundir a la nación en la pobreza y la violencia, vino un día primero de julio de 2018 en que los indignados y fastidiados electores decidieron en avalanchas de votos propinarles una patada en el trasero y echarlos con su caduco régimen para erigir uno nuevo, pero antes de la consumación las pandillas de politiquillos del funesto y depredador Pacto por México y las cosas nostras domésticas, ofendidas y humilladas en las urnas, comenzaron unas semanas después a ensayar una rebeldía tosca y absurda, sin más sostén que sus debilidades y ambiciones, flaquezas y añoranzas, para boicotear el mandato de cambio de la sociedad, con ilegales atracos legislativos en varios estados, algunos en su retirada al exilio y otros a punto de volverse minoría insignificante antes que los morenos de AMLO asuman todo el control, con que los insensatos pretenden detener el tiempo, blindarse de sus fechorías con vetos inconstitucionales al Poder Legislativo local, imposición de fiscales carnales que encubran raterías antes de irse al ostracismo, despojo de diputaciones para restarle fuerza al ganador y otros artificios de gandallas mientras iban corriendo de salida con sus mayorías a unas cuantas semanas de esfumarse, en aventuras avaladas por la imprudencia de la audacia propia de la necedad de arriesgarse en medir fuerzas con la poderosa fortaleza de los vencedores, como si un ratón frágil y herido de muerte, con larga cola de trapacerías a cuestas, desafiara en plan retador jalarle los bigotes a un tigre impaciente sediento de justicia, agraviado durante los últimos 30 años por el desprecio y la voracidad del neoliberalismo”.
En un escenario opuesto y fatal para los herederos de la dictadura perfecta y sus aliados blanquiazules y solesaztecas, nuevas morrallas legislativas que competirán por las migajas con sus satélites verdes y ciudadanos, alguien debería contarles la verdad a los tecnócratas neoliberales, saqueadores de la nación, de que han perdido todo en las urnas, hasta la camisa y la vergüenza si hubiera, con un alud de electores que sepultaron a los candidatos oficialistas el iluso Meade el ciudadano y el ladino Anaya ricachón precoz y, de refilón, anularon las intenciones aviesas de las mayorías de los consejeros del Instituto Nacional Electoral y los magistrados del Tribunal Federal Electoral, dóciles peleles y correvediles del moribundo sistema político por haber sido desde su toma de protesta vulgares y deshonestas cuotas partidistas de los tres firmantes del embaucador Pacto por México para cubrir las espaldas del amo, cuando estos atildados señoritos dizque celosos vigilantes y custodios de la legalidad electoral (es un decir o un alias para los farsantes) esperaban asaltar las elecciones, relamiéndose en las vísperas los bigotes aceitados como parte de la maquinaria de las ganas de cumplirle al patrón, con la encandilada creencia de que con el aparato fraudulento en marcha y el reparto de millonadas de pesos y otras cosas habría algún margen de maniobra o resquicios legaloides para imponerse con su suspirante independiente alias “yo mero” o “nuestro corrupto aliado” blanquiazul, vulgar “lavador de dinero”, como lo etiquetaron. Habían armado un gigantesco fraude electoral con la apuesta a la abstención para embarazar urnas y mapachear en los tribunales a modo paralela a la compra de votos “para ganar con 40 por ciento”, según alucinaba el Rey de los taxistas, Enrique Ochoa Reza, otro enriquecido en el gobierno, desde la usurpada presidencia del PRI, coreado por otro impostor, el coordinador de la campaña del nuevo PRI, Aurelio Nuño, aquél secretario de Educación de caricatura que no sabía “ler” ni siquiera los mensajes de la sociedad hastiada de sus corruptelas y despilfarrador de más de 1,400 millones de pesos de la SEP en publicitar su figura para autopromocionar su frustrada candidatura presidencial, junto con las cuentas alegres de los mapaches de planta, con la suma de talegas de dinero del erario; pero las condiciones les fueron adversas y desoladoras ante la decisión de la sociedad de desbordar las casillas y cambiar al régimen de corruptos e ineptos antes que lanzarse al abismo con el PRIAN y sus pajes del PRD abanderados por los caciquillos de seudoizquierda Los Chuchos Ortega y Zambrano y el ultraderechista Miguel Ángel Mancera, cómplice de la lesiva y corrompida fiebre inmobiliaria de Ciudad de México, todos unidos vueltos engendros y hacedores de las crisis interminables en las épocas recientes.
La memoria colectiva sabe que todo cambio opone resistencias y luchas de los perdedores por descarrilarlo y, cuando todo está perdido, piensan con la víscera que tendrán alguna ganancia si lanzan “patadas de ahogado” por frenarlo y, sin embargo, la historia también reconoce que con golpes de timón del tamaño de esta elección “llegó el tiempo de la poda de los tiranos”, para decirlo con palabras de El Zohar en su parafraseo y análisis a la Biblia para interpretar mensajes cifrados de las sabias Escrituras. Si los partidos de los necios fueron arrasados en las votaciones y solo darán pelea testimonial con sus minúsculas bancadas legislativas en los congresos de la Unión y Cámara de Diputados de los estados, más valdría a esas estrenadas minucias legislativas o chiquilladas rendirse a la voluntad ciudadana y su mayoría absoluta encarnada por Morena, en vez de sacar una ventaja momentánea emporcada como en sus épocas de gloriosa dictadura legislativa, acaso mal aconsejados por Plutarquitos Elías Calles de reciente cuño que podría costarles bastante caro como recortarles gastos, cobrarles cuentas pendientes, esculcarles los bolsillos y depósitos bancarias de dudosa procedencia, investigarles sus corruptelas y juzgarlos, o inclusive deponerlos si sus faltas fueran graves y ameritara retirarlos del cargo, como exigen los electores que, entre paréntesis, rechazan un ofensivo e irreverente “perdón y borrón y cuenta nueva” que desde las alturas AMLO y sus cercanos ofrecen a los delincuentes comunes y a los otros de cuello blanco incrustados en el gobierno que va de salida y, así de fácil, confunden a la ligera la aplicación de la justicia con la venganza del “ojo por ojo, diente por diente…” bíblico, en una mala lectura del sapiencial libro de libros.
Sólo faltaría que por querer “conciliar” con la delincuencia política y evitar confrontarla dándole su salvoconducto del perdón, el nuevo régimen morenista olvidara con su bendición sus recientes maniobras aberrantes para burlar el cambio y diera así, como traición, una puñalada por la espalda a los treinta millones de electores que votaron contra las andanzas de la mafia del poder, campante e intocable aún…
* Premio Nacional de Periodismo de 1996.