Necesidades de servicio
¬ Salvador Estrada martes 21, Ago 2018Folclor urbano
Salvador Estrada
La jefa electa del gobierno capitalino, Claudia Sheinbaum, ya está organizando su gabinete, para cumplir a los capitalinos sus propuestas de campaña, pero debe de tomar cuenta problemas de la ciudad que “andan por ahí dañando” por diversas delegaciones y muy pronto alcaldías.
Entre esos problemas, aparte de combatir la pobreza y acabar con la inseguridad, la corrupción y la impunidad, “se ve, se siente” a los puestos de lámina que afean los accesos a las estaciones del Metro, puestos que debe de quitar, porque son demasiados y contaminan con malos olores y los usuarios dejan basura tirada en banquetas y calles.
También los hospitales y clínicas del Seguro Social y del ISSSTE están rodeados de esos puestos, en los cuales se venden toda clase de antojitos. Esos alimentos, no son del todo sanos y quizá contaminados, pero eso sí, se venden en la entrada de los centros de salud. ¡Ah caray!
Es deprimente ver esos negocios que bloquean los accesos a los hospitales Centro Médico, La Raza, Juárez, el General, así como el Hospital Primero de Octubre y que, como buen negocio, han proliferado y abarcan los puestos hasta “media manzana”, lo cual permite desayuno ¿barato? a los pacientes y a sus familiares.
En el interior de las estaciones del Metro, en los pasillos que conectan a otras rutas, existen locales comerciales que son rentados por el Sistema de Transporte Colectivo. En la estación Hidalgo desaparecieron algunos puestos que estorbaban el camino de los usuarios y en esa forma se amplió el paso para transbordar. Ahora en su lugar están listos siete modernos locales para ser rentados. ¿Quiénes serán los ganones?
Es de llamar la atención los puestos colocados en las calles de San Cosme. En el Metro Revolución los “expendios callejeros” abarcan tres cuadras. No se puede caminar por ahí. Los puestos están a los lados de una sola banqueta. Son tantos que ya es un “mercado chiquito”.
Y en el Metro Taxqueña, cuyos pasillos llevan a otras rutas para transbordar, la gente se arremolina en el descenso de las sucias y mugrosas escaleras, que conectan a la terminal de autobuses que corren hacia el sur. Bajas las escaleras y te encuentras con un laberinto de puestos que no te permite ver el camino hacia la terminal. Es “un mercadito” de banquetas sucias, llenas de basura, que te bloquea el paso.
Esos puestos estorbosos deben ser desplazados a otros sitios, donde no impidan el acceso al Metro o a los hospitales, porque en un gobierno democrático, como va ser el próximo, los ciudadanos pueden y deben reclamar mejores servicios.
¡Ah!, pero eso no es todo. Los capitalinos también deben de expresar su molestia, su enojo, por tantos baches que dañan los automóviles. Muchas calles de la gran ciudad tienen grandes hoyos que con las lluvias se vuelven “alberquitas”.
Bueno, y no olvidemos el servicio de limpia, cuyos camiones son “viejas estufas rodantes” y que la ciudadanía demanda que sean camiones nuevos.
Los trabajadores de esa sección deben ser bien retribuidos, para que no sean pedinches, y dotarlos de uniformes y no se vean descuidados.
Estas no son propuestas de campaña. Son necesidades de servicio para los ciudadanos que dieron su voto a Morena con la esperanza de ser atendidos en sus demandas. ¿Será posible?