AMLO y el cohetero
Alberto Vieyra G. viernes 17, Ago 2018De pe a pa
Alberto Vieyra G.
El presidente número 88 de México Andrés Manuel López Obrador está quedando ante los mexicanos como el cohetero de mi pueblo. ¿Y cómo anda el cohetero de mi pueblo?… “Mal con todo el mundo, porque si queda bien le chiflan y si queda mal también le chiflan”. En otras palabras, es un cohetero de la chiflada.
La expresión popular del cohetero de mi pueblo le queda como anillo al dedo a AMLO, quien hoy está siendo chiflado por un lado y rechiflado por el otro y todo por querer mandar a volar el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México la obra sexenal de Enrique Peña Nieto, quien podría ser juzgado en la Corte Internacional de Justicia de la Haya por crímenes de lesa humanidad, aunque también el señor López Obrador recoge chiflidos y rechiflas del otro lado por el Tren Maya, esta semana don Andrés Manuel López Obrador recibió la presión de organismos internacionales que le enviaron un diagnóstico, en el que alertan sobre el peligro en la construcción de las dos pistas del aeropuerto militar de Santa Lucía, como él proponía.
Pero ya lleva rato desojando la margarita y sin decidirse si cancelará o no el Nuevo Aeropuerto de Texcoco, donde los ejidatarios texcocanos le exigen que cumpla su promesa de campaña electoral de mandar a volar la terminal aérea que no sólo destruyó el histórico lago de Texcoco, los ecosistemas y de pilón arrasó con un cerro de Tezontle que es ocupado como cimiento de las principales pistas del Aeropuerto Texcocano.
También recibe chiflidos de empresarios poderosos que ya recibieron concesiones del régimen peñista para sus negocios en esa terminal aérea, mientras que los lugareños de Santa Lucía también lanzan chiflidos para que AMLO no les valla a salir con que el Nuevo Aeropuerto Internacional será construido en esa zona, pues acabaría con su tranquilidad.
Usted no me lo va a creer, pero hay quienes me aseguran que la mano peluda que mueve la cuna ante los ejidatarios texcocanos es ni más ni menos que don Onésimo Cepeda Silva, a quien el gobierno federal le afectó miles de hectáreas de sus tierritas que tiene por aquellos barrios y se las quiere pagar en una bicoca. ¡Dios santo! Como en la máxima de Don Quijote de la Mancha “El presidente electo podría estar topando con la iglesia”.
Y otro asunto que amenaza con descarrilamiento es el Tren Maya que tendrá un costo de 150 mil millones de pesos, eso para empezar, pero ya ve usted que siempre salen los gobernantes con que a chuchita la bolsearon y que como el dólar está sube y sube y sube, pues los costos de las obras y de todo también se van a las nubes.
Pero como decía el chapulín colorado: “Que no panda el cónico” porque en esa obra ferroviaria va dinero del gobierno y de poderosas trasnacionales.
¿Se da usted cuenta que el PRIANISMO dio un viraje hacia el PRIMOR y que todo seguirá exactamente igual para el capitalismo salvaje?
También por la obra sexenal del Mayab, hay chiflidos dentro y fuera de México. Los empresarios quieren que el gobierno la promueva por todos los rincones de la tierra, pero al parecer el gobierno Lopezobradorista no encuentra de dónde sacar la lana para promover el turismo en los dominios de la civilización maya, que según científicos desapareció de la faz de la tierra por una sequía que duró tres siglos.
Ya veremos si no hay descarrilamiento del Tren Maya o que, ante los chiflidos de uno y otro lado, López Obrador termine por dejar el Aeropuerto Internacional Benito Juárez de la Ciudad de México en donde hoy está convertido en una bomba de tiempo.
¡Vaya manera de enredarse!