“Acá las tortas”
¬ Salvador Estrada jueves 9, Ago 2018Folclor urbano
Salvador Estrada
Dice el sabio refrán: “las penas con pan son buenas”, y claro, mientras tengas el pan nuestro de cada día, puedes aguantar las penalidades que surgen en el camino, porque se puede soportar el dolor, pero no puedes estar sin comer.
El pan es el nombre general que se da a la producción de los tahoneros, un poema recuerda que “el panadero hace pan, pan de dulce, pan de sal”, y gracias a su trabajo tenemos a escoger, bolillos, teleras y pambazos.
Debido al bolillo y a la telera, tenemos las famosas y tradicionales tortas, acá las tortas, que al inicio se preparaban, para los chavos que iban a la primaria, de huevo con frijoles y éste fue el inicio del gran negocio de las tortas, que se expandió, al principio, en toda la ciudad y después en otras entidades del país. Las “tortas ahogadas”, de Guadalajara, y las tortas de cochinita, en Mérida.
El éxito de las tortas aumentó cuando surgieron diversos tipos para su preparación. Se hicieron famosas por su tamaño y sus nombres que se venden en los puestos alrededor de las estaciones del Metro. Se les dieron nombres como caribeña, rusa, alemana, Gloria Trevi, entre otras, que se preparan en forma parecida en su contenido, pierna, jamón, salchicha, combinadas con diversos quesos, en telera gigante,
Pero “la locura tortera”, para los tragones es la torta cubana: pierna, jamón, milanesa, salchicha y huevo, con los quesos amarillo, panela, añejo y queso de puerco.
Actualmente, las tortas son el sustituto de una comida y para cobrarlas, con precios que van desde los veinte pesos, hasta cuarenta y cinco, idearon esos nombres, y para comer la cubana, se ve la telera gorda y sus ingredientes se desparraman a los lados del pan. Se abre toda la boca y se ven las anginas y parece el hocico de un perro rabioso. Pero el colmo de las tortas, son las que tienen “coca”, que no es igual a comerse una torta y beberse una coca, como marca la tradición de los golosos. No es así.
“Las tortas con coca” acaban de ser descubiertas en el aeropuerto de Guadalajara, son bolillos rellenos de cocaína. Se enviarían a Los Ángeles. En un paquete de bolillos, 15 estaban rellenos de 120 gramos de la droga.
La audacia de los narcotraficantes llegó hasta el pan, alimento sagrado, en el que pensaron pasaría la aduana sin mayor problema, pero en la revisión a alguien se le antojó el bolillo para darle una mordidita y..¡fúchila, escupió el bocado! ¡Qué rayos tiene este pinche pan..turp-turrrpsht. ¡Uta madre!.. ¡es cocaína!
Los panistas de Guadalajara se alarmaron cuando se enteraron de que había “coca en el pan”. Se decían entre ellos, “somos mochos, pero no narcos”.
Ante este “gran descubrimiento” ¡tortas ahogadas de coca!, la vigilancia se ha redoblado en ese aeropuerto y se han pasado el tip ¡ojo con las tortas! Y los encargados de la aduana se miran unos a los otros y se palmean la parte trasera ¡Uffff!