Socavones ponen en riesgo CDMX
Luis Muñoz miércoles 8, Ago 2018Segunda vuelta
Luis Muñoz
La situación de la Ciudad de México es delicada: por un lado, se requiere actualizar el obsoleto Atlas de Riesgos y por el otro, las delegaciones políticas carecen de un protocolo de emergencia para atender a la población ante fenómenos naturales.
Para atender el problema, la diputada Janet Hernández Sotelo hizo un llamado a los legisladores federales y locales para que en el presupuesto de 2019 se contemple ampliar los recursos destinados a la renovación de la red hidráulica capitalina.
¿De cuánto estamos hablando?
De por lo menos 10 mil millones de pesos anuales…peccata minuta si se considera que con ello se evitaría la pérdida de vidas.
Hernández Sotelo, presidenta de la Comisión de Protección Civil de la Asamblea Legislativa, demandó que para mantener la prevención civil en esta capital se debe actualizar el Atlas de Riesgos, lo cual ayudará a minimizar peligros mayores en momentos de emergencias.
Dicha actualización ayudará, además, a los gobiernos de las delegaciones a contar con un protocolo de emergencias. Lo que hoy se pone sobre la mesa se ha dicho en reiteradas ocasiones, pero hasta el momento no se ha atendido el problema como debería.
La asambleísta dice (una vez más) que las tuberías en mal estado provocan socavones que ponen en riesgo a la ciudadanía; las fugas de agua y lo obsoleto de la red hidráulica exigen tomar cartas en el asunto.
Una red hidráulica que tiene más de 50 años de actividad y que ya concluyó su vida útil (lo cual ya se ha dicho hasta el cansancio), aumenta el riesgo de grietas en diversos puntos de la capital del país, como el que se registró hace más de seis meses en la carretera federal conocida como el Paso Exprés de Cuernavaca, Morelos.
Por cierto, sobre este caso, no hay un solo funcionario público sancionado, inhabilitado, ni destituido de su cargo. Para qué esperar a que pase otro percance igual, o peor, para después del “niño ahogado tapar el pozo”.
Hay otros casos similares como los que ocurrieron en la avenida Eduardo Molina, en Coapa o en las delegaciones Álvaro Obregón y Cuauhtémoc. Son zonas de alto riesgo y las autoridades deben de tomar en cuenta esa situación
Desigualdad educativa
La diputada María Luisa Beltrán Reyes (PRD) propuso exhortar a la Secretaría de Educación Pública a que diseñe e implemente una estrategia de política integral que atienda las brechas de desigualdad que se presentan en la formación indígena y comunitaria del Sistema Educativo Nacional.
De acuerdo con el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), en México uno de cada cinco niños de tres a 5 años, y uno de cada cuatro de 15 a 17 años, no asisten a la escuela.
Además, la desigualdad educativa a la que se enfrentan los alumnos afecta principalmente a la población indígena y comunitaria. En un punto de acuerdo que presentó en la Permanente y que analiza la Segunda Comisión, precisó que en la educación indígena destaca la ausencia de materiales en todas las lenguas y, en caso de existir, en su mayoría se encuentran desactualizados o están fuera de contexto, e incluso, en muchas ocasiones su distribución no es oportuna.
La falta de docentes y la escasa capacitación que se les brinda perpetúan el problema debido a que muchos de los maestros no cuentan con la formación para hacer uso de los recursos materiales que existen en idioma español.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) reveló que en 2015 había casi siete millones 382 mil 785 hablantes de lenguas indígenas, lo que representa el 6.5 por ciento de la población total del país, y 45.3 por ciento de la hablante de lenguas indígenas tiene entre 3 y 30 años; 24.9 por ciento, de 15 a 29 años.
Beltrán Reyes recordó que para brindarle educación básica a la población que vive en localidades con alto o muy alto grado de rezago social y educativo, se creó la Educación Comunitaria impartida por el Consejo Nacional de Fomento Educativo.
A diferencia de la indígena, esta modalidad se ofrece por medio de Líderes para la Educación Comunitaria, integrados por jóvenes entre 16 y 29 años que, durante uno o dos ciclos escolares, realizan un servicio social, impartiendo clases a niños y niñas de nivel preescolar o primaria en pequeñas comunidades rurales o indígenas, en campamentos agrícolas y en escuelas multigrado.
Puntualizó que tanto la educación indígena como la comunitaria presentan rezago en cuanto a la entrega de materiales didácticos, pero se les suma otras carencias básicas que resaltan el problema. De acuerdo con datos del INEE en 2015, 56% de los centros de enseñanza indígenas multigrado y 44% de las primarias comunitarias no contaban con tazas sanitarias para uso exclusivo de los estudiantes.
De la misma forma, más de la mitad de las escuelas indígenas y comunitarias carecían de agua todos los días de la semana, así como 12% de las multigrado y 42% de las comunitarias requerían energía eléctrica.
Además, la Evaluación de Condiciones Básicas para la Enseñanza y el Aprendizaje encontró que 57% de los centros educativos del país no tiene computadoras para uso de los alumnos; este porcentaje aumenta hasta 93% entre las comunitarias, y es superior a 60 por ciento en las indígenas y multigrado.