El muro fronterizo y los crímenes
¬ Augusto Corro jueves 2, Ago 2018Punto por punto
Augusto Corro
La ola de crímenes en México llevó al presidente Donald Trump a pronunciarse por una mayor seguridad fronteriza.
La tasa de asesinatos en nuestro país provocó alarma en el mandatario estadounidense.
Dijo que en el 2017 el número de asesinatos aumentó un 27% con saldo con un saldo 31 mil 174 personas ultimadas, “¡un record!”.
Antier en su tuit mañanero escribió que los “demócratas quieren las fronteras abiertas, ¡Yo quiero la máxima seguridad fronteriza!”.
Quedó claro que entre las obsesiones de Trump está presente la construcción del muro en la frontera México-EU como parte de su lucha contra la migración ilegal y el narcotráfico.
Hace varios días, el presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y Trump en comunicación epistolar “en la que ambos prometían una mejora en las relaciones entre los países”.
Por su parte, AMLO descartó hablar de la valla mencionada; “no queremos pleitos, sólo diálogo”, dijo.
El magnate desde su campaña política manifestó su repudio a los mexicanos y los calificó de delincuentes. Al llegar al poder reactivó la detención de ilegales y aplicó su política de “cero tolerancia”.
De esa conducta represiva de las autoridades estadounidenses se derivó la separación de familias de indocumentados.
Fueron separados niños de sus padres, sin contemplación alguna. Hechos condenados por la comunidad mundial.
A Trump no le importan las críticas, montado en su cerrazón, lo que le urge es la construcción del muro, a pesar de las voces múltiples que le advierten que de nada servirá esa pared.
¿Por qué? Por los crecientes corrientes migratorias en busca del “sueño americano” y de miles de personas que huyen de la violencia en sus países de origen.
Autoridades ineptas
De nada sirve tener la relación de homicidios registrados en el 2017 si no se tienen las posibilidades de erradicar la violencia.
Leyes laxas y autoridades incompetentes y corruptas tienen a México sumido en el terror.
Los miles de crímenes no son investigados. Los representantes de la ley no se interesan por perseguir a los delincuentes. Cada día aumenta el número de asesinatos. La lucha contra la narcodelincuencia fue un fracaso. La fragmentación de los cárteles de la droga solo produjo más extorsiones, secuestros y asesinatos.
La impunidad es uno de los factores principales que favorecen a los criminales. Si nadie los persigue ni castiga, pueden realizar sus actividades ilegales sin mayor problema.
Más del 90% de los delincuentes vive tranquilo, sin la amenaza de ser llevados ante un juez. Por ejemplo, nada se sabe de los asesinos de periodistas. ¿Y de los feminicidios? Tampoco. Vivimos en un país, cuya parte de su sociedad regresa a la época de la barbarie y el salvajismo.
Las estadísticas recientes señalaron que en México mueren asesinadas cada día más de 85 personas. Dato que, según vemos, a nadie le interesa.
¿Seguira el anayismo?
Después de la derrota del “anayismo” en las elecciones recientes, el Partido Acción Nacional (PAN) trabaja sobre el calendario para el cambio de dirigencia nacional.
Lo lógico sería que Ricardo Anaya, el ex candidato presidencial blanquiazul, dejara en paz sus ambiciones políticas, pero todo hace suponer que continuará en esa organización política.
Claro, no estará el queretano al frente, pero sí uno de sus incondicionales. El actual presidente interino, Damián Zepeda, el próximo mes cumplirá con su función de senador y ya no será dirigente.
Lo sustituirá en el cargo el secretario general panista, Marcelo Torres Cofiño, quien se encargará de nombrar a los próximos coordinadores parlamentarios en el Congreso.
Dos “anayistas”: Jorge Romero y Damián Zepeda encabezarán a las bancadas de San Lázaro y del Senado, respectivamente. Son movimientos que nos dicen de la influencia de Ricardo Anaya, en su partido.
Cabe recordar que en el partido blanquiazul dos grupos se encuentran enfrentados: los “anayistas” y los “calderonistas”.
A ambos grupos les fue muy mal en las elecciones recientes, pues esa organización política llegó dividida a la contienda electoral.
Una de las figuras principales del “calderonismo” con cierta influencia en el PAN fue echada del partido y tuvo que participar como candidata presidencial independiente. A los pocos días renunció a sus aspiraciones.
Entre otros panistas que buscan tomar las riendas del partido se encuentran los siguientes: Marko Antonio Cortés Mendoza, Jorge Luis Preciado, Roberto Gil Zuart, Ernesto Ruffo Appel, Francisco Búrquez Valenzuela, Juan Carlos Romero Hicks, Héctor Larios, Marco Antonio Adame Castillo y Rafael Moreno Valle.