Un pacto con el diablo
Alberto Vieyra G. martes 24, Jul 2018De pe a pa
Alberto Vieyra G.
Desde el sexenio de Miguel de la Madrid, hasta el de Enrique Peña Nieto, los regímenes tecnofondomonetaristas harían “un pacto con el diablo” para entregar las riquezas nacionales al “imperio capitalista del mal”.
Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto, bien podrían ser juzgados por la historia y por un jurado popular, como los “vendepatrias del México actual”, por haber desmantelado al Estado y entregar al gran capital, el patrimonio de los mexicanos, incluyendo el agua.
Recordaré que cuando Estados Unidos y Antonio López de Santa Anna descuartizaron a México, arrebatándonos 2 millones 547 mil 242 km2 de nuestro territorio, el 62 por ciento. El mapa de la República mexicana tenía exactamente la forma de un “cuerno de la abundancia”, sólo que los gringos se agandallaron la abundancia y a los mexicanos nos dejaron el puro cuerno.
Pero aún en el cuerno que nos dejaron quedaron riquezas incalculables en minería, es decir, oro, bronce, plata; petróleo, gas natural y desde luego bellezas naturales, de las que no escapa ni la hoja de maíz poblano, que el tesoro norteamericano emplea actualmente para fabricar sus avasallantes dólares. Todo eso y más, mucho más fue entregado al “capitalismo salvaje” por esos lacayos gobernantes.
Ellos son los que le dieron el tiro de gracia al Estado social surgido de la Revolución Mexicana para conformar un Estado económico en la era del criminal modelo económico neoliberal, calificado por el papa Francisco como “la economía de la muerte”, que ha hecho ejércitos y más ejércitos de miseria y unas cuentas comaleadas de super, super-ricos.
Actualmente, hay en el mundo poco más de 1 millón de millonetas que concentran las tres cuartas partes de la riqueza mundial. Tan sólo en México, 55 familias poderosas, son las que realmente mandan en el país, amasan una fortuna que se contabiliza en las tres cuartas partes de la riqueza nacional, mientras casi 60 millones de pobres viven de milagro, entre ellos cuando menos 11 millones de jóvenes a los que la clase política a tildado de “ninis”, no tienen trabajo y lo peor es que en su camino hay un futuro incierto, porque no figura en la agenda de los empresarios la creación de empleos.
Esos politicastros son los grandes traidores a los principios de la Revolución Mexicana de 1910.
Ese pacto con el diablo, sería sellado históricamente mediante una maldita alianza PRI-PAN, bautizada por el vulgo como “la ponzoñosa era del Prianismo”. Todo a raíz de un monstruoso fraude electoral.
Veamos, en 1988, Carlos Salinas de Gortari perdió la elección presidencial ante Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, postulado por el Frente Democrático Nacional (FDN), pero usurparía la Presidencia de México, mediante inconfesables alianzas con la Iglesia católica, el PAN y los empresarios, a los que les dio todo a manos llenas.
Nada, absolutamente nada les podía negar a las ardillas del PAN, encabezadas por Diego Fernández de Cevallos a los cúpulos empresariales, incluyendo a perversos capitales extranjeros de Gale Street, y a los purpurados de la Mitra. Ellos lo legitimarían en el poder y en la era de la economía neoliberal, convertirían a los mexicanos en esclavos.
Sí, el derrotado en las elecciones presidenciales del pasado 1 de julio no fue el PRI, como todos lo hacen creer, la derrota fue para esos falsos profetas de la globalización imperial y desde luego el maldito modelo económico neoliberal. Pero de ello le hablaré en nuestra próxima entrega.