Entelequias partidistas
Freddy Sánchez martes 24, Jul 2018Precios y desprecios
Freddy Sánchez
¿Sunami o terremoto?. Haya sido como haya sido: casi todos los partidos políticos en México prácticamente quedaron reducidos a escombros.
Y lo que todavía está en pie de estos institutos políticos derruidos en las pasadas elecciones, (si no siguen cayendo a pedazos), difícilmente podrán reconstruirse.
Un peritaje político, sin matices engañosos, quizás aconsejaría tirarlo todo, piedra por piedra de lo que quedó de la democracia partidista, a efecto de volver a construir desde cero a los partidos políticos del futuro en territorio nacional.
Y es que la “demoledora”, más que “aplanadora” del Partido del Movimiento de Regeneración Nacional, con el apoyo de la mayoría electoral que decidió votar, derrumbó no solo las estructuras visibles, sino que debilitó los cimientos de las organizaciones partidistas que le disputaron la presidencia y perdieron con el arrollador triunfo de Andrés Manuel.
Así que el Revolucionario Institucional, Acción Nacional y el Partido de la Revolución Democrática, bien podrían ser comparados a esos inmuebles declarados en condiciones irreparables, a consecuencia de un sismo devastador que los dañó estructuralmente.
Exactamente lo mismo que se puede decir de aquellos otros institutos políticos, virtualmente devastados en las recientes elecciones, entre otros, el Partido Verde Ecologista, Encuentro Social, Nueva Alianza y demás resabios de la democracia partidista en decadencia y franco proceso de desaparición.
Tal es el desastre en los partidos políticos que se antoja una misión imposible su reconstrucción, mediante dos que tres remiendos estructurales o bien una simple “retocadita” de sus bases con nueva manpostería a la vista del público. Algo que, lógicamente, sería inútil para la restauración de la democracia partidista.
Lo que queda pues a las dirigencias de los partidos políticos es definitivamente renunciar a sus cargos y actuar como se haría tras una tragedia sísmica.
O sea remover los escombros para ir al rescate de los sobrevivientes, rehabilitar a los heridos que aún tengan cura, tirar lo que estorbe, limpiar el terreno y volver a construir con estructuras más resistentes ante futuros embates climáticos electorales.
Y para ello es preciso que los partidos políticos desmantelados, a causa de las elecciones de julio, dejen de ver hacia dentro y busquen nuevos militantes en la sociedad civil.
Si se quiere para que con la dirección de algunos “sobrevivientes” de la “vieja guardia” comience cuanto antes la refundación de sus organizaciones, puesto que de no ser así, remotamente podrían en poco tiempo con meros cambios de fachada volver a competir en futuras elecciones, llegando a tener posibilidades reales de “resurgir de sus cenizas como el Ave Fénix”.
De modo que los engreídos magnates partidistas, (acostumbrados a saltar de un cargo legislativo a otro), que inequívocamente después de las recientes elecciones terminaron con las piernas, la cintura o hasta la columna vertebral de su reputación más que rota, están obligados ceder a otros aspirantes la búsqueda de cargos de elección popular en futuros comicios, debiendo ser los primeros en esta lista, todos aquellos que compitieron y perdieron el primero de julio.
Baste señalar en ese aspecto, que los viejos muros y modernos emblemas de la democracia partidista, desdeñados y vituperados, en yuxtaposición al desbordado apoyo social hacia Morena, ya no son opción para un cambio de fondo en los institutos políticos.
Una cuestión de fundamental importancia en los actuales tiempos de la democracia en México, en que es indispensable una pluralidad política que impida el retorno de todo imperialismo antidemocrático alentado por la inutilidad de todas esas abominables reliquias enquistadas en decadentes y desprestigiadas entelequias partidistas.