El palero de Putin
Alberto Vieyra G. jueves 19, Jul 2018De pe a pa
Alberto Vieyra G.
¡Que vergüenza para los norteamericanos!… No cabe duda, los estudiosos del carácter han concluido que Donald Trump, no es un individuo apto para gobernar al país más poderoso de la tierra.
Cuánta razón tienen, pues, la bestia trumpiana es de esos individuos que hablan sin conectar la lengua con el cerebro ¿Por eso se le patina la lengua y el coco tan seguido?
En su cumbre con el número 1 del kremlin Vladímir Putin, el güero loco se arrastró como un vulgar palero de Rusia.
Cuando Vladímir Putin aseguró que Rusia no había intervenido en las elecciones presidenciales norteamericanas del 2016, sin ambages, su palero Donald Trump dijo que “le creía a él y no a la CIA”.
El mundo se le vino encima a la bestia trumpiana. Republicanos y demócratas no vacilaron en acusarlo de traidor a la patria norteamericana por darle credibilidad al mandatario de una nación enemiga y no a las agencias de inteligencia que él representa.
Ante el alud de críticas que se le vinieron encima, el pelos de elote emularía a la chimoltrufia diciendo que sí, pero no, o que no dijo lo que dijo, o que lo que dijo lo dijo mal porque debió haber dicho “‘podría’ en lugar de ‘no pudo’”.
¿Pero qué hay detrás del lacayismo de Donald Trump hacia Vladímir Putin y Rusia?
¿Será en gratitud por su descendencia ruso-judía?
¿Será que Trump está en ayunas en materia de historia o que finge demencia sobre la guerra fría, el conflicto ideológico, político, económico y militar librado entre el capitalismo norteamericano del mal y el comunismo soviético?
¿Por qué su traición a las instituciones norteamericanas? ¿Su lacayismo tendrá que ver con sus ambiciones económicas y comerciales de levantar un hotel de cinco estrellas muy cerca de la plaza del kremlin? ¿Habrá enloquecido el Hitler Gringo exhibiéndose como palero de Putin?
A finales de 2016 y semanas después de los comicios, las agencias de inteligencia estadunidenses, encabezadas por el FBI concluyeron que, aunque fracasó en sus objetivos, el gobierno de Rusia intentó (mediante intervención cibernética) socavar el resultado de las elecciones presidenciales a favor de Trump y contra la entonces candidata presidencial demócrata, Hillary Clinton.
Antes de transferir el poder a Trump, el ex mandatario Barack Obama expulsó a varios diplomáticos rusos de Estados Unidos e impuso sanciones económicas a Rusia, en represalia por la injerencia electoral.
Robert Mueller, fiscal independiente del Departamento de Justicia, lleva a cabo una investigación para determinar si hubo o no colusión entre la campaña de Trump y Rusia con fines electorales.
Hoy el fiscal tiene mucha tela de donde cortar porque Donald Trump dijo ante los rusos “que no” y ante los gringos “que sí hubo injerencia rusa en las elecciones norteamericanas”.
Vaya manera de echarse de cabeza el palero de Putin.