Capitales alternas
Freddy Sánchez martes 17, Jul 2018Precios y desprecios
Freddy Sánchez
El hecho de que miles de familias apanicadas por el sismo del 85, prácticamente “salieran corriendo” de la Ciudad de México, y después de meses, la falta de oportunidades de subsistencia en el interior del país, diera pie al regreso masivo de capitalinos, es una clara advertencia para los que se proponen una reubicación colectiva como parte de un plan nacional de reordenación urbana.
Y es que un manejo mal planificado, sin el debido soporte de la infraestructura que lo permita y dado a la carrera como “prurito” de una moda sexenal, pronto redundaría en un tremendo fiasco del nuevo proyecto de nación de Andrés Manuel López Obrador.
Tal cosa solo podrá evitarse si antes de intentar el desplazamiento de la primera institución oficial hacia el interior de la República en su calidad de propulsora del cambio urbano a realizarse paulatinamente en distintas partes del país, se procede a construir previamente una base sólida de acogimiento para los que deban abandonar la ciudad capital.
La idea de que nuestra nación desature el centro neurálgico de las actividades económicas con un nuevo enfoque geográfico burocrático, ofreciendo nuevas opciones para los asentamientos humanos fuera del otrora Distrito Federal, en lugares del interior que previamente cuenten con la capacidad apropiada para evitar carencias y conflictos por falta de apoyos en infraestructura urbana, innegablemente, es algo positivo.
Porque es realmente inteligente y de alto relieve lo que hay que hacer para impedir un irremisible colapso de la Ciudad de México, en virtud aldesordenado y caótico crecimiento de la marcha urbana, que lógicamente amerita suspender la ocupación irracional de espacios sobresaturados y expuestos a carecer de servicios fundamentales en mediano plazo.
Más que saludable para todos los habitantes del país, será el reacomodo de grupos ciudadanos actualmente radicados en la Ciudad de México, pudiendo trasladarse a lugares donde se respire mejor aire, haya una dotación de bienes y servicios suficientes y de buena calidad, un trasporte público acorde con las necesidades, con el trazo de idóneas vialidades para abatir el congestionamiento vehicular, reducir el stress por el “apretujamiento”, y en donde la oferta de empleo sea la requerida por los demandantes de trabajo y el traslado de los domicilios a los centros de labor, deje de “robarles” más de media vida todos los días a los que duran horas en sus autos, el metro y los taxis o camiones para ir a trabajar, mal comer cerca del trabajo y regresar a dormir viendo poco o casi nada a la familia.
Un factor más de desunión familiar, pérdida de valores, descuido en la educación fundamental para los hijos y, lógicamente, causa de matrimonios en desavenencia, conflictos graves y descuidos hacia los jóvenes lo que se traduce en adicciones y conductas delictivas comunes entre un sinnúmero de hijos de padres que trabajan mucho y minimizan o de plano renunciaron a otras obligaciones familiares.
Así que, bienvenida la idea de una reubicación colectiva en zonas del interior del país donde el desplazamiento de secretarias de estado y empresas paraestatales de gran envergadura se convierta en la constitución de polos de atracción humana para desaturar la Ciudad de México.
Lo que, lógicamente, miles y miles de familias estarían encantadas de contribuir a lograr, siempre y cuando se pueda dar una sana lejanía con la capital del país y no suceda lo del 85, en que los que se fueron regresaron otra vez a la ciudad porque como se llegó a creer en el pasado de la emigración campesina a la zona urbana, ( más actualmente), admitiendo que siempre será preferible correr el riesgo de las grandes ciudades, que morirse de hambre en el ejido.
En ese tenor es menester señalar que la reordenación urbana debe hacerse con la planeación y los cuidados debidos. Dicho de otra forma: “con la cabeza” y no con “los pies”.
Y por eso hay que evitar que se sobresaturen las ciudades en proceso de saturación y pensar en la opción de crear previamente a cualquier cambio los satisfactores necesarios y eso podría hacerse con capitales alternas.