Crisis partidaria
¬ Salvador Estrada jueves 12, Jul 2018Folclor urbano
Salvador Estrada
Después del triunfo arrollador de López Obrador con el Movimiento de Regeneración Nacional, los otros partidos se “hicieron chiquitos” y cayeron en crisis existencial.
Ahora, en los partidos Acción Nacional, Revolucionario Institucional y de la Revolución Democrática, reflexionan, en busca de encontrar la solución para seguir viviendo como partidos y contar con las “prestaciones” que les autoriza el Instituto Nacional Electoral, de acuerdo con la ley, y que son millones de pesos para su mantenimiento.
El PAN vive una lucha interna, como si fueran relevos australianos, y los contendientes, cinco grupos ambiciosos del poder, van sobre Damián Zepeda, su actual presidente, para que renuncie por haber perdido en las elecciones, pero él asegura que de acuerdo con los estatutos cumplirá con el cargo hasta agosto y que después habrá asamblea para nombrar al nuevo dirigente.
Los panistas que quieren posesionarse del partido han formado sus grupos para ello. Están los calderonistas, encabezados por el ex presidente, los anayistas del “Chico maravilla”, que apoyan a Damián Zepeda, el cuadro de los gobernadores, que forman el GOAN, Gobernadores de Acción Nacional, el grupo Puebla, de Rafael Moreno Valle y ahora con su esposa la gobernadora electa, Martha Erika Alonso. Y los conservadores, con el ex gobernador de Morelos, Marco Antonio Adame, a la cabeza.
Esos grupos pelean el poder para “rescatar al partido”, porque dicen que les preocupa el declive de Acción Nacional, ante la derrota que vivieron en los pasados comicios, porque existe el peligro de que el PAN se vuelva una “oposición chiquita” si en las próximas elecciones, que serán dentro de tres años, no obtienen más legisladores.
Esos panistas han fracturado al partido y si no llegan a un acuerdo para que en asamblea se elija al nuevo presidente, se van a dar de frentazos y empezarán a cavar la tumba de ese instituto político.
Y en el PRI, los partidarios de la vieja escuela, están hartos de la imposición de sus dirigentes. Los militantes señalan que Enrique Ochoa Reza fue impuesto al cargo, lo mismo que José Antonio Meade, quien ni siquiera es priísta.
El ex gobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz, ha hecho declaraciones en las que pide se lance la convocatoria, seis meses antes, y se elija a la nueva dirigencia por consulta. No se quiebren la cabeza para encontrar al nuevo dirigente del partido, ha expresado, que sea la militancia la que decida.
Dicen que el interés tiene pies y con Ulises se comprueba la frase. Él quiere ser el nuevo presidente del PRI y a eso se debe su deseo de apurar la convocatoria y anunciar que va a realizar giras por todo el país para promover su candidatura.
Si el PRI no se reestructura, dicen los que saben, tendrá que cambiar de nombre y ponerle RIP.
El PRD anda en las mismas, por sus tribus, que todas quieren “tomar el poder” y buscan alianzas entre ellas para llegar a un acuerdo, pero los intereses que manejan los hace retrasar el proceso para que su presidente, Manuel Granados, convoque a los militantes a trabajar por la refundación del partido o posiblemente pasen a mejor vida.