La masa es tonta
Freddy Sánchez jueves 12, Jul 2018Precios y desprecios
Freddy Sánchez
La historia de aquel pastor a quien nunca nadie lo había recibido en su casa y el día que alguien lo hizo lo desconcertó tanto que perdió el habla y toda voluntad de promover grandes cambios para a purificación de las almas, no puede ser la misma historia del futuro presidente de los mexicanos.
Y no lo puede ser porque asumirá su mandato, nada menos que con el respaldo de más de medio padrón de electores votantes y una creciente acogida favorable entre una parte de los que no votaron por él.
Andrés Manuel López Obrador, para asombro de muchos, con ese toque de cordialidad y de concordia en sus encuentros con distintos críticos y adversarios políticos, en poco tiempo logró incrementar su gran caudal político de aprobación incluso entre algunos que no tuvieron empacho en verlo reiteradamente con temor y suspicacia.
En particular, un sector poderoso e influyente: los archimillonarios.
Esos a los que se ha dejado de “aguijonear” a cada rato incluyéndolos en la llevada y traída mafia del poder. Razón por la cual, no es menor su contento al tal grado que en ánimo de atender el llamado a la reconciliación nacional dejaron de aludir a ese López “a secas” del que hablaban constantemente para referirse al tabasqueño con gran respeto llamándolo don Andrés.
¡Hipócrita cortesanía, por Dios!
Aunque, lo lógico y deseable es que entre ambas partes haya cortesía y no un “encotronazo” del futuro gobierno y los poseedores de grandes capitales indispensables para el desarrollo nacional.
De modo que tratar de llevar una buena relación con los grandes empresarios, inequívocamente será más conveniente que hostigarlos y “golpearlos” con discursos agresivos, provocando que reaccionen con una virulencia desestabilizadora de la economía.
Más que entendible es pues el afán de López Obrador por llevarse la “fiesta en paz” con los magnates del dinero.
Pero, que no se equivoquen los super millonarios si creen que seguirán siendo “la mano que mueva la cuna” en los asuntos del poder, prevaleciendo por encima de todo la defensa de su codicia sin limitación alguna.
Que no se equivoquen tampoco pensando que los cambios a realizar a partir del próximo gobierno, a petición de su parte serán de mero “relumbrón” sin atreverse a ponerle nuevos límites a los abusos redundantes del jugoso enriquecimiento sin fiscalizaciones de ninguna clase, salvo las que se tengan que fingir para darle al pueblo su “atolito con el dedo”.
No se equivoquen pues los llamados en otro momento ufanos integrantes de la “mafia del poder”, albergando la idea de que el romance y la “luna de miel” con el futuro gobierno, sucesor del priisimo de Peña Nieto y contlapaches, durará por mucho tiempo y será inclusive algo mucho más placentero de lo que fueron sus virtuales “devaneos” con el panismo o los priistas devueltos al poder y vueltos a echar de éste con gran desprecio de la sociedad.
Más que equivocados, sin duda estarían los adinerados más adinerados de México, augurando que mucho tardarán los cambios que los obliguen a moderar sus apetencias de enriquecimiento con grandes negocios de poco o ningún riesgo y sólo teniendo que repartir “mendrugos” o “frijol con gorgojo entre la población en general.
Errados y más que errados estarían pues si eso realmente creen, porque de tener la razón, los equivocados más bien serían los millones de connacionales que demandan cambios que beneficien de manera ostensible a la mayoría, motivo por lo cual se dieron a la masiva tarea de empujar la candidatura presidencial de Andrés Manuel.
Y en ese tenor hay que decir que mucho más equivocado estaría el licenciado López Obrador, si llegara a pensar que su propia gente le perdonaría dedicarse a apachar a los millonarios tratando de aplacar a los demás con un reparto de ciertos beneficios suponiendo que la masa es tonta.