¡¡Es el PRI, estúpido!!
Jorge Luis Galicia Palacios lunes 9, Jul 2018Como veo, doy
Jorge Luis Galicia Palacios
- Cambiar sin simulaciones, advertía Colosio
- El partido tricolor sucumbió por casos de corrupción
En el contexto del 89 aniversario del PRI, en este espacio nos planteamos una interrogante sobre la difícil situación por la que atravesaba el más longevo de los partidos políticos y señalamos que indudablemente su destino estaría ligado a los resultados de la jornada electoral de este año.
La respuesta del electorado fue contundente y esta tiene una analogía con una frase que en tiempos de campaña de la política estadounidense expresó el candidato Bill Clinton
¡¡Es la economía, estúpido!!, en alusión a la recesión que en la materia vivía el país y para diferenciarse de la política de su rival en elecciones George H. W. Bush, quien había depositado su reelección en su política internacional por los sonados éxitos en la Guerra del Golfo Pérsico y el fin de la Guerra Fría. Obvio, ganó Bill Clinton.
La pregunta que nos hicimos tenía que ver con la continuidad del PRI en el poder, la reforma de sus estatutos y la moralidad de sus cuadros dirigentes, y esa pregunta recibió amplia respuesta con un rotundo rechazo al Revolucionario Institucional y a sus candidatos.
El partido en el poder perdió la Presidencia de la República, en la Cámara de Diputados quedó en un lejano quinto lugar respecto a la primera fuerza y en la Cámara de Senadores como en lo que será el primer Congreso Local de la Ciudad de México la situación es similar, sin fuerza.
A últimas fechas el debate sobre la refundación, la extinción, el cambio o un movimiento reformista obedecía principalmente a que sus militantes, seguidores, y ciudadanía en general ya no se sentía representada por el otrora poderosos partido.
Es cierto, la acción de gobierno de manera natural provoca desgaste y en la medida que acumulan años de mandato o tienen más tiempo en las representaciones del poder legislativo, en esa medida la ciudadanía ha visto la necesidad de impulsar cambios y éstos se han ido reflejando en el surgimiento de nuevas opciones políticas, como es el caso ahora con el Movimiento Regeneración Nacional, con apenas cuatro años de registro como partido político.
De todos los partidos, sin duda, el que mayor pierde es el PRI, ya que gozaba de una tradición de experiencia en el arte de gobernar al ser, en la historia reciente, el que mayor número de gobernadores tenía en las entidades federativas, y sin duda también, en la actualidad, el que más cuestionamientos acumulaba por malos gobiernos y que ahora, con la estrepitosa derrota en las urnas, difícilmente podrá ver llegar el cumplimiento de sus 90 años.
Por lo general, los cambios que en México se han dado en los últimos años en materia política van ligados, principalmente, a la inconformidad de algunos sectores de la población que no se sentían representados ni atendidos por su gobierno o por sus instituciones, y esos cambios, según se había visto, se fueron gestando de manera gradual.
Después de 89 años, para el priismo ya no hubo segunda oportunidad como la otorgada en 2012 con Enrique Peña Nieto al frente. El PRI no pudo capitalizar el enojo y decepción de la gente, y no pudieron porque en sus filas se anquilosaron o se incubaron políticos con un perfil de desmedida ambición, dando como resultado gobiernos de acentuada e imperante corrupción donde lo mismo se vieron involucrados mandatarios estatales que funcionarios federales y otros servidores de todos los niveles de gobierno. Esa es la realidad del porqué de la derrota.
Renovarse o morir, es el dilema en el PRI. Los analistas políticos conceden pocas oportunidades de resurgimiento a la desgastada nomenclatura y aun así hay quienes ya buscan rescatar lo que queda del tricolor, lo malo es que son los de siempre y hasta cierto punto los mimos que llevaron a ese partido a la ruina, o no me diga usted amable lector que Ulises Ruiz, ex gobernador de Oaxaca, sea un personaje que se identifique con la democracia, la transparencia y la honestidad. ¿Verdad que no?
Hay una debacle, eso sí, pero nadie se traga eso de que el PRI vaya a resurgir con el tal Ulises y sus seguidores. Entonces, a todos ellos quienes se desgarran las vestiduras en la pelea de lo que queda del Revolucionario Institucional no está por demás recordarles el slogan que en su momento utilizó Bill Clinton en 1992 y que aplicada a la sociedad mexicana quedaría así: ¡¡Es el PRI, estúpido!!
VA MI RESTO.- El desgaste del PRI no es de ahora, desde los tiempos del malogrado candidato Luis Donaldo Colosio el cambio era una exigencia y el combate a la corrupción un pendiente que requería atenderse con urgencia. Arriba hicieron mutis y los de abajo se cansaron de esperar.
Una y otra vez Colosio se pronunció en contra de la creciente corrupción y pedía cambios sin simulaciones. En el marco del LX Aniversario, un 4 de marzo pero de 1989, el entonces presidente del CEN del PRI, Colosio, advirtió que su partido debía ser el partido de la moralidad cívica y en apego a las leyes conminaba a enfrentar la corrupción.
El PRI perdió en votos y estos significan una pérdida de confianza de los electores. La reflexión vale para entender las causas, pero pensar en que un cambio de estatutos o con una refundación se eliminarán años de corrupción entre sus gobernantes, pues hay mucha reservas y tal vez solo se estará dándole la vuelta a la analogía encontrada con la expresión de Bill Clinton, y hasta ahí porque como veo, doy.