AMLO contra la violencia • II
¬ Augusto Corro miércoles 4, Jul 2018Punto por punto
Augusto Corro
( Segunda de tres partes )
La violencia es uno de los males que el virtual presidente, Andrés Manuel López Obrador, debe atacar con acciones rápidas y precisas.
Y en sus primeros discursos, tras el triunfo en las urnas, dijo que cambiará la estrategia fallida de combate a la inseguridad y a la violencia.
Para nadie es un secreto que en México se encuentran varias regiones azotadas por el crimen organizado.
Lugares donde la ley desapareció y la población tiene que someterse al poder de las armas de los delincuentes.
Ahí están por ejemplo: Tamaulipas, Guerrero, Guanajuato, Veracruz, Michoacán, Oaxaca, etc.
En dos sexenios la espiral de violencia creció y no se pudo erradicarla. Son miles de personas muertas y desaparecidas en una de las etapas más cruentas de nuestra historia.
Los conflictos y sus desenlaces fatales obedecen a la lucha de los narcos por la producción, trasiego y venta de estupefacientes.
El mercado más grande de adictos se encuentra en el país vecino: Estados Unidos.
Dijo el presidente electo que más que el uso de la fuerza, “atenderemos las causas que originan la inseguridad y la violencia”.
También afirmó estar convencido de que la forma más eficaz y más humana de enfrentar “estos males exige, necesariamente, del combate a la desigualdad y a la pobreza. La paz y la tranquilidad son frutos de la justicia”.
Según las estadísticas, hay más de 37 mil personas desaparecidas en México. Uno se pregunta por qué se llegó a esta fatalidad, sin autoridades que lo evitaran. La mayoría de esos seres humanos no localizados terminaron en las fosas clandestinas abiertas a lo largo y ancho de México. Es inhumano el sufrimiento de las familias que buscan a sus seres queridos con sus recursos personales.
Las autoridades, en muchos casos coludidas con la delincuencia, obstaculizan las tareas de localización e identificación de los restos mortales. Uno de los hechos que mantienen en constante interrogación es el secuestro de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
Reconoció el presidente electo que es necesaria y urgente cambiar la estrategia fallida de combate a la inseguridad y la violencia.
Se trata de una de las prioridades principales que deben atenderse sin demora alguna. Doce años en la lucha contra la delincuencia solo dio resultados negativos.
Tarea titanica
Entre las principales actividades del virtual presidente, López Obrador, se encuentra el de reunirse todos los días con los miembros del gabinete de Seguridad Pública, “es decir habrá mando único, coordinación, perseverancia y profesionalismo”.
La aplicación de las nuevas autoridades en materia de seguridad tendrá que empezar por una limpieza total en los cuerpos de policías municipales, estatales y federales.
Los policías de los municipios, mal pagados, sin instrucción ni preparación adecuadas, fueron atraídos por la delincuencia y se convirtieron en sus aliados.
Se registraron un sinnúmero de hechos criminales con la participación directa de los cuerpos policiacos. La nula protección de la fuerza pública a la población obligó a que esta creará los grupos de autodefensa, que luego creaban mayores problemas sociales.
En los municipios la lucha contra la delincuencia organizada no será fácil. Ya son muchos años en que los alcaldes y funcionarios locales, por temor o por ambición, colaboran con los enemigos de la sociedad.
Se dio esa mezcla de narcopolítica en la que se padece en algunos municipios de Guerrero. Así sucedió en Iguala, con el alcalde José Luis Abarca y la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa.
Proteccion a los periodistas
El día último del mes pasado fue asesinado a tiros el reportero José Guadalupe Chan Dzib, en Felipe Carrillo Puerto, Quintana Roo.
México es considerado como uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo, con más de 100 comunicadores asesinados desde el 2000. Los autores de los crímenes gozan de impunidad total.
En vano fueron las condenas de los organismos defensores de los derechos humanos para proteger a los periodistas. Las autoridades no las escuchan. En este año suman seis comunicadores victimados.
Aun no se sabe de las políticas que tendrán que implementarse para la protección de los representantes de los medios. Sin duda, que la protección a los periodistas tendrá que atenderse con medidas prácticas.
Aún no se sabe que piensa el presidente electo, López Obrador, sobre los crímenes contra los comunicadores.
( Continuará )