Ahora, a cumplir promesas • I
¬ Augusto Corro martes 3, Jul 2018Punto por punto
Augusto Corro
( Primera de tres partes )
El presidente virtual de México, Andrés Manuel López Obrador, recalcó, ante miles de sus seguidores que lo aclamaban, su frase: “Por el bien de todos, primero los pobres”.
También dijo que se atenderá sobre todo a los más humildes y a los olvidados, de forma especial a los pueblos indígenas de México.
Claro, son múltiples los problemas que debe resolver de manera inmediata el mandatario recién electo, pero, sin duda alguna, el combate a la pobreza es urgente.
Alrededor de 56 millones de personas viven en condiciones difíciles porque carecen de los recursos económicos para llevar una vida digna. López Obrador durante su prolongada campaña político para llegar al poder comprobó que la pobreza extrema es una realidad lacerante que afecta a más de tres millones de personas.
La solución no llegará de la noche a la mañana; pero el nuevo mandatario tiene la obligación de enfrentar esa indignante condición de vida de los desamparados y darle soluciones a sus problemas. Tendrá que llegar la atención real, constructiva, digna del gobierno hacia ese mundo de pobreza que, en casos contados, se sobrevive con la oprobiosa “limosna” oficial que reparten las instituciones públicas.
No más pobreza. Los más de 15 millones de indígenas merecen mejores condiciones de vida.
Corrupcion
En los últimos sexenios, los mexicanos fuimos presa de un torbellino de corrupción de consecuencias impredecibles. Los principales actores del saqueo al tesoro público fueron los gobernadores, funcionarios públicos de todos los niveles, etc.
Innumerables son los casos de los gobernadores que se sintieron virreyes todo poderoso y manejaron los recursos públicos a su antojo, para enriquecerse ilegalmente.
Dijo el virtual presidente que no se permitirá la corrupción ni la impunidad. Y advirtió: “Sobre aviso no hay engaño: sea quien sea, será castigado. Incluyo a compañeros de lucha, funcionarios, amigos y familiares. Un buen juez por la casa empieza”.
En lo personal, aplaudo este punto de vista de López Obrador, pues podría darle a la política un nuevo sentido social, pues quienes participen en ella tendrán que cumplir metas sociales definidas, lejos de los negocios y las transas que terminan en esas “comaladas” de nuevos ricos sexenales.
Los recién llegados al partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), muchos de ellos en busca de algún cargo público, y los funcionarios del nuevo régimen político deberán andar con pies de plomo, pues su líder ya manifestó que no permitirá el robo sin freno al erario.
En fin, la escoba contra la corrupción tendrá que ser general e integral. Deberá incluir la revisión, de acuerdo con la ley, de los encargados de la procuración de justicia tan desprestigiados como los propios delincuentes.
Sólo por verdadera necesidad se acerca el ciudadano común a las autoridades para exigir justicia. Pocas veces logra su cometido. La impunidad, hermana de la corrupción, se encarga de que la delincuencia viva, en el presente, sus mejores momentos.
En palabras de López Obrador la corrupción es la causa principal de la desigualdad social y económica y de la violencia que padecemos.
En consecuencia, añadió, erradicar la corrupción y la impunidad será la misión principal del nuevo gobierno.
Gasolina
De las reformas energéticas implementadas en el presente sexenio, nos queda una amarga experiencia: el alza en los precios de la gasolina.
Sin una estrategia económica adecuada, se incrementaron los precios del combustible que vino a elevar los precios de los productos básicos. Todo lo que se transporta resultó afectado.
“El dinero no alcanza para nada”, se quejan las amas de casa que tienen que ir al mercado a las compras diarias y enfrentar la carestía.
Esta tragedia doméstica no les interesó a los partidos políticos, que agrupados en el Pacto por México aceptaron las reformas mencionadas que dañarían la economía de los hogares.
Dijo López Obrador que no habrá gasolinazos. Declaración merecedora de los más intensos aplausos, aunque a mi modo de ver, una mejor medida sería la de bajar los precios de la gasolina. Así población no se sentiría tan agobiada por el alto costo de la vida.
En otras de sus consideraciones el nuevo presidente de México afirmó que todo lo ahorrado por el combate a la corrupción y por abolir privilegios, se destinará a impulsar el desarrollo del país.
Además señaló que “no habrá necesidad de aumentar impuestos en términos reales ni endeudar al país”. Los tributos hacendarios deberán canalizarse para brindar resultados prácticos, efectivos. Basta con ver las colas de enfermos en los hospitales públicos que esperan atención médica. Y uno se pregunta: ¿Y nuestros impuestos? Es hora, pues, de reorientar el gasto social.
( Continuará )