AMLO triunfa y completa las alternancias presidenciales en México
Roberto Vizcaíno lunes 2, Jul 2018Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
Lo que se predijo durante meses, se confirmó ayer: la mayoría abrumadora de los mexicanos que acudieron a las urnas votaron por Andrés Manuel López Obrador.
Apenas dos horas después de cerrarse las urnas, el primero en salir a reconocer este triunfo fue José Antonio Meade quien, a las 8 y minutos de la noche, acompañado por el presidente del PRI, René Juárez, desearon el mayor de los éxitos al tabasqueño y a su gobierno. Y prometieron su apoyo.
Cerca de las 9 salió a su vez Ricardo Anaya a reconocer que AMLO había ganado y al igual que Meade le deseó éxito en su gobierno.
Un escenario impensable, insospechado horas antes del cierre electoral. Nadie que hubiera seguido esta contienda sumida en una de las peores guerras sucias, hubiera imaginado los niveles de votación logrados por el tabasqueño, como la actitud democrática firme asumida por los dos contendientes mayores del tabasqueño.
Los primeros indicadores colocaban a López Obrador cerca del 50% o más de los votos emitidos. El número de sufragios y porcentajes reales serán conocidos hasta fines de la semana que hoy inicia.
Con este resultado, el triunfo de López Obrador sólo tiene otro referente a nivel internacional: el triunfo de Vladimir Putin en Rusia con el 80% de los votos. El resto de las elecciones en otros países se han dado con márgenes muy estrechos y en medio de conflictos.
José Antonio Meade y Ricardo Anaya quedaron ayer muy lejos de AMLO, con una diferencia irremontable. La derrota de ambos advierte el rechazo ciudadano alcanzado esencialmente por el PRI, pero sobre todo por el PAN.
Mientras Andrés Manuel López Obrador sumaba entre 43% a 49% de los quizá 65 millones estimados de votos emitidos, José Antonio Meade alcanzaba un 22% a un 26% de esos sufragios, y Ricardo Anaya lograba apenas el 23% a un 27%.
Jaime Rodríguez, El Bronco, no pasó de ser un candidato independiente testimonial. Con su participación se hunde el experimento de llevar al poder a una persona ajena al sistema tradicional de partidos.
Durante 2018 habrá en total 42 elecciones para la renovación de los cargos titulares en cada país en el mundo. En prácticamente todos los que han ocurrido hasta hoy 2 de julio, los resultados han estado marcados por el conflicto y la inconformidad ciudadana y con márgenes electorales muy ajustados.
Lo ocurrido ayer en México marca un amplio y contundente éxito democrático porque es apenas la segunda vez (la primera fue en el 2000 con el triunfo de Vicente Fox), desde 1988 en que una elección presidencial no termina en conflicto.
La llegada de AMLO indica además que la alternancia en la Presidencia de la República no sólo está destinada para uno del PRI o uno del PAN.
Anaya se hunde
Así como hubo ayer un claro vencedor, también hubo un irrefutable perdedor y este fue Ricardo Anaya y el PAN. El queretano arrastra en su caída a Alejandra Barrales y a Dante Delgado, dirigentes reales del PRD y MC.
Todos ellos pierden ante los candidatos de Morena las gubernaturas de la Ciudad de México, Morelos, Puebla, Tabasco y Veracruz que eran gobernados por panistas y perredistas.
Los candidatos de Andrés Manuel López Obrador ganan con Morena las gubernaturas en Chiapas, CDMX, Morelos, Puebla, Tabasco y Veracruz.
Especialmente con este triunfo AMLO dominará prácticamente todo el sur-sureste del país.
En este contexto al queretano sólo le queda intentar retomar el control del PAN, del cual es presidente con licencia.
Y es con este resultado, con el que se entiende la decisión del sábado de expulsar fastrack del PAN a los senadores Ernesto Cordero y Jorge Luis Lavalle Maury y a la diputada Eufrosina Cruz Mendoza.
Pero no hay que olvidar que también hay un proceso de expulsión contra los senadores Roberto Gil Zuarth y Salvador Vega Casillas.
Irán al TRIFE
Por lo pronto Ernesto Cordero, presidente del Senado, anunció que defenderá su permanencia en el PAN e insistió en que quien debía ser expulsado es Ricardo Anaya con base en su proceder antidemocrático en el PAN, y por su participación en el delito de lavado de dinero.
Cordero afirmo que Anaya ha creado una fuerte inconformidad interna en Acción Nacional malestar que incluso lo expresan 7 de los 12 gobernadores panistas..
«Todos los errores y la ambición de Anaya nos han llevado a esto y tenemos que reflexionar y volver a los principios de Acción Nacional», subrayó.
Ajustes en el PRI
Anaya no es el único gran perdedor de esta contienda. En la otra orilla están de la mano el presidente Enrique Peña Nieto y el PRI.
José Antonio Meade, con su actuación en la campaña y por su reconocimiento del triunfo de López Obrador, se salva de esta hornaza política.
La derrota fue advertida durante meses por viejos y poderosos priistas, quienes insistieron en la responsabilidad del Presidente de la República en ella.
En su intención de corregir líneas y acciones, estos priístas hablaron, buscaron acercarse, enviaron mensajes, y algunos lograron encontrarse con Meade, a quien incluso le advirtieron que Peña Nieto podría entregarlo sin avisarle.
Vieron en la designación de Enrique Ochoa Reza y colocar a mexiquenses en posiciones dominantes en el tricolor una decisión para construir la derrota.
Otro hecho que le atribuyen a Peña Nieto como parte de una intención de perder, fue el congelar por meses el lanzamiento del candidato presidencial cuando todos clamaban hacerlo ya, porque los contendientes Anaya y López Obrador iban a todo vapor enfrente.
Un elemento que convenció a muchos de estos priístas que Peña Nieto quería perder, fue el mandar como candidato presidencial a José Antonio Meade, un buen hombre y mejor tecnócrata, un personaje falto absolutamente de experiencia electoral y de malicia partidaria.
Las estructuras y bases priístas soportaron durante meses esenciales de la campaña esta situación. Muchos hicieron el vacío.
A nadie convenció la llegada de René Juárez en lugar de Ochoa Reza porque ya no había tiempo para cambiar la inercia. Ni siquiera con miles de millones de pesos.
Hoy parte del éxito de Andrés Manuel López Obrador quizá se encuentra en algunos de los elementos antes apuntados.
¿Lo sabe el tabasqueño?
Parece que sí. Ha dicho clara y públicamente que él no irá tras Peña Nieto.
En fin. Hoy hay un escenario distinto.
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