El valor del voto
¬ Augusto Corro viernes 29, Jun 2018Punto por punto
Augusto Corro
Alrededor de 89 millones de personas tienen credencial para votar el próximo domingo, en los comicios más grandes que se tenga registro. Más de 3,400 candidatos compiten por puestos públicos, incluido el de Presidente de la República.
Se podrá elegir a 500 nuevos diputados y 128 senadores, así como a 9 gobernadores y un jefe de gobierno en la Ciudad de México; además, en 24 entidades renovarán sus alcaldes y en 30 su Poder Legislativo.
El 1 de julio es sin duda una fecha importante para la práctica de la democracia, aunque esta no responda a nuestras inquietudes y deseos. Sin embargo, no deja de representar una oportunidad para fortalecer nuestras esperanzas de alcanzar un México mejor, sin desigualdades.
En la medida que acudamos a las urnas, nuestra democracia se fortalecerá y se estará en condiciones de depurarla, que rescate los intereses de nuestra sociedad sometida al poder de gobiernos ineptos e irresponsables.
En México desde hace doce años se empezó a vivir una espiral de violencia con miles de muertos y desaparecidos.
La aplicación de estrategias fallidas contra la delincuencia sólo provocó desconcierto y más pérdidas de vidas humanas.
Quizá esos graves errores de las autoridades bien pudieron evitarse con los gobiernos surgidos de elecciones limpias, alejadas del fantasma del fraude y las transas de quienes tienen el poder en las manos.
En las elecciones presidenciales recientes afloraron un sinnúmero de irregularidades que ensombrecieron los resultados e hicieron ganadores a los candidatos menos indicados para la difícil tarea de gobernar. Los ejemplos saltan a la vista.
Tenemos suficientes motivos para no creer más en los gobiernos que vienen. Somos un país flagelado por la pobreza, corrupción y violencia.
¿Qué actitud debemos asumir frente a los graves problemas sociales que nos golpean y nos llevan a pensar que no tienen solución?
Sugiero que al votar el próximo domingo. Con nuestro voto reforzaremos nuestras esperanzas e ilusiones. Vamos a evitar que continúen los gobiernos con sus políticas de “más de lo mismo”, de lo que estamos hartos.
En fin, tenemos derecho a un México más grande y más justo. Usted amable lector tiene la palabra.
El infierno
Un juez federal dio plazo de hasta 30 días a Donald Trump para reunificar a niños y padres indocumentados separados en la frontera de Estados Unidos con México.
El martes, el gobierno del deshumanizado presidente anaranjado recibió la orden de llevar a cabo la reunificación inmediata de las familias de inmigrantes separadas por la política de “tolerancia cero”.
El magnate de la construcción que gobierna en EU desde su campaña política rumbo al poder se distinguió por su despreció contra los mexicanos y todos aquellos que no le simpatizan, entre otros los originarios de países islamistas. Su racismo se le nota a flor de piel.
En el caso concreto de México las agresiones del presidente son permanentes, una de ellas es la construcción del muro fronterizo, a pesar de que expertos en la materia le dijeron que en nada ayudaría para evitar el paso de personas ilegales, drogas y armas.
En su desesperación por cumplir sus compromisos políticos y tener contenta a su base de seguidores, tan cerrados y obtusos como él, Trump no ceja en la persecución de los indocumentados, sin reflexionar las consecuencias que acarrea.
La nefasta idea de separar a los hijos de sus padres detenidos en la frontera rebasó los límites del abuso de Trump.
Las escenas desgarradoras de los niños que lloraban y que pedían estar al lado de sus madres conmovían al más duro de los corazones.
El llanto de los pequeños representó el más claro mensaje de arbitrariedades e injusticias que mereció el repudio de la opinión pública mundial que presionó para poner fin a esas medidas criminales de Trump.
El magnate y su gobierno fueron duramente criticados por la política deshumanizada que separó a los niños de sus familias para recluirlos en jaulas instaladas en jacalones improvisados en Centros de Detención.
Después Trump dijo que se buscaría la posibilidad de que los niños indocumentados fueran enviados a cuarteles del ejército, donde habría más higiene y una mejor alimentación para los pequeños separados de sus familias.
Por cierto, nadie conoce, con exactitud, la cifra de menores latinoamericanos que se encuentran detenidos en espera del fallo de las autoridades. Mientras, los niños tienen que sufrir la angustia, el miedo y el terror de encontrarse en un país extraño completamente indefensos.
Feliz fin de semana.