Las guerras políticas que vienen
¬ Augusto Corro jueves 21, Jun 2018Punto por punto
Augusto Corro
El dos de julio es la fecha en que empezarán los ajustes de cuentas en los partidos políticos.
Los resultados de las elecciones marcarán la pauta a seguir para la conformación de las organizaciones políticas. Los empresarios y patrones analizarán su situación y luego buscarán un apoyo real a sus intereses. Tendrán que formar su propio partido. No lo dude.
Si Andrés Manuel López Obrador gana la silla presidencial, como todo parece indicar, el partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) tendrá que entrar a una etapa de reestructuración necesaria.
Sus nuevos dirigentes políticos surgirán de la larga lista de morenistas que no alcanzaron un cargo en la administración pública lópezobradorista.
La responsabilidad de Morena será mayúscula pues tendrá que apoyar al gobierno frente a la oposición que se atrincherará en las Cámaras de Diputados y Senadores.
Blanquiazul
Tras el uno de julio, en Acción Nacional (PAN) empezará una guerra encarnizada entre los anayistas, calderonistas y los adversarios de las dos corrientes. Son constantes las manifestaciones de odio entre Ricardo Anaya, el candidato presidencial panista, y el expresidente Felipe Calderón Hinojosa.
En su desesperación por la derrota que lo amenaza, Anaya denunció ante la PGR a Felipe Calderón y a su opositor, el aspirante presidencial priista, José Meade Kuribreña, por presunta red de corrupción.
La pugna entre los panistas se agudizó cuando a Margarita Zavala de Calderón le negaron la candidatura a la Cámara de Senadores.
Después, el dirigente Anaya le canceló todas las posibilidades de representar al PAN en la contienda presidencial electoral, como abanderada del blanquiazul.
El propio Anaya se erigió como el aspirante panista y de la coalición Por México al Frente.
En el interior del PAN las corrientes políticas se empezaron a agitar hace varios días porque ante la posible derrota de su líder, los exmandatarios y gobernadores de extracción panista buscan apropiarse del partido.
De perder la elección, disminuirá la fuerza política de Anaya y fortalecerá a sus adversarios. ¿Volverá el PAN a ser el verdadero partido de oposición que fue antes de Vicente Fox y Felipe Calderón? Antes se le calificó como el PRIANISMO.
¿Ocurrirá lo contrario? ¿Será el PAN el que encabece la alianza opositora apoyada por el priismo?
Tricolor
En el Revolucionario Institucional rodarán cabezas de los dirigentes que no supieron conducir a su candidato a la victoria. Plantados en la realidad, el aspirante presidencial priísta, José Antonio Meade Kuribreña, no tuvo ninguna oportunidad para alzarse con el triunfo.
Se trató de una candidatura hecha al vapor. Caprichosa. Para empezar, Meade Kuribreña no representaba auténticamente a los priístas. Nunca militó en el tricolor. A última hora fue habilitado como “el mero, mero” en la tropa de dinosaurios.
Los tricolores tradicionales aguantaron, por disciplina partidista, el “dedazo” que benefició a Meade Kuribreña, pero el descontento quedó latente en las filas tricolores. El PRI sobrevivirá a la tragedia, pero no será el mismo. Los ajustes al interior del mismo cambiarán radicalmente su imagen.
Mientras buscarán los priístas la manera más decorosa de arrastrar su derrota. Fueron muchos años de corrupción de sus gobernantes, de extracción tricolor, que se distinguieron por el saqueo a los recursos públicos. Seguramente serán llamados a rendir cuentas de sus conductas ilícitas.
Del sol azteca
En el Partido de la Revolución Democrática (PRD) no cantan mal las rancheras. Venido a menos en los últimos años, esta organización política se encuentra al borde de la desaparición.
En una jugada política, criticada por propios y extraños, se alió con el PAN y Movimiento Ciudadano para competir en las presidenciales.
Acción Nacional dejó sentir su poder y opacó la presencia de los otros dos partidos en la coalición denominada Por México al Frente.
Los perredistas, que seguramente esperaban beneficios mayúsculos, solo consiguieron candidaturas secundarias. Tal es el caso de Miguel Angel Mancera, candidato plurinominal al Senado. Desde luego, “Los Chuchos” no se sintieron conformes con la repartición del “pastel” y tarde o temprano manifestarán su descontento contra el panista Anaya.
La situación de los hombres “fuertes” del partido del sol azteca será difícil, pues se les viene encima la derrota en su bastión principal: la Ciudad de México (CDMX). ¿Cuántas alcaldías mantendrá en su poder el maltrecho PRD?
Porque el cargo principal a disputar, el de jefe de gobierno capitalino, está muy lejos del alcance de Alejandra Barrales, quien carga un amplio expediente de corrupción.
En el PRD, por más cirugía política que se aplique en la dirigencia del partido, quienes lo conducen ya mostraron más de una vez que solo les interesa el poder político y sus negocios.