PAN y PRD, un día después
Jorge Luis Galicia Palacios lunes 18, Jun 2018Como veo, doy
Jorge Luis Galicia Palacios
- Ante la derrota, panistas se aprestan a su refundación
- Sol azteca, con pronóstico más crítico ¿Desaparición?
- Anaya, sin segunda oportunidad
Para quienes piensan que los partidos Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD) viven sus peores momentos políticos, seguramente ese escenario surge a partir de los pronósticos adversos que entregarán sus dirigencias a su militancia, donde por un lado su pragmática alianza no rindió frutos en la contienda electoral por la presidencia y por otro el bastión perredista, la Ciudad de México, tiende a desaparecer por el crecimiento de sus adversarios del Movimiento Regeneración Nacional y un Mikel Arriola que con sorpresa ha dado vida a un PRI que aunque posiblemente esa fuerza no les alcance a los tricolores para hacerse de la jefatura de Gobierno si será un contrapeso real a la hora de la gobernanza de los habitantes citadinos.
Es un hecho, panistas y perredistas viven momentos de incertidumbre al grado tal que entre sus militantes ya se habla del día posterior a la jornada electoral. Una derrota de Ricardo Anaya tendrá necesariamente que procesarse en términos de una refundación del partido que vio nacer su fundador Manuel Gómez Morín en 1939, la era anayista habrá terminado y si la base militante quiere rescatar lo que quede de la ideología que los llevó al poder en 2000 y 2006, al parecer la única opción que tendrán será la refundación, sin Anaya y su grupo.
La situación del PRD no parece ser igual a la de sus aliados políticos, el panorama les pinta peor.
A punto de cumplir tres décadas desde su fundación, 5 de mayo de 1989, lo más que hicieron en materia electoral, en treinta años de vida, fue sentar sus reales en la Ciudad de México gobernándola desde 1997 y sin nunca haber alcanzado ocupar la silla presidencial.
En el camino de la incipiente historia perredista sus principales líderes abandonaron sus filas, entre ellos un Cuauhtémoc Cárdenas que actualmente ocupa una cartera en el gobierno capitalino pero sin pertenecer a partido alguno y un Andrés Manuel López Obrador, hoy por tercera vez candidato presidencial, quien desde que abandonó al sol azteca, desde entonces, estos últimos no han visto su suerte e incluso hay quienes ya anticipan su desaparición como opción política si no hay capacidad de conservar el gobierno de la CDMX.
Unos y otros, panistas y perredistas, han sido acusados por sus correligionarios de pérdida de identidad, ideología y postulados.
Los primeros, identificados con los grupos de la derecha, la clase media pudiente y conservadora, empresarios y grupos clericales; los segundos, colocados en la llamada izquierda, con la bandera de las clases desprotegidas y una lucha antisistema.
Por tal razón, en una unión de opuestos, militantes del PAN y del PRD siguen sin entender la alianza política que a sus partidos los tiene frente a las más escandalosa y dolorosa de sus derrotas.
En ese contexto, de uno y otro lado se hacen reflexiones. Un día después de las elecciones, si Ricardo Anaya no gana, será un ciudadano más con tiempo suficiente por delante como para rendir cuentas a la justicia y tratar de esclarecer hechos que le imputan por lavado de dinero, enriquecimiento inexplicable y posible tráfico de influencias, eso en tanto que la militancia de su partido intentará recuperar documentos básicos e ideario que en algún momento los llevó al poder, eso (parece) será su principal tarea en lugar de buscar chivos expiatorios o, en lenguaje de la parodia futbolera, “expulsaciones”.
En la derrota de los amarillos su escenario se antoja aún más difícil al del panismo. Las culpas entre las tribus que integran al sol azteca será de tal magnitud que muchos buscarán acomodo en la casa morenista, tal como ha sucedido en los últimos meses y otros más, posiblemente darán un giro de 180 grados a su lucha con la formación de un nuevo partido. Entonces, si no hay triunfos relevantes el primero de julio es poco probable que la nomenclatura del PRD sobreviva.
VA MI RESTO.- A propósito de la refundación del PAN, sin Ricardo Anaya. El actual presidente de la mesa directiva en la Cámara de Senadores, Ernesto Cordero Arroyo, de estirpe panista, levantó una denuncia ante la PGR para que el candidato presidencial de la Alianza “Por México al Frente”, donde confluyen los partidos del PAN, PRD y MC, sea investigado por existir discrepancias en el comportamiento de declaraciones patrimoniales e ingresos manifestados por Anaya y su cónyuge.
La denuncia fue presentada por el senador horas antes del desarrollo del segundo debate entre presidenciables, por lo que Ricardo Anaya no perdió la oportunidad de querer desviar el hecho y en lugar de aportar datos que permitan dar claridad a su supuesta inocencia, acudió al fácil recurso de mostrarse como perseguido político por el gobierno, cuando lo que se sigue esperando de él es que presente pruebas de su inocencia.
En fin, la acusación que Anaya hace contra el gobierno federal, específicamente contra el presidente Enrique Peña Nieto, claro está, será parte de sus arengas hasta el último día de su campaña política, porque después del primer domingo de julio, si los votos no le favorecen, como se pronostica entre la opinión pública, su suerte será otra y esa no tendrá una segunda oportunidad, como la refundación del PAN, y hasta ahí porque como veo, doy.