Último chance
Freddy Sánchez martes 12, Jun 2018Precios y desprecios
Freddy Sánchez
El último debate entre los aspirantes presidenciales será decisivo para marcar el rumbo de las preferencias electorales, que no están al cien por ciento decididas.
Los que apoyan a Andrés Manuel López Obrador, podrían aumentar, pero difícilmente serán menos de los que ya son. Casi el doble de los que se han declarado partidarios de Meade y Anaya.
Pese a que en años anteriores, en distintos procesos electorales, incluido el presidencial de hace seis años, los encuestadores incurrieron en yerros tan grandes, (dando por perdedores a los ganadores y calculando porcentajes absolutamente ajenos a la realidad), los resultados de las preferencias conocidos hasta el día de hoy, siguen siendo una pauta sobre lo que a fin de cuentas será develado el día de la elección.
El primero de julio próximo, sabremos si otra vez los empresarios dedicados al negocio de las encuestas electorales, de plano tendrán que dedicarse a otra cosa, lo que sólo su desvergüenza podría evitar, si a diferencia de lo que se viene diciendo desde hace meses, el ganador no está definido.
O sea, Andrés Manuel López Obrador: el preferido en todas las encuestas publicadas.
Así que el tabasqueño llegará al tercer y último debate presidencial, en Mérida, Yucatán, con la confianza de ir más que adelante en el ánimo electoral, si las susodichas encuestas que una y otra vez lo dan como primer lugar, confirman su anticipado veredicto sobre la contienda presidencial cuando llegue la hora de la verdad.
En ese sentido, los competidores que se disputan la silla presidencial, obviamente, no pueden dar por hecho que la historia de esta elección está escrita y nada ni nadie podrá cambiarla.
Por lo mismo, es más que necesario alentar a los simpatizantes partidistas para que por ningún motivo caigan en exceso de confianza pensando que “este arroz ya se coció”.
Pecar de soberbia, antes de que el veredicto del primero de julio, se dicte en las urnas, sería un craso error para los aspirantes a la primera magistratura de la nación.
Bajo esa perspectiva, cada quien sabrá qué hacer y qué decir en este último debate.
Meade y Anaya, que supuestamente casi están empatados, quiéranlo o no se verán en la necesidad de desmarcarse uno del otro, procurando con ello, consolidar su segundo lugar en torno a la elección por realizarse y entonces llamar al voto útil para tratar de vencer a López Obrador.
Esto último (el obligado golpeteo entre los que van atrás casi parejos en el segundo lugar en las preferencias mostradas por las encuestas sobre tendencias electorales) podría ser un factor en beneficio del tabasqueño, que como se ha dicho entre sus cercanos y lo creen sus adversarios políticos, su posición en este último debate, no lo obliga más que a mantenerse sereno y no caer en enredos que lo obliguen a decir nada que le perjudique.
Y por lo que se ha visto, López Obrador, inequívocamente, como dice una canción: lo sabe, lo sabe, lo sabe…
Por eso, es que el reto de tener que dar un “buen brinco” en este último debate y después hacer lo mismo con el apoyo de sus cercanos en los posdebates, lo tienen frente a sí, mucho más que el candidato presidencial de Morena, sus contrincantes José Antonio Meade y Ricardo Anaya, puesto que lograr sacarse clara ventaja, uno del otro, es más que apremiante para el afán de ambos por demandar el voto útil con el que se le pueda ganar al tabasqueño.
Algo que a los electores que no están con López Obrador, les costará más trabajo decidir en la medida en que Meade y Anaya sigan más o menos empatados en el segundo lugar de las preferencias electorales, siendo por ello imprescindible que cualquiera de ellos aproveche este debate como su último chance.