“Gemelos en busca del sol” ofrece temporada en Centro Cultural Helénico

• El lenguaje escénico de la obra es con máscaras, títeres, luz negra y música en vivo, por lo que la imaginación de cada espectador juega un papel importante en la aventura

Arturo arellano

La puesta en escena está pensada en los niños, pero es edificante para toda la familia, por su mensaje de unidad, amor y amistad.

“Gemelos en busca del sol” es una puesta en escena, cuya dramaturgia corre a cargo de Creación Colectiva de La Sociedad de las Liebres, bajo la dirección de Gerardo Daniel Martínez y un elenco conformado por Abraham Baños, Fernanda Benítez, Carolina Berrocal, Daniela Bustamante, Jorge Rojas y Andrés Torres Orozco, quienes dan funciones todos los domingos  en el Teatro del Centro Cultural Helénico.

La puesta en escena recuerre a herramientas, como las sombras y las marionetas para contar la historia de Nay y Tob, quienes viven debajo de la tierra en un desierto poblado de criaturas abominables. Ellos tendrán que enfrentarse a sus miedos más profundos y realizar un viaje para buscar a su padre, el dios Sol, quien les ayudará a vencer a las bestias y a hacer que la luz regrese de nuevo a su mundo. Para ahondar en detalles, Andrés Torres concedió una entrevista para las páginas de DIARIO IMAGEN, en la que de entrada comentó: “Estamos contentos de llegar al Teatro Helénico, queremos decirles a las personas que no la han visto, que vayan, porque es un espectáculo pocas veces representado en nuestra cartelera teatral, ya que usamos varios elementos, como los títeres de sombra, de manipulación directa,  las actuaciones de nosotros mismos, al igual que recurrimos a máscaras, tenemos recursos de combate escénico, así que estéticamente es muy bella la obra”.

“Somos cinco actores en escena y nos encargamos de todo. De pronto, la gente cree que somos más, pero no, nosotros nos las arreglamos para resolver todo.  Se asombra de que podemos hacer la técnica primero de sombras, luego sombras de las marionetas, posteriormente marionetas de manipulación directa y finalmente encarnar en piel propia a los personajes. La obra nos llevó un año, hemos sido apoyados por una incubadora de compañías de teatro y por la UNAM, de modo que llegar a este recinto es una gran oportunidad”.

De la historia refiere: “Es un asunto de hermandad, amistad y de estar siempre juntos, muchas veces nos dicen que no somos capaces de algo, pero estos hermanos son ejemplo de lo contrario, porque se mantienen juntos para llegar a sus objetivos. Ellos viven debajo de la tierra, se protegen de monstruos que viven en la superficie, sin embargo, ya se están quedando sin agua, sin comida y se ven obligados a salir. En esa aventura la gente se vera identificada, porque siempre estamos persiguiendo algun objetivo, pero debemos entender que la unidad nos hará más fuertes”.

“Es una obra para niños, pero está dirigida a toda la familia, los padres salen impresionados de las técnicas, los niños salen cantando las canciones y eso es muy interesante, porque también conocen otra manera de hacer teatro. Mi personaje es Coy, un coyote amigo de los hermanos, pero hago también a un ministro, que es un oso peludo de forma extraña, entre otros personajes”.