Este arroz ya se coció…
¬ Augusto Corro viernes 1, Jun 2018Punto por punto
Augusto Corro
En las encuestas, la mayoría de los votantes dan a Andrés Manuel López Obrador (AMLO) el triunfo en las elecciones presidenciales.
Se quedaron rezagados los candidatos Ricardo Anaya, José Antonio Meade Kuribreña y Jaime Rodríguez (a) “El Bronco”.
De no ocurrir algo extraordinario, AMLO será el próximo presidente de México. Ahora, en Morena se enfocará más la atención para ganar las elecciones en los nueve estados que cambiarán de gobernador, así como en las Cámaras de Diputados y Senadores y congresos locales.
La intención de los morenistas es tener toda la fuerza política para la realización de sus proyectos.
Morena es un partido que se abrió para la llegada de personajes, con antecedentes buenos y malos, que militaron en otras organizaciones políticas.
Mientras llega el 1 de julio, los ánimos se calientan y la guerra de lodo se encuentra en su apogeo.
Los perdedores se niegan a la derrota. Es lógico. Sin embargo es necesario bajarle el tono a la lucha político para evitar enconos y venganzas posteriores. De por sí, esta contienda electoral resultó ser la más cruenta pues van 102 asesinatos contra políticos y candidatos en todo el país.
CUENTA REGRESIVA
Para el presidente Enrique Peña Nieto empezó la cuenta regresiva de su mandato. Tendrá que entregar el poder a su sucesor en las mejores condiciones posibles, que no son muchas.
En primer lugar, nada podrá cambiar de aquí a diciembre la situación de inseguridad que se vive en México.
El mandatario Peña Nieto no quiso o no pudo cambiar el modelo de guerra contra la delincuencia organizada, heredada de su antecesor, el impresentable Felipe Calderón.
Esa lucha sin estrategia, que a nada bueno condujo, superó el número de levantados, secuestrados, desaparecidos forzosos y asesinados.
La solución al gravísimo problema de la inseguridad estará en manos del próximo gobernante, esperamos. ¿Y qué ocurre con la corrupción y la impunidad que nos flageló durante todo el sexenio peñista? Ante un escenario de impunidad, la corrupción creció sin límite. La clase política perdió sus principios y se volvió cínica. Decidieron saquear las arcas públicas y convirtieron sus cargos en negocios productivos.
ERRORES QUE NO SE CORRIGIERON
¿Por qué mantener en el puesto a un funcionario calificado de corrupto por propios y extraños? Me refiero a Gerardo Ruiz Esparza, quien deberá rendir cuentas de su paso por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT). En la misma situación estará Emilio Lozoya, ex director de Petróleos Mexicanos (Pemex) por los presuntos sobornos millonarios de la compañía brasileña Odebrecht.
Los ejemplos de corrupción señalados son apenas la punta del iceberg de la corrupción.
Pero quedan expedientes que tendrán que investigarse y cerrar esas páginas de la historia que denigran a cualquier gobierno. Hablamos de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa. En materia de derechos humanos los organismos internacionales condenaron la tortura y la desaparición forzada de personas. Más de 30 mil personas fueron desaparecidas. Los familiares buscan a las víctimas en frigoríficos de las autoridades y en fosas clandestinas, sin ninguna ayuda de los gobiernos.
DE LA IMPUNIDAD
La impunidad apareció como un derecho para la delincuencia. Con las reformas a las leyes, parece que se cambiaron las formas de vida cotidiana.
Son los delincuentes quienes andan libres y los ciudadanos enrejados. Basta ver como se multiplican los comercios con puertas y ventanas protectoras; de cámaras de vigilancia por todas partes.
En lo que va del presente sexenio 42 periodistas pagaron con su vida; además, se registraron 2 mil agresiones a reporteros. Ni uno solo de los asesinos fue condenado a prisión.
La violencia y la impunidad invadieron comunidades enteras donde se rigen por la ley del más fuerte; donde mandan los capos de la droga o del saqueo a los ductos de combustible.
El robo a los trenes de carga ya es un hecho que registramos como cotidiano en materia de violencia e impunidad. Igual sucede con los atracos a los camiones de carga en las carreteras.
EL DÓLAR
En materia de política exterior, el gobierno de Peña Nieto no respondió al clamor de los gobernados que pugnaban por una postura más enérgica de México frente al presidente Donald Trump. El mandatario estadounidense no se cansó de insultarnos desde antes de iniciar su campaña rumbo a la presidencia. Sin embargo, las autoridades mexicanas no se atrevieron a contestarle para ponerlo en su lugar. Al contrario, Trump fue invitado a Los Pinos y tratado como presidente, cuando aún estaba en la lucha por la silla presidencial.
La última agresión del mandatario estadounidense consiste en la aplicación de aranceles de 25 por ciento al acero y 10 por ciento al aluminio que lleguen a Estados Unidos, provenientes de México, Canadá y la Unión Europea.
A la hora de redactar estas líneas el dólar costaba 20.40 pesos en la ventanilla de algunos bancos. El asunto del Tratado de Libre Comercio (TLC) otra vez se tambalea.
En fin, a grandes rasgos así fue el gobierno de Peña Nieto, quien además, de acuerdo con las encuestas, tendrá que entregar el poder a su sucesor AMLO y enfrentar la peor derrota del PRI en los últimos tiempos.
Feliz fin de semana.