Una ciudad problemática
¬ Augusto Corro miércoles 30, May 2018Punto por punto
Augusto Corro
Las campañas políticas en la Ciudad de México llegan a la recta final. ¿Y las propuestas de los candidatos?
Poco se sabe de ellas. No es fácil recetar medicinas a un paciente con enfermedades crónicas, mayúsculas que amenazan con matarlo.
Lo que se ve a simple vista es el problema del transporte público.
La cada vez mayor densidad poblacional exige más Metro, Metrobús y líneas de camiones.
En el primer caso, la construcción de nuevas líneas del Metro se llevaría su tiempo, en caso de que las autoridades decidieran su ampliación.
El problema del Metrobús sería para tapar un hoyo y destapar otros. Se trata de erradicar el mal no de medicinas paliativas.
Y las nuevas líneas de autobuses solo harían más complejo y lento el traslado de pasajeros.
Como se sabe, la mayoría de las personas que utilizan los camiones se pasan muchas horas en sus viajes que van desde su hogar al centro de trabajo. Hay pues, un grave problema de movilidad.
Otro de los problemas que agobian a los capitalinos es el relacionado con la vivienda. Ya no hay espacio para viviendas.
Irresponsablemente los gobiernos perredistas permitieron la construcción de unidades habitacionales que llegaron a incrementar los problemas locales graves, como son la falta de agua y la escasez de áreas verdes, entre otros.
En el tema de la seguridad, ¿quién de los aspirantes le pondrá el cascabel al gato? O mejor dicho, ¿quién acabará con la inseguridad que nos agobia?
Durante años, las autoridades capitalinas en encargaron de negar la presencia de la delincuencia organizada en la metrópoli. En el presente la espiral de violencia es imparable. Son interminables los delitos de las bandas criminales. Vivimos en una ciudad insegura.
Ahí están, pues, los problemas vigentes que exigen una pronta y real solución. Tienen la palabra los candidatos a jefes del gobierno capitalino, por ahora entregados a la demagogia y los enfrentamientos políticos estériles en sus campañas electorales.
El cinismo de “El Bronco”
Desde el inició de la contienda electoral surgió la expectativa sobre los candidatos presidenciales independientes.
Pensamos que se trataba de una puerta importante para acceder a la democracia a la mexicana que algunos la juzgan como joven, moderna y otros como inalcanzable y mentirosa.
Pues algunos se encargaron de mostrarnos qué clase de democracia se practica en México. Veamos. Entre otros aspirantes presidenciales cuatro de ellos llegaron hasta el final en sus aspiraciones para conseguir su registro en las boletas electorales.
El periodista Pedro Ferriz de Con fue el primero al que bajaron del camión. No alcanzó a juntar las firmas para el registro oficial de su candidatura. Siguió el experredista Armando Ríos Piter, quien tampoco cumplió con los requisitos legales.
Únicamente consiguieron el anhelado registro dos aspirantes: Margarita Zavala de Calderón y Jaime Rodríguez Calderón (a) “El Bronco”. Ambos consiguieron las rúbricas de apoyo con un sinnúmero de irregularidades.
La señora Calderón hizo toda clase de trampas para lograr su propósito. Quizás por su conducta reprobable decidió dejar por la paz su aspiración de regresar a Los Pinos.
“El Bronco” no pasó la primera aduana. El Instituto Nacional Electoral (INE) le negó el registro; pero una autoridad superior (el Tribunal Federal Electoral) le dio luz verde y ahora tenemos al gobernador de Nuevo León, con licencia, como un flamante candidato presidencial.
Pero la historia aún no termina. El propio INE presume lavado de dinero en el financiamiento de “El Bronco”. Ante esta situación, el instituto envió el expediente del aspirante presidencial independiente a la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales, al Servicio de Administración Tributaria (SAT); y a la Unidad Especializada de Investigación de Operaciones con Recursos de Procedencia ilícita de la Procuraduría General de la República.
Las autoridades investigarán sobre irregularidades fiscales de “El Bronco” mediante la participación de empresas fantasma en el manejo del dinero, de procedencia ilícita, en su campaña.
También, según se supo en el INE, el candidato Rodríguez Calderón abusó de su autoridad para que 652 servidores públicos, en vez de cumplir con su trabajo, se dedicaron en días y horas hábiles a la recolección de firmas de apoyo para su jefe.
En fin, “El Bronco” coleccionó un sinnúmero de ilegalidades, pero sigue en la pantomima de candidato presidencial independiente, con el cinismo que le permitieron las autoridades cómplices que no quisieron actuar para cancelarle el registro en la papeleta electoral. Cubrir a los pillos, no es democracia. ¿O sí?