Cruda realidad
¬ Augusto Corro miércoles 15, Dic 2010Punto x Punto
Augusto Corro
Diferentes fenómenos sociales surgen a raíz de la guerra contra la delincuencia organizada.
En Michoacán, niños, jóvenes y adultos participan en una manifestación para apoyar al capo Nazario Moreno González “El Chayo”, quien pereció al enfrentarse a la policía.
En Ciudad Juárez, los médicos efectúan marchas de protesta porque son víctimas de la violencia delincuencial. Algunos ya fueron secuestrados y otros dos asesinados.
En Zacatecas, ocho cazadores guanajuatenses fueron levantados, asesinados y quemados por supuestos policías, según un testigo. En Acapulco, el 30 de septiembre, 20 turistas michoacanos perecieron a manos de narcotraficantes.
En el primer caso, se podría entender que la sociedad de Apatzingán, Michoacán, apoya a los líderes de “La Familia Michoacana”, por una simple y sencilla razón: recibieron la ayuda que necesitaban, alguien les tendió la mano, obtuvieron lo que el gobierno les ha negado.
Es decir, los jefes del crimen organizado ocuparon los vacíos que dejaron las autoridades en los tres niveles: municipal, estatal y federal. ¿De qué otra manera podría reaccionar una población con innumerables carencias?
Los michoacanos saben que nada deben esperar del gobierno. Quizá los apoyos que recibieron o reciben del crimen organizado son más efectivos que los discursos oficiales de los que deben encontrarse hartos.
Desde 2006, en Michoacán no existe la paz. En esa entidad se inició la guerra contra la delincuencia organizada, sin una estrategia, sin estudios reales sobre los efectos que ocasionaría en la sociedad una acción de tal envergadura.
Y los resultados se perciben inmediatamente. La sociedad michoacana rechaza la presencia de la fuerza pública; pero el gobierno federal no escucha las voces de los afectados.
¿Qué porcentaje de la base social apoya a los delincuentes? Este es el punto importante que debe ser analizado para definir contra quien va dirigida la guerra.
Por cierto, Julio César Godoy Toscano, medio hermano del gobernador michoacano Leonel, tendrá que enfrentar a la justicia como cualquier hijo de vecino. Sin fuero, deberá aclarar sus vínculos con el crimen organizado, concretamente con el cártel de “La Familia”. Son innumerables las pruebas que lo hunden.
CIUDAD JUÁREZ Y LOS MÉDICOS
En Ciudad Juárez se presenta también un hecho singular, los doctores acordaron no prestarles atención médica a los ladrones, extorsionadores y secuestradores. Argumentan que ya salvaron a muchos delincuentes y éstos actúan en contra de los profesionales de la salud. Efectuaron un paro de labores y se declararon en sesión permanente.
Los médicos han sido blanco de secuestradores y extorsionadores: un total de 20 plagiados en lo que va del año, dos de los cuales fueron asesinados, a pesar de que se pagó el rescate.
Los profesionales de la salud, para llevar a cabo sus propósitos, identificarán a los delincuentes por su indumentaria, tatuajes y por la forma en que resultaron lesionados.
Exigen los galenos un alto a la impunidad y una procuración y seguridad pública efectivas. Si no se cumplen sus demandas, les negarán la atención médica a los policías de los tres niveles de gobierno.
En el caso de la desaparición de los cazadores guanajuatenses, se debe interpretar que el territorio nacional se convirtió en tierra de nadie. En la carretera los asaltos son el pan de cada día. Los retenes aterran. Cualquier grupo de maleantes tiene el poder de levantar a quien se le antoje. ¿Habrá necesidad de viajar con salvoconducto?
Las primeras informaciones sobre la desaparición de los cazadores señalan la presencia de policías municipales implicados. No sería raro. Estos representantes de la autoridad son ejemplo claro de la podredumbre que invadió a la fuerza pública. ¿En quién confiar?
Los ejemplos mencionados representan una muestra pequeña del universo de violencia y muerte que vive México. ¿Hasta cuándo? Repetimos, la guerra por sí sola no solucionará los problemas que enfrenta México. Es vital revisar el tejido social y empezar de cero a recomponerlo a reestructurarlo.
DESTAPE PANISTA
Procedió a destaparse el senador panista Santiago Creel, en franca obediencia a su jefe Vicente Fox. Aprovechó la fiesta de su cumpleaños para anunciar su decisión de participar en la sucesión presidencial.
Como informamos, el ex presidente urgió a los panistas a manifestar sus aspiraciones políticas en función a la justa electoral del 2012, pues otros precandidatos de otros partidos ya llevan la delantera.
Ni tardo ni perezoso, el legislador Santiago Creel dijo que sí quiere competir y que sólo esperaba las bases de la convocatoria para lanzarse en busca de la precandidatura oficial. El autodestape no fue recibido con agrado por parte del flamante presidente del Partido Acción Nacional (PAN) Gustavo Madero, quien se estrena con la indisciplina de Santiago, que entre otras cosas busca vengarse de la humillación que sufrió cuando fue destituido como jefe de la bancada panista en el Senado. La caballada panista se encuentra al borde de la inanición. A estas alturas del partido no aparece al candidato azul idóneo para hacerle frente al PRI o al PRD.
Por ahora, el senador Santiago Creel es el panista mejor posicionado, de acuerdo con las encuestas. Le sigue la diputada Josefina Vázquez Mota. Con esto es suficiente para saber que los panistas no tienen en quien apoyarse para participar en la sucesión presidencial.
Además, la sociedad sabe muy bien que los blanquiazules tienen diez años en el poder y en ese tiempo demostraron que no saben gobernar. Los conflictos sociales se multiplicaron a raíz de la llegada de Fox y de Calderón. Se tiene la impresión de que México es un país que va a la deriva.
Sin embargo, el PAN es el partido en el poder que posee los recursos suficientes para poner piedra en el camino a los adversarios políticos. Y sin lugar a dudas, Felipe Calderón Hinojosa tendrá que echar toda la carne al asador, porque no le gustaría dejar el poder en manos de su pesadilla: el Partido Revolucionario Institucional.