Fiasco: Payaso del crepúsculo, abismo de luz
Opinión lunes 21, May 2018De la carpa a las letras
Arturo Arellano
¿Clown o payaso?… ¿No es lo mismo?, ¿Se nace payaso o se hace uno payaso?, ¿El clown es preso de las risas o encuentra su libertad en ellas?, ¿El clown pelea con la melancolía y la nostalgia o será que sólo es pasajero de las mismas? No lo sé… todo esto es un fiasco, un fiasco enorme, pero necesito las respuestas, ¿a quién debo acudir?. ¡Ya sé! Acudiré al fracaso, fiel y eterno compañero del payaso, él podrá regalarme experiencia y en eso las respuestas que busco. ¿Fracaso está ocupado?… bueno tal vez su primo hermano fiasco pueda ayudar, pero no cualquier fiasco, buscaré un fiasco de más de 30 años, un fiasco de gran experiencia, uno que a veces tiene nombre de humano, Óscar Flores Acevedo le llaman, El Fiasco en persona… Fiasco el clown”, quién mejor que este payaso mexicano para darnos esta clase de respuestas.
Fiasco nació en la escuela de Jacques Lecoq en Francia, en la piel del extraordinario histrión mexicano Óscar Flores Acevedo, quien a lo largo de más de treinta años le ha dado vida no sólo a un personaje, sino a una voz que late en los corazones que presencian alguno de sus espectáculos. “El clown se trata de reírte de ti mismo, la nariz te hace convertirte en un personaje ingenuo, eso te acerca al espectador, que finalmente lo que quieres como payaso es ser amado por el público, es como un niño que quiere ser amado por sus padres. Si lo haces bien, el público te ama y te recibe, ríen contigo y lloran por ti, reciben el gran mensaje que quieras enviar”.
Óscar recuerda su primer encuentro con Fiasco: “Lo fui descubriendo sin querer, yo era un mimo que me divertía mucho y ese fue el pie para encontrarme con mi clown. Me dieron una beca para irme a estudiar a Francia y en la escuela Jacques Lecoq, por la que han pasado grandes clowns, algunos fundadores de Cirque du Soleil, fue donde definitivamente nació Fiasco. Conocí el clown que se ríe de sí mismo y bufón que se burla de los demás, de la sociedad, he tenido experiencia con ambos, pero Fiasco es quien me ha dado más. Recuerdo que mis compañeros de escuela me bautizaron así, ya que yo era alguien que le ponía muchas ganas a todo y sin embargo todo me salía mal, era un verdadero fiasco, pero con mucho corazón, así lo asumí, como un personaje que quiere que todos estemos bien, pero de pronto es muy torpe”.
El mensaje de Fiasco dice: “es siempre de paz y armonía, de comunión con la naturaleza, el cosmos con otros seres humanos, de tener el corazón abierto, de sonreír, de mirar a todos a los ojos, ver el color, ver las luces, el atardecer y disfrutar de todo ello”.
Lo mismo asegura: “El payaso nace y se hace, porque primero tienes que reconocer tu clown, tus debilidades y vulnerabilidades, a tu niño interno y dejarlo salir. Siempre te das cuenta cuando alguien tiene su niño a flor de piel, a mí me pasa con mis hijos, que ya son grandes, dicen ‘Mi papá es un niño’ y me quieren como a uno. No obstante, asumiendo eso, sí se tiene que pulir una técnica, trabajar en tu corporalidad y expresión, finalmente es jugar y dejar salir tu ser más honesto”. Finalmente, puntualiza que la tarea del clown no es únicamente de risa. “Es una herramienta; sin embargo, el payaso debe ser tan capaz de hacerte reír, como de hacerte llorar. Es como en la película ‘The Kid’, de Charles Chaplin, cuando llegan a quitarle al niño, es una escena bastante dolorosa, el niño llora y Chaplin llora, pero a la par le están sucediendo una serie de cosas que te hacen reír, caídas, tropiezos, gestos que te hacen experimentar esa sensación de reírte llorando, algo que sólo el payaso es capaz de lograr”. Así es Fiasco, alegre, timido, soñador, imaginativo, pero también reflexivo, filósofo y amante del bienestar del mundo, cual crepúsculo, cual abismo de luz, entre el claro y el oscuro, pero siempre con un aliento esperanzador. Actualmente, Fiasco presenta su espectáculo “Crepúsculo, abismo de luz”, de lunes a miércoles en el Teatro Milán.