Yo tenía un Ricardo, hasta que un Ricardo lo mató
Espectáculos lunes 21, May 2018- La puesta en escena se presenta en la explanada del museo Tamayo todos los días hasta el 3 de junio
Asael Grande
Yo tenía un Ricardo, hasta que un Ricardo lo mató son variaciones escénicas sobre Chihuahua, Ricardo III de William Shakespeare y Teatro Bárbaro, que dialogan con la geografía de Chihuahua, con acontecimientos de violencia que cimbraron al estado y al país, con experiencias propias de los integrantes del proyecto y con la afinada convergencia de textos de la tragedia de Ricardo III.
En época de ruina moral la lucha por el poder suele volverse carnicera, salvaje y sangrienta. México se yergue desdibujado, fracturado, deforme y profundamente dolido. Con una imagen que no puede ser otra que la de un Ricardo III, rey de Inglaterra. Yo tenía un Ricardo, hasta que un Ricardo lo mató,dialoga con la geografía de Chihuahua, con acontecimientos de violencia que cimbraron al estado y al país.
La pieza son cuadros que van abordando el fenómeno de la violencia desde distintos ángulos y miradas personales para realizar un ejercicio de memoria. Una manera de hacer teatro sin intermediarios, relacionado con la realidad, sin personajes, sin vestuarios, sin grandes aparatos de ilusión, un teatro que dialoga directamente con la realidad y el espectador, un teatro documental o experiencial, esto nos permite traer la realidad a la escena y comunicarla directamente al público.
Comienza el espectáculo con una explicación de los orígenes de la compañía, de las características de la sociedad chihuahuense, los condicionantes que impone la violencia que emana de los cárteles de la droga, determinando la situación económico-social y cómo la cultura y el teatro en particular, son una herramienta de liberación y de combate contra esta violencia. El espectador piensa que es un prólogo explicativo y, en realidad, nos introduce de lleno en la obra.
Siete actores, siete historias, siete espacios vitales y un sólo universo: La violencia que la dramaturgia del espectáculo focaliza en la obra Ricardo III, de Shakespeare, sobre todo en el desarrollo del personaje. A lo largo del espectáculo convierten a este personaje en todos los ricardos del mundo, de su mundo, del mundo de la droga, pero siempre desde las víctimas, poniendo un espejo al público en el que el espectador también puede ser un “Ricardo”.
En este montaje, el objetivo de la compañía Teatro Bárbaro no sólo fue la producción de un bien cultural, sino también proyectarse a través de una propuesta escénica, como un medio posibilitador de pensamientos y reflexiones, para crear nuevos imaginarios, paradigmas sociales y espacios de libertad para que los espectadores puedan dar rienda suelta a sus recuerdos, frustraciones y emociones; reinventar el pasado y el presente, y construir su futuro.
El proyecto cuenta con la actuación de Rosa Peña, Rogelio Quintana, Tania del Castillo, Miguel Serna, Yaundé Santana, Fátima Íseck, Jessica Verdugo e Iván Mena. El diseño de escenografía y utilería es de Héctor Magnum García, y la iluminación, de Luis Navarrete.