Esconden el maíz
¬ Augusto Corro martes 14, Dic 2010Punto x Punto
Augusto Corro
Se termina el año 2010 con agresiones directas a los bolsillos de la población de menores recursos económicos. Los molineros y tortilleros anuncian que el precio del kilo de la tortilla subirá de ocho a 12 pesos. Argumentan que los monopolios y los incrementos en los combustibles son los responsables de las alzas en ese producto básico.
Específicamente, el líder de los molineros y tortilleros, Lorenzo Mejía Morales, dijo que el mercado nacional es víctima de grandes especuladores, empresas como Cargill y Gruma, que aprovechan el entorno internacional y la falta de protección a la alimentación y a la economía para esconder el maíz.
A su juicio, “dicha práctica provoca un proceso inflacionario ficticio similar al que hace dos años generó el incremento de la tortilla de 5.50 a 8.50 y nueve pesos en promedio el kilogramo.
Dijo que estos “coyotes” tienen a los molineros y productores de tortilla del país con una bota en el cuello y están orillando a la quiebra a miles de pequeños industriales y con ello a la pérdida de miles de empleos y patrimonios”.
También, el empresario Mejía Morales comentó que los constantes incrementos a los precios de los combustibles como son el gas, la gasolina y electricidad, que con otros costos como el pago de renta, empleados, seguro social, prestaciones, mantenimiento de maquinaria y equipo han hecho que las escasas utilidades que tenían quedaran pulverizadas.
El planteamiento de los molineros y productores de tortillas se apoyan en la realidad y es difícil rebatirlo. No son los únicos que sufren los embates de una economía que es manejada sin sentido, al azar, “al ai se va”. Los precios constantes en los combustibles tarde o temprano tenían que afectar los costos de la producción, así se tratara de una muy poderosa o modesta empresa. Está más que probado que a los gobiernos panistas no se les da la materia económica.
¿Cómo saldrán de la encrucijada económica a la que llegaron con el incremento en el precio de la tortilla? Se ignora, porque las autoridades panistas no cuentan con los elementos para enfrentar los puntos de vista de los productores de tortilla.
Quizá, una de las maneras de contrarrestar el incremento de los precios en ese alimento básico, podría encontrarse en mejores salarios y en subsidios al maíz. Nunca sucederá. La ceguera política de los panistas no les permite atender las necesidades básicas de la población que no alcanza a reponerse de la última pulmonía económica que llegó para quedarse.
Entonces, queda pendiente el tema de los grandes especuladores, de aquellos que esconden el maíz para sacarlo al mercado cuando así convenga a sus intereses mercantiles. ¿Y las leyes contra los especuladores? Bien, gracias.
En otros gobiernos, en otras épocas, la frase aquella de pan y circo para mantener tranquilo al pueblo era aplicada al pie de la letra y se lograba la paz y la tranquilidad sociales. Hoy no tenemos pan, pero sí un circo romano casi en todo México.
MÁS DE COMERCIANTES
Definitivamente, este no fue el sexenio del empleo formal. Las fuentes de trabajo escasearon y creció el ejército de desempleados.
Sin embargo, la economía criminal se convirtió en la principal generadora de “empleo” e ingreso en México. Así lo manifestó Jorge Dávila Flores, presidente de la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo.
Según el propio dirigente, el valor de la piratería en México es de 75 mil millones de dólares por año, que es tres veces lo que ingresamos por petróleo, cuatro veces las remesas y casi siete veces las entradas por turismo.
La piratería, pues, se practica ampliamente en todo el territorio nacional y erradicarla también forma parte ya de la lista de casos sin solución. Esa forma de ganarse la vida es la única opción que tienen millones de mexicanos, ante la falta de empleos.
El contrabando, en todas sus modalidades, la falsificación de marcas, la venta de millones de copias de películas y de música y son los pilares en los que se apoya la piratería que expandió y llegó hasta el rincón más apartado de la geografía mexicana.
En la mayoría de los casos, esa forma del comercio ilegal es controlada por la delincuencia organizada que, como autoridad oficial, se encarga de fijar precios a los productos y a cobrar cuotas por el uso de piso.
Se trata de un problema social que dejaron crecer los gobiernos priistas y panistas. Ahora son millones de mexicanos dedicados a la piratería ante la impotencia del gobierno de crear las fuentes de trabajo requeridas por una población que crece cada vez más.
NADA QUE NO SE SEPA
En el tema de la guerra contra el narcotráfico, las filtraciones de WikiLeaks (mensajes diplomáticos secretos), reafirman lo que se sabe del caos que priva en la frontera sur. Concretamente se habla del abandono en que se encuentra esa zona de México-Guatemala.
Desde tiempos inmemoriales, el paso fronterizo de Guatemala a México nunca contó con la vigilancia necesaria para frenar el contrabando, el trasiego de droga o el acceso de indocumentados con destino a Estados Unidos.
La falta de atención a esa frontera dio como resultado que el crimen organizado se desempeñe como la única autoridad dueña de vidas y haciendas. La invasión de los “zetas” tiene a ese territorio como una zona libre para el comercio de los estupefacientes.
Según WikiLeaks, las avionetas llegan y salen de esos lugares fronterizos a todas horas y transportan lo que desean los capos.
Para nadie es un secreto que en esos lugares priva la ley de la selva, donde los indocumentados son secuestrados, torturados y asesinados.
Se sabe del sinnúmero de delitos del crimen organizado y de sus víctimas indefensas. De las acciones para contrarrestar a la delincuencia se ignora todo. Una fuerza pública reducida al mínimo es la responsable de cuidar el “orden”.
Lo que señala WikiLeaks es interesante porque podría llamar la atención internacional para que de alguna manera se presione a México y Guatemala a actuar contra el crimen organizado en esa zona fronteriza abandonada, dejada al poder de los cárteles de la droga y al paso, sin control, de millones de indocumentados.