Una extraña cultura
Alberto Vieyra G. viernes 11, May 2018De pe a pa
Alberto Vieyra G.
¿Es, el pueblo de México, una cultura de “jodidos, pero contentos”?
En diciembre del año pasado, la encuestadora Internacional Gallup, que hace trabajos por encargo o de motu proprio, concluyó que, en un universo de más de 50 naciones, México es el cuarto país más feliz del mundo, a pesar de todos los pesares, tan sólo por debajo de Filipinas, Colombia y las Islas Fiji.
¿Felices los mexicanos, agobiados por una espantosa criminalidad que, en el 2017 arrojó más de 25 mil asesinatos en México?
¿Felices en una nación sin gobierno y en la que, los hambreadores hacen de las suyas a mañana, tarde y noche?
¿Felices, cuando la nación azteca es una de las más corruptas y, prácticamente, no hay ningún actor político o de la partidocracia que se salve?
¿Felices, con una catástrofe educativa y de ortografía mundial? ¿Felices, cuando el 75 por ciento de la riqueza nacional está en manos de unas 150 familias de potentados, entre ellos, Carlos Slim, Germán Larrea, Salinas Pliego, Alberto Bailleres, los Azcárraga Jean y tal y tal? Pues sí, finalmente jodidos pero contentos.
¿A qué se debe esta infame y extraña cultura? ¿A quién o a quiénes les causa felicidad vivir en la miseria? ¿De dónde nos viene?
No hay pobres que quieran serlo. Sobre este asunto toral, mi colega Angel Trejo, en un artículo titulado “El mexicano vive más de su cultura que de su economía”, sostiene que “… a nadie le satisface vivir en la pobreza, ni se congratula de ello.
No hay pobre que desee serlo, ni que quiera presumirlo. Lo que ocurre es que ninguna de estas personas, independientemente de sus muchos afanes por salir de esa situación, no adopta los caminos ilegales que otros toman para salir de ella, como es el caso del robo, el asesinato, la extorsión y la explotación laboral extrema y ajena, porque en el fondo se ciñen a las normas éticas que les impone su cultura, de la cual se nutren y de la que, lamentablemente, todos se aprovechan; y por todos hablo de gobiernos, empresarios, especuladores y ministros religiosos, entre otros”. Pero, ¿Desde cuándo, esa infame cultura sentó sus reales entre nuestros compatriotas?
El analista político y sociólogo en cuestión, agrega: “… que la mayor parte de nuestra población está acostumbrada desde tiempos de la Colonia Española a vivir en situación de inseguridad laboral, económica, doméstica y pública, y la pobreza y la marginalidad le han hecho callo no sólo en los pies y las manos, sino también en su sentido de percepción vital y sentimental.
Por ello se conforma con poco y de esto se han aprovechado primero los españoles colonialistas, luego los criollos y ahora los mestizos y los caciques. Esta costumbre de conformarse con poco, que en realidad forma parte de una cultura de sobrevivencia que tiene que ver más con la sobriedad que con el conformismo o la falta de ambiciones, siempre ha sido mal interpretada por los opresores, especialmente cuando el pueblo se cansa de los abusos y de entre esa población aparentemente avasallada han surgido los más grandes personajes de nuestra historia: Hidalgo, Morelos, Juárez, Zapata, Villa y Cárdenas”.
Sin duda que, en esa extraña cultura de “la felicidad del mexicano”, se enmarcan las chanzas, burlas jocosas, las fiestas patronales en honor a todas las vírgenes y los santos, los negros chistoretes contra una podrida clase política, contra los empresarios chupa sangre, el capitalismo esclavista y, en fin, que el mexicano es tan genial, que hace cera y pabilo de todas las adversidades, se burla de todos, de sí mismo y hasta de la muerte. ¿Usted está de acuerdo con tan infame cultura?