Divisionismo crónico
Alberto Vieyra G. miércoles 9, May 2018De pe a pa
Alberto Vieyra G.
Debido a una sorda lucha divisionista entre liberales y conservadores, México perdió en 1848, 2 millones 500 cuarenta y 7 mil 242 km², 61% de nuestro territorio original cuyo mapa tenía la forma de un cuerno de la abundancia.
Desde la consumación de la Independencia de México, comenzarían a proliferar los partidos políticos, que históricamente y hasta nuestros días son fuente de divisionismo crónico entre los mexicanos.
Los primeros antecedentes de partidos políticos, serían los yorkinos y los escoceses, en los cuales militaban en su gran mayoría masones con fuerte influencia norteamericana. Pareciera que México es una nación de buenos y malos. No pretendo hacer un tratado sobre la gran cantidad de partidos políticos que han proliferado desde entonces en la nación azteca. Hablo de esos antecedentes solo para ejemplificar el divisionismo crónico que provocan entre los mexicanos.
Por ello no se pierda la serie Venenos políticos. En prensa escrita, radio y televisión.
¿Por qué hago historia?
Mire usted, nada ha cambiado y, por el contrario, el divisionismo crónico se acentúa en nuestros días. Sólo unos cuantos partidos contados con los dedos de las manos entre ellos el PRI en sus primeras décadas, han sido cohesionadores de la sociedad mexicana.
El resto de la ponzoñosa partidocracia y también ahora el PRI están inmersos en otra sorda lucha divisionista para conseguir el poder al precio que sea, no importa que tengan que echar a pelear a familias completas, pueblos, colonias y a todo el país.
El más vivo ejemplo de ese divisionismo crónico lo protagoniza ya saben quién…, pues apenas hace una semana tachó a los empresarios de México, de vulgares raterillos, “que han robado mucho…y son una minoría rapaz que tiene secuestrado al gobierno”. Ardió Troya.
No era para menos. Los señores del dinero, sobre todo los que conforman las cincuenta familias más acaudaladas de México, destilaron odio y pidieron a sus trabajadores votar con la cabeza, para no regar el tepache en las elecciones presidenciales del 1 de julio.
“De intolerante y autoritario”, no bajaron los cúpulos empresariales al candidato presidencial morenista Andrés Manuel Lopez Obrador, quien más temprano que tarde le sacó al parche y salió con su bandera blanca y diciendo “Amor y paz”, con los empresarios. ¡Qué hombrecito!
¿Qué nos dice semejante incongruencia que raya en la inestabilidad emocional de quien pretende dirigir los destinos de México?
Pues que AMLO le dio al clavo del divisionismo crónico. Hizo que los trabajadores y el pueblo de México odien a los hombres del dinero, muchos de los cuales han conseguido sus fortunas de forma poco clara y honesta.
¿Ejemplo? Ahí está Telmex.
Pero también ese candidato con su cantaleta de la mafia del poder, por cierto, ya agotada, ha dividido a los mexicanos y profundizado en el odio que los mexicanos sienten hacia la clase política que goza de un total desprestigio porque de manera permanente ultraja la dignidad nacional.
Me pregunto, ¿Permitiremos que ese Mesías divida más a los mexicanos para que un día no lejano, perdamos ante una potencia extranjera el territorio que no se adjudicó Estados Unidos en 1848?