El priísmo se anima con Meade; no se dan por muertos
Jorge Luis Galicia Palacios lunes 7, May 2018Como veo, doy
Jorge Luis Galicia Palacios
- El renacer priísta, con el tiempo encima
- Hacer campaña en tierra, pide el candidato a la militancia
A contracorriente, pero no muertos, así, con esa idea en mente, es como el priísmo se apresta a abordar las próximas ocho semanas que le quedan a la contienda electoral rumbo al primer domingo de julio próximo.
Aceptan que las encuestas no les favorecen y sin embargo dicen que el tiempo que les resta de campaña harán hasta lo imposible por remontar a sus dos adversarios más visibles, a los candidatos de las alianzas partidistas del PAN-PRD-MC y de Morena-PT-PES, con el firme propósito de ganar la contienda presidencial.
Ayer se movilizaron con ánimos renovados después de que en su dirigencia se diera un cambio, cerraron filas con José Antonio Meade como su candidato a la presidencia, quien los convocó a “jugársela a muerte” para ganar.
En la sede nacional del PRI, en reunión con militantes y simpatizantes, el abanderado de la alianza PRI-PVEM-Nueva Alianza, “Todos por México”, Meade Kuribreña recordó lo que al parecer no se ha hecho y les dijo que será tocando puerta por puerta, casa en casa, de colonia por colonia, como ganarán los comicios federales, y en ese contexto ya nadie se acordó del anterior dirigente, sobre quien pesan culpas de la inmovilidad partidista y de división de cuadros.
El trabajo no parece nada fácil, pero muy pocos dudan de la capacidad de movilización que tiene el partido tricolor. Es el partido que tiene en sus filas, según consta en el registro que al respecto tiene la autoridad electoral de los cuadros militantes, el más numeroso padrón y la mayor estructura partidista a nivel nacional. Los priistas están animados, aseguran que están “avanzando juntos”.
Es cierto, entre los contrincantes de Meade hay quienes quisieran ver muerto al PRI, por eso dedican gran parte de sus campañas en contra de la referida nomenclatura y hasta le adelantan “perder con dignidad”. Y en medio de toda esa guerra discursiva de sus oponentes, también saben que si el PRI llega unido a la contienda puede haber sorpresas contra los pronósticos de los estudios de opinión pública.
Por lo pronto hoy los medios nuevamente están hablando de un PRI que con Enrique Ochoa Reza nunca pudo despegar, por eso con la llegada del guerrerense, René Juárez Cisneros, al timón tricolor el priismo se anima y es probable que, antes del segundo debate, veamos si en verdad hay posibilidades de que el PRI pueda llegar al triunfo y si ese ánimo permea a toda la militancia como para hablar del renacer tricolor.
PASO SIN VER.- Para nadie es desconocido que el candidato presidencial, José Antonio Meade, llegó con desventaja a la presente competencia electoral. Uno de los competidores más fuertes en la contienda lleva quince años en campaña y lo que ofrece son ideas de hace igual número de años. El otro se agandalló la candidatura desde la dirigencia de su partido y lo único bueno que tiene es su juventud, porque experiencia de gobierno no tiene nada.
José Antonio tiene poco tiempo de estar en el ambiente político electoral y en ese poco tiempo ha dado muestras suficientes de que, entre los candidatos presidenciales, es quien mejor perfil tiene para ser mandatario de la nación y el que mejores propuestas tiene para afrontar los retos del país y la problemática nacional.
Si algo ha detenido el crecimiento político de Meade, a pesar de ser un hombre con experiencia vasta en el servicio público y conducta personal intachable, sin duda es por representar a un gobierno desgastado por actos de corrupción cometidos por algunos de sus gobernadores y desde otros cargos públicos.
Meade no es corrupto, como tampoco la mayoría abrumadora de los cuadros dirigentes y militantes del PRI, pero lamentablemente la rapacidad con que se comportaron algunos de sus miembros tiene en una situación difícil al otrora poderoso partido identificado con los ideales que triunfaron en la revolución mexicana.
En fin, muy pronto veremos de qué están hechos quienes con orgullo llevan la camiseta del partido tricolor y si en verdad hay capacidad para alcanzar el triunfo con el mejor candidato de la contienda.
VA MI RESTO.- La sabiduría popular señala que lo que mal empieza mal termina, y ese dicho bien se le puede aplicar al ex dirigente del PRI, Enrique Ochoa. Cuando llegó a la dirigencia sorprendió a propios y extraños su nombramiento, su única carta credencial era ser amigo del presidente e incluso hasta se le cuestionó su militancia.
Si acaso algo hizo bien el tiempo que duró al frente del priísmo, es haber logrado la reforma de los estatutos de su partido y con ello lograr que un simpatizante no militante pudiera ser investido candidato presidencial, pero a todas luces descuidó la unidad del partido, ninguneó a la militancia, favoreció con candidaturas a sus allegados e hizo campaña desde el escritorio.
Por eso su salida, por eso la inconformidad de algunos cuadros, por eso le dieron las gracias de haber participado. Y aunque señales hubo muchas, una de las más visibles fue cuando una mayoría de diputados federales de la bancada tricolor pidieron su cabeza al inicio del último periodo ordinario de sesiones en la LXIII Legislatura, pero no lo entendió ni él ni sus cuates.
Ya se fue, ese era el pretexto. Hoy se habla del renacer priísta, pero para hablar de eso y otras linduras lo que resta es demostrarlo, y hasta ahí porque como veo, doy.