El partido del sol azteca, sin rumbo
¬ Augusto Corro lunes 7, May 2018Punto por punto
Augusto Corro
El Partido de la Revolución Democrática (PRD) fue fundado el 5 de mayo de 1989, con una ideología política de izquierda.
Anteayer, esa organización política, encabezada por sus líderes, convocó a sus militantes a la celebración por las casi tres décadas de vida.
En la reunión estuvieron, como es una tradición en la política a la mexicana, miles de acarreados de diferentes lugares del Valle de México, animados, con sus chalecos y sus banderas amarillas.
El acto, frente al Monumento a la Revolución, estuvo lleno de nostalgia, se supone, porque faltaron aquellos fundadores del partido que lo llevaron a un sitio importante en la vida política de nuestro país.
En el templete estuvieron los principales personajes blanquiazules y amarillos, encabezados por Ricardo Anaya, candidato presidencial de “Por México al Frente” y la aspirante al gobierno capitalino, Alejandra Barrales.
El PRD desde su fundación a la fecha sufrió cambios en su imagen, en sus principios, que ya no se conoce. Es otro partido político. Sin ideología. Ahora se encuentra marcado por el signo del poder y negocios.
Para nadie es un secreto que el perredismo pasa por momentos difíciles, complejos, a tal grado, que ya se apuesta a su desaparición. Esto empezará a confirmarse una vez transcurridas las elecciones del 1 de julio.
En el PRD hace tiempo que ya no cuenta con los dirigentes que le dieron fuerza política, como Cuauhtémoc Cárdenas o Andrés Manuel López Obrador, así como otros luchadores sociales, quienes abandonaron el partido inconformes por el divisionismo y el entreguismo de las tribus al gobierno federal.
Por ejemplo, su participación en el Pacto por México fue determinante para que los perredistas empezaran a dejar su partido. Los amarillos se olvidaron de las luchas sociales y se alejaron de la gente.
A “Los Chuchos”, Jesús Ortega y Jesús Zambrano, los verdaderos dueños del PRD, no les importó llevar a su institución política a la situación de desprestigio en que se encuentra.
La cúpula perredista tuvo que buscar caminos que llevaran al partido a la sobrevivencia y encontró la fórmula. Dejó principios e ideología y buscó alianzas por todos lados para estar presente en la contienda electoral del 2018.
Lo logró. Estableció una coalición con el Partido Acción Nacional (PAN), una organización política que mantiene principios e ideología conservadores, radicalmente opuestos a los que dice practicar la jerarquía y militancia perredista.
Se pudo mezclar el agua con el aceite. Ese revoltijo político en nada afectó los intereses de los dirigentes de Acción Nacional y del PRD. Ni siquiera provocó algo de rubor en los candidatos a cargos de elección popular apoyados por la coalición partidista.
De ahí que el orador principal en la reunión perredista fue Ricardo Anaya. Elogió al ex jefe del gobierno de la CDMX, Miguel Ángel Mancera, quien estuvo con el montón de políticos en el templete, al lado del panista, Santiago Creel.
El PRD participa en la justa electoral este 2018 con posibilidades de obtener una derrota mayúscula. Miguel Ángel Mancera, que sin ser perredista, llegó al poder con el apoyo de los amarillos, se encargó de alejar a los capitalinos del partido amarillo.
Las fallas en la administración de Mancera fueron múltiples, entre las que se encuentran la violencia que siempre negó el funcionario; y el caos en el transporte público, principalmente en el Metro, la falta de agua en la zona oriente de la CDMX, los errores en la reconstrucción en las zonas devastadas por el terremoto del 19-S, etc.
El pronóstico electoral no favorece a los perredistas en la CDMX, pues el PRD empezó a desmoronarse en las últimas elecciones. Perdió 8 delegaciones de las catorce donde mantenían su dominio los perredistas.
El partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) encabeza las preferencias a sus candidatos a cargos de elección popular en la capital, tanto en los aspirantes a diputados como a alcaldes (la nueva figura política).
Seremos testigos del desarrollo de los comicios de la presente temporada en la que el PRD se juega la última carta de sobrevivencia. Tendrá que recurrir a todos los artilugios posibles o imposibles, si desea sobrevivir. Sus líderes y exlíderes se encargaron de arruinar una organización política que nació bien, pero que sus ambiciones la tienen en el presente, en el camino a su desaparición.