La fe, el negocio y los abusos
¬ José Antonio López Sosa lunes 13, Dic 2010Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
Alrededor de 6 millones de personas visitaron la Basílica de Guadalupe entre la noche del día 11 y el domingo 12 de diciembre según las autoridades de la localidad. Resulta una vez más impresionante la fe —y en su caso el fanatismo— que mueve a millones en nuestra ciudad y en nuestro país.
No pretendo cuestionar la fe ni el dogma que mueve a las personas para hacerlo, cualquier acto de fe que no raye en fanatismo es respetable. Lo que me parece indignante es la forma en que esa fe se transforma en negocio, ¿cuánto dinero dejaron a las arcas de la Basílica las limosnas de todos esos peregrinos asistentes?, ¿cuánto dinero le dejó a Televisa la venta de comerciales en el marco de dicha transmisión?, un acto religioso se transforma vorazmente en un negocio redondo donde el eje es la fe de los mexicanos.
Por otro lado, decenas de comerciantes en la zona abusan duplicando el costo de sus servicios (llámense hoteles, baños, restaurantes, estacionamientos, puestos ambulantes, etcétera), ¿por qué el abuso debe ser un acto seguido de una festividad religiosa como esta?
Del otro lado están también muchas religiones distintas — evidentemente opuestas al catolicismo–, que critican severamente la celebración guadalupana, mientras en su seno se dan igual o peores actos de fanatismo y derroche económico.
Ahora bien, ¿hasta dónde es fe y desde dónde es fanatismo?, lo ignoro, me parece difícil definir ello ante una celebración que congrega a 6 millones de personas y representa un jugoso negocio para la televisión y la misma institución religiosa promotora de dicha fe, ¡severo tema! La realidad es que en México con la fe se juega, con la fe se hace negocio y se induce por doquier para que la fe se transforme en fanatismo, lo difícil lo encuentro en hallar esa delgada línea que divide lo uno de lo otro.
Por otro lado, una vez más miles de vecinos pagaron el alto precio de vivir en las inmediaciones de la Basílica de Guadalupe: calles cerradas, comerciantes ambulantes, gente durmiendo en las aceras, mucha basura, en fin, variables que recurrentemente afectan a unos con base en la fe de otros.
Y MIENTRAS LA GENTE FESTEJA….
En este maravilloso sexenio del empleo, donde la crisis es cosa del pasado y estamos mejor que nunca (según datos de Felipe Calderón en el informe de cuates que diera en Centro Banamex hace unos días), la tortilla subió cuatro pesos, quizá para muchos pudiera no representar algo importante, pero para millones de mexicanos que viven en la pobreza extrema ello puede ser la diferencia entre comer y no hacerlo. La Secretaría de Economía rechaza el aumento y allá vienen los pleitos, negociaciones y todo lo que ya conocemos. Los tortilleros clamando por un aumento en tiempos de crisis cuando todo sube de precio, del otro lado la población que no puede soportar un aumento de esta naturaleza y en frente, el gobierno federal diciendo en sus spots que todo va bien, que estamos en el período de “vivir mejor”.
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