¿Será Presidente el ganador del debate?
Ramón Zurita Sahagún martes 24, Abr 2018De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
¿Sirve de algo ganar el debate? No, según las cuentas pasadas en que los ganadores del debate no lograron triunfar en la elección presidencial y, algunos, hasta llegaron a perder el registro de sus partidos.
Es cierto Ricardo Anaya Cortes, el candidato de Por México al Frente fue el de mejor desempeño, se vio con buena oratoria, echado para delante, atacando sin piedad a sus adversarios, sin importar siglas, ideologías, nombres, apodos o tipo de candidaturas.
Se sabía de su buena esgrima verbal y lo confirmó durante el primer debate en que, sin misericordia lanzó su ofensiva en contra de AMLO, siguió con José Antonio Meade, pero se guardó de responder (como todos ellos) algunas interrogantes que le fueron hechas.
Anaya Cortés tuvo como en 1994 Diego Fernández de Cevallos la llave de su desempeño verbal, pero al igual que su ahora asesor no logró dar un golpe definitivo en contra de sus adversarios, especialmente del que encabeza, hasta ahora, las preferencias ciudadanas.
En aquel ya lejano 94, Diego quedó en la elección a 23 puntos del entonces puntero y ganador Ernesto Zedillo Ponce de León.
Seis años más tarde, todos los que siguieron el debate presidencial quedaron maravillados con Gilberto Rincón Gallardo, candidato presidencial del Partido Democracia Social, quien superó en la percepción de participación a los otros candidatos, incluidos los que eran marcados como favoritos, Francisco Labastida Ochoa y Vicente Fox Quesada, empatados en las encuestas.
Rincón Gallardo y su partido quedaron eliminados, al no conseguir mantener siquiera el registro. Su magro 1.58 mostró que su buena intervención en el debate le sirvió solamente para ser conocido un poco más de lo que era.
En 2006, Patricia Mercado Castro logró que el mismo partido con que compitió Rincón Gallardo la nominase, en otro intento por conseguir su registro definitivo y con la bandera del Partido Alternativa Socialdemócrata y Campesina, logró posicionarse por encima de otros de los competidores.
Mercado Castro logró apenas rebasar el límite de conservación del registro con un 2.71 muy alejado del 35.91 del ganador Felipe Calderón Hinojosa.
Seis años más tarde, el candidato de Nueva Alianza, Gabriel Quadri de la Torre, sorprendió con su manejo en el debate, aunque eso no le valió gran cosa.
El candidato de Nueva Alianza que fue más reconocido por su mirada lasciva sobre la llamada Edecán del debate, consiguió apenas el 2.29 de los sufragios contra el 38.20 del triunfador, Enrique Peña Nieto.
De acuerdo con estas cifras, Ricardo Anaya Cortés no debe lanzar las campanas al vuelo, ya que del plato a la boca se cae la sopa.
Al margen de esas cifras, la celebración del debate dejó satisfechos a muchos, primero por la interacción de los candidatos y segundo por la toma y daca entre algunos de ellos.
Sin embargo, de acuerdo a lo ahí planteado, las propuestas se alternaron con las omisiones, muchas de las preguntas se quedaron sin respuesta.
Mientras AMLO recibía cuestionamientos sobre sus propuestas y se enredaba en las respuestas de algunas o simplemente las desechaba, sus adversarios tampoco respondían a las que le eran planteadas.
José Antonio Meade lanzaba artillería en contra del candidato de Morena sobre la eventualidad de unas propiedades a su nombre y cuestionaba sobre la honestidad de AMLO, una y otra vez repetía sobre el mismo tema, pero cuando se le preguntó si el Presidente Enrique Peña Nieto ha gobernado con honestidad, entonces simplemente la dejó pasar, como también lo hizo con el siete de siete que le presentó Ricardo Anaya.
Las omisiones fueron más que las respuestas dadas a las preguntas de los ahí presentes.
Es cierto se presentaron algunas propuestas, todas ellas ya conocidas, aunque el escenario en que lo hicieron era diferente al de las plazas públicas o entrevistas en medios de comunicación en que lo han hecho.
Tendrán unos días para hacer el recuento de los beneficios y daños que les produjo el debate, rehacer estrategias, cambiar lo que consideren no funciona o sea obsoleto y ver hacia delante.
Ya el primer debate quedó atrás, los contendientes presidenciales deberán revisar con lupa aciertos y errores y prepararse para los dos siguientes que tendrán lugar en Tijuana y Mérida.
En pocos días se conocerá el efecto que tuvo el primer debate sobre las posibilidades reales de triunfo de cada uno de los cinco contendientes y cambian los números en cuanto a encuestas, sondeos, percepciones sobre quienes hoy se encuentran en la ruta hacia el primero de julio.
EL FUERO
La aprobación de los diputados para eliminar de fuero del que todavía gozan ciertos personajes de la administración pública no es noticia nueva, ni siquiera propuesta innovadora, ya que desde hace mucho se venía planteando.
Es cierto que los diputados ya hicieron su chamba y lograron, en forma unánime, la desaparición de esta figura que ha servido a muchos como halo de protección, pero falta todavía que los senadores hagan lo propio y la aprueben sin cambios antes del 30 abril, en que se termina el período ordinario de sesiones.
Después de ello, si no hay cambio alguno, tendrían que aprobarla 17 legislatura locales y después ser promulgada, por lo que se antoja difícil que al cambio de Presidente de la República (primero de diciembre) ya se encuentre en funciones.
Solamente como breviario, cuando hay voluntad se procede al desafuero como ocurrió con el entonces senador Jorge Díaz Serrano, a quien se le retiró la investidura del fuero y pisó la cárcel.