¿Fue debate?
Ramón Zurita Sahagún viernes 20, Abr 2018De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Lo sucedido entre los siete candidatos al gobierno de la Ciudad de México no puede ser considerado debate, sino simplemente un ensayo de monólogos, monosílabas y asiladas propuestas que nunca pudieron concretarse o explicarse bien.
Siete son demasiados participantes y algunos de ellos sobraron en el esquema, donde la discusión nunca se presentó y la exposición de proyectos fue lo menos importante.
Como sucede en la carrera presidencial, el segundo y tercer lugar de las encuestas terminaron enfrascados en su propia disputa, mientras que la puntera eludió el ataque frontal de su ex compañera de militancia.
Los otros cuatro participantes tuvieron su momento de lucidez, pero funcionaron solamente como música de acompañamiento.
Se centró la atención en lo que dirían los candidatos considerados con posibilidades de triunfo, una más que los otros y sus propuestas son muy similares en materia de movilidad, seguridad y justicia.
Acaso, Claudia Sheinbaum amplió más su oferta en el tema de justicia y Mikel Arriola en lo concerniente al transporte, aunque no pudo explicar cómo le haría para construir cien kilómetros de Metro en seis años.
Muchas de las propuestas que ahí se presentaron (si las hubo) son irrealizables, aunque como proyecto suenan fantásticas.
Solamente por mencionar lo referente al Metro en sus 50 años de existencia se han construido menos de 300 kilómetros de vías y el candidato del PRI ofrece que de ganar haría cien kms en seis años, lo que significaría una tremenda erogación que no se sabe de dónde saldría.
También el tema de la compra e instalación de un millón de cámaras de video, adicionales a las ya existentes, para protección del ciudadano o la policía encubierta propuesta por otra de las candidatas (Purificación Carpinteyro).
Eso sí, propuestas sobraron, no las que se esperaba y menos explicando el cómo aterrizarlas, lo que no privó a los debatientes de ataques directos contra los que consideran sus principales adversarios.
Mikel centró su objetivo en la perredista Alejandra Barrales, a la que le continúa cuestionando su fortuna personal y la adquisición de propiedades que no concuerdan con sus ingresos.
Alejandra intentó centrar su ataque en la posible falta de atención de Claudia sobre los resultados del sismo en la zona que gobernaba, temas que trae agendados, sin que le funcionen.
La realidad es que Sheinbaum le puso un alto sobre el uso faccioso de las tragedias como tema de campaña y el tapón de boca funcionó a la perfección.
Barrales no lució en su mejor momento, en alguna ocasión se le vio descontrolada, aunque recobró sus emociones, se notó algo alterada y parece ser que los señalamientos de Mikel contra ella le afectan bastante.
Mientras la candidata del Frente compuesto por PRD, PAN y MC, muestra el efecto de ir en segundo lugar en las encuetas, la de la alianza de Juntos Haremos Historia, se le ve tranquila, reposada, luciendo ser la puntera, aunque no confiada y tira por delante su propuesta de hacer un gobierno como el de su mentor, Andrés Manuel López Obrador.
Regresar a la Ciudad de la Esperanza, dar sus conferencias de prensa a las 7 de la mañana y otras acciones que emprendía López Obrador en su paso por el gobierno capitalino, serán meta de Claudia Sheinbaum.
La abanderada de Morena se notó sobrada, segura de sí misma y de lo hablaba, bien preparada y refractaria a los ataques, respondiendo solamente a la insistencia de Barrales sobre su probable responsabilidad en la tragedia del Rébsamen y del Tecnológico de Monterrey.
En lo que respecta a Alejandra Barrales ya no luce fresca y rozagante como antes, se le ve contrariada por cargar con la pesada cruz del mal gobierno de Miguel Ángel Mancera.
Mikel Arriola juega su papel de gatillero, golpeador y acosador, más de Barrales que de Sheinbaum, se advierte que quiere desalojar a la perredista de ese preciado segundo lugar que hoy mantiene todavía la candidata del Frente.
De los cuatro participantes poco es lo que se puede decir. Mariana Boy, la candidata del Verde llamó la atención no tanto por sus propuestas, que si llevó, sino por la frescura que proyecta y por tratarse de una cara nueva, puede resultar atractiva para los electores de la Ciudad de México.
Contrario al rostro adusto de Mikel, Mariana puede resultar la revelación de esta contienda por el gobierno de la Ciudad de México.
De Purificación Carpinteyro se esperaba más. Su experiencia como diputada federal, subsecretaria de Comunicaciones, directora de Correos, directora jurídico de IUSACEL y otros cargos la hacían una buena propuesta como candidata de Nueva Alianza y destacable en el debate.
No sucedió así, se trabó varias veces en sus exposiciones y si acaso destaca aquel llamado que hizo para que las candidatas de los partidos que han gobernado la Ciudad de México no pidan el voto, sino perdón por tantos errores y fallos garrafales y quedar a deber a los electores que les han confiado su voto.
Marco Rascón, candidato del Partido Humanista, lejano de aquel grotesco personaje que usaba la máscara de cochino, lució sereno y espiritual y le dejó clavadas un par de banderillas a Mikel, por representar a un partido que como el PRI tiene tanta carga negativa.
Lorena Osornio, la única candidata independiente se presentó como la menos conocida y la menos lucidora en sus intervenciones, en las que se confundió un par de veces.
Pero si el debate no fue lo espectacular que algunos esperaban, todavía faltan dos más, uno en mayo y otro en junio, que, seguramente, tendrán menos audiencia que el primero.