El gran debate
¬ Salvador Estrada jueves 19, Abr 2018Folclor urbano
Salvador Estrada
Después de decirse lo que tenían que decirse y proponer lo que tenían que proponer, los dos candidatos y las cinco candidatas al gobierno de la Ciudad de México, ya pueden limpiarse el sudor de “la gota gorda” y prepararse para seguir sus campañas y esperar el segundo debate-encuentro.
Ayer fue un día histórico para la Ciudad de México. Es la primera vez que siete contendientes en debate discuten sus programas y se ”sacan los trapitos al sol”, a fin de captar la atención del electorado y éste los favorezca con su voto el uno de julio, para gobernar la gran capital.
Claudia Sheinbaum, Alejandra Barrales y Mikel Arriola fueron las estrellas del show televisivo y los favoritos para llegar a gobernar la Ciudad de los Palacios. Y los otros candidatos tienen posibilidades, pero…siempre hay un pero, no han logrado acaparar la atención de los ciudadanos. Y el debate fue corto en el tiempo para que pudieran lucirse y “echarle crema a sus tacos” o ponerle “más piquín a sus jícamas”. Y así quedaron con ganas de seguir Marcos Rascón, el otrora Superbarrio, la independiente Lorena Osornio, y la guapa Purificación Carpinteyro y Mariana Boy, “La Chica Boy”.
La audiencia no quedó satisfecha con ese encuentro y espera deseosa “el gran debate”, donde “los grandes se la van a romper y a tirar golpes”, sin importar que una ex primera dama esté en el ring televisivo, aguantándoles sus embates y contestándoles con sutileza…”botellita de jerez todo lo que me digan será al revés”.
Margarita Zavala, candidata independiente, apoyada por su esposo, el ex presidente Felipe Calderón, y El Bronco”, otro independiente, metido con calzador a la boleta electoral, por el Tribunal Federal Electoral, se la verán contra Ricardo Anaya, apoyado por el PAN, PRD y Movimiento Ciudadano; José Antonio Meade, PRI, Verde Ecologista y Nueva Alianza, y Andrés Manuel López Obrador, Morena, Encuentro Social y Partido del Trabajo.
Los seguidores de los candidatos están calientes y los aficionados, todos los que tienen credencial de elector, están buscando el lugar adecuado para ver ese encuentro por televisión, el primero de tres, ya sea en su hogar, en el restaurante o en el bar de su preferencia, donde podrán disfrutar de una botanita, de su cheve o el trago de su preferencia. ¡Hasta dónde ha llegado la democracia!
Si fuera lucha libre sería una campal, en la cual “todos se darían hasta con la cubeta”, para que quede un solo ganador, pero no será así, porque “los aficionados” tendrán su vencedor y las porras al finalizar el evento se escucharán en el Palacio de Minería, acondicionado como arena política.
“La fanaticada” de Morena está emocionada y hace votos para que su gallo salga vencedor, aunque cree que le van a echar montón, por su negativa a seguir con la obra del aeropuerto.
Y como López Obrador dice sí y luego que no, eso dicen sus adversarios, les dirá, “amor y paz” cuando lo cuestionen que se siente iluminado y un Mesías que perdona.
En ese debate, los seguidores del Peje esperan “que no se apendeje” y que medite bien sus respuestas.